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Martes 12 de mayo de 2015

UNIVERSIDAD

Ante el conflicto salarial: ¡La universidad pública no puede andar sobre la precariedad salarial de sus trabajadores!

Por Barricada JRA


COMO ESTUDIANTES DE IZQUIERDA, NOS PRONUNCIAMOS

¡La universidad pública no puede andar sobre la precariedad salarial de sus trabajadores!

Los estudiantes debemos apoyar las demandas salariales de los trabajadores universitarios (empleados, obreros y profesores)

El bolívar y el salario valen cada vez menos

La situación laboral por la que atraviesan los trabajadores y trabajadoras de la universidad (tanto empleados y obreros, como profesores) es, a grandes rasgos, la misma que padecen millones de trabajadores a nivel nacional: la inflación (producto de la escasez, la especulación, las sucesivas devaluaciones y autorizaciones de aumentos de precios) golpea duramente el salario, haciendo retroceder con fuerza las condiciones de vida de la clase trabajadora. Tanto en empresas privadas como en el sector público hay luchas por recomposición salarial, por renovar los contratos colectivos vencidos –y en algunos casos, contra despidos masivos (como las automotrices).

Ese es el contexto en el que se inscribe la actual lucha de los profesores, empleados y obreros universitarios. En el caso de la UCV, el rezago salarial es tal, que para julio, 31 de las 38 escalas salariales que hay (que incluyen años de servicios, de experiencia, calificación), quedarán al nivel o por debajo del sueldo mínimo oficial, que es una medida totalmente precaria.

“Entendemos y estamos con la lucha, pero no nos pueden parar las clases”

El sentido común con el que más nos encontramos ahora entre muchos de nuestros compañeros y compañeras, es que se entiende la situación de precariedad salarial de los trabajadores de la universidad (incluyendo los docentes), y que se apoya su lucha, pero que deben buscar otras vías para lograr sus objetivos que no sea la de hacer paros, porque “perdemos los estudiantes”. Así, según esta lógica, nuestro derecho a clases (o a graduarnos) es el límite del derecho de los trabajadores a luchar por no ver caer más sus condiciones de vida (o mejorarlas).

Hasta ahora, las organizaciones sindicales de los empleados y obreros (SINATRA y SUTRA) han hecho asambleas y llamados a movilización, descartando por los momentos la huelga, esperando el inicio de las negociaciones. Sin embargo, sí ha planteado esa posibilidad el gremio profesoral (APUCV), a partir de la fecha en que venza el mes de plazo entre que ellos entregaron su propuesta de aumentos y el gobierno los convoque a negociaciones (15 de mayo). La discusión es pertinente entonces, no solo por la posibilidad cercana de paro profesoral, sino porque podría ser también una medida a mediano plazo de empleados y obreros.

¿Y si a los trabajadores no les queda otra opción sino el paro?

Desde el gobierno se fustigan los paros docentes (bien sea de maestros, liceos o universidades) porque, según, “afectan el derecho a la educación”, los grupos estudiantiles chavistas repiten ese discurso. Es una obviedad que cualquier huelga afecta servicios, ¡pues se deja de trabajar!, y por tanto puede también eventualmente “afectar derechos”. Sin embargo, los paros son precisamente medidas de lucha a que se ven en la necesidad de acudir los trabajadores, ¡para defender sus derechos!, derechos que en algunos casos, además, tienen que ver con mejorar esos servicios, y es por ejemplo el caso mismo de la educación: cualquiera sabe que, por múltiples razones, tener docentes con condiciones de trabajo y salarios dignos contribuye directamente en una mejor educación.

Si sostuviéramos la lógica gubernamental, ¡que siempre buscará argumentos para oponerse a las huelgas que lo enfrenten!, conseguiríamos por todos lados “derechos del pueblo” (al libre tránsito, a la educación, a la salud, a la alimentación, a la vivienda, etc.) usados como argucias contra las huelgas en que se juegan las necesidades de los trabajadores y sus familias… y resulta que la clase trabajadora constituye la mayoría del pueblo: en nuestro país, casi el 60% de la población ocupada es asalariada (poco más de 7,5 millones de trabajadores). Entonces llegaríamos al absurdo de que los “derechos del pueblo” estarían por encima del derecho a huelga de un sector que es la mayoría del pueblo: los trabajadores.

La verdad es que esto son falacias, porque los patronos que sostienen las condiciones y problemas por los cuales los trabajadores se ven en la necesidad de ir a las huelgas, son los verdaderos responsables. Y porque son los gobiernos y los capitalistas los responsables de los principales problemas que aquejan al pueblo trabajador, ¡no los eventuales paros de los trabajadores!

¡El derecho a la educación se conquista luchando!

Por eso sostenemos que ninguna idea de “derecho a la educación” puede justificar enfrentarse a la lucha por el derecho a salarios dignos, mejores condiciones de trabajo y de vida. Es la intransigencia patronal la que lleva a estas medidas, el no dar respuesta a situaciones acuciantes como las del salario. Si queremos clases, podemos quererlas en clave reaccionaria, sobre la derrota y desmoralización de un sector de la clase trabajadora (haciendo frente común en los hechos con el gobierno/patrón), o en clave progresiva, sobre la base de la victoria de la lucha.

De manera que sumar fuerzas a la lucha de los trabajadores de la universidad, es la mejor manera para defender el derecho a la educación, no solo el derecho a clases en general, sino a una educación pública gratuita y de calidad, pues las condiciones de trabajo y salariales de los docentes, empleados y obreros tienen consecuencias en la calidad de la educación universitaria.

* * * * *

Una discusión contra un argumento profesoral

Ubicados en el campo de la lucha por el aumento salarial, queremos sin embargo cuestionar una lógica de buena parte de los profesores (que de hecho, no es exclusividad suya, sino parte de un sentido común bastante extendido).

En las resoluciones de la APUCV figura que, si el aumento del salario mínimo decretado superaba el salario de un profesor universitario, era razón para ir al paro. Si el contenido es que el salario mínimo es una medida miserable, muy lejos de un salario digno, estamos totalmente de acuerdo. Pero al parecer, el contenido que le dan muchos profesores es más cercano a un razonamiento del tipo, “¿cómo es posible que un profesor universitario gane al nivel de un obrero que gana salario mínimo?”.

Sería una discusión bastante larga esta, pero baste decir por ahora que el punto de partida debe ser que ningún trabajador gane menos de lo necesario para una vida digna, independientemente de si se es obrero manual o trabajador intelectual, ese debe ser el piso, de ahí en adelante podrían discutirse diferenciaciones. Pero si el razonamiento es que está bien una medida miserable como el mínimo para los trabajadores no especializados, pero se lo considera indignante para los trabajadores intelectuales, estamos en presencia de un pobre razonamiento de elite, muy ajeno a la solidaridad de clase.

Esto lo discutimos desde el punto de vista de los intereses de la clase trabajadora, por lo tanto, nada que ver con el punto de vista cínico de aquellos que apoyan al gobierno contra los profesores universitarios, acudiendo a argumentos del tipo “es que es una exageración lo que exigen ganar”, ¡mientras son parte o apoyan a un gobierno donde la alta burocracia tiene salarios exorbitantes, además de pagarle el Estado muchos de sus gastos (transporte, teléfono, comida, etc.)!

* * * *

Argumentos/excusas: “no apoyamos porque son de la casta antidemocrática”, “no apoyamos porque son de derecha”

Hay corrientes del chavismo en la universidad que, para justificar su oposición a la legítima lucha docente, dicen que no la apoyan porque la dirige la APUCV, que es cómplice del régimen antidemocrático de la universidad. Es cierto que la dirección del gremio docente avala el régimen antidemocrático, y también es cierto que gran parte de los profesores de escalafón alto, se asimilan cómodamente en su posición de casta, y la defienden.

Sin embargo: a) no todos los docentes son partes de la casta que gobierna la universidad, en realidad es una minoría del conjunto de profesores, y las reivindicaciones son para todos los docentes; b) el que con un sector de docentes nos enfrentemos por su condición de casta privilegiada adentro de la universidad, ¿acaso niega su derecho como trabajador a un salario digno?; c) cuando el gobierno se opone a las exigencias de los profesores universitarios no lo hace porque sean más o menos democráticos, porque sean parte de un régimen antidemocrático al interior de las universidades, porque el régimen interno en las universidades que controla el propio gobierno es, de hecho, más autoritario que en las autónomas, y el gobierno se la lleva de lo mejor con las burocracias sindicales profesorales chavistas que convalidan todo eso.

Así mismo, está el argumento de que la lucha docente la dirige un sector ligado a la oposición de derecha. Pero independientemente de quien la dirija, el contenido y carácter de la lucha es legítimo y justo, se lucha por derechos de los trabajadores docentes. ¿Acaso habría que considerarla más legítima si la dirigiera una burocracia fiel al gobierno? Si el argumento es que estas direcciones quieren maniobrar con la lucha para ponerla al servicio de una estrategia política de la derecha, tampoco la ubicación es correcta: porque la manera de luchar por una dirección distinta de la lucha es… ¡estando por dentro de la lucha misma!, ¡no por fuera, ni boicoteándola!


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