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Periódico / ELECCIONES PRESIDENCIALES 2012

Viernes 10 de agosto de 2012

Elecciones Presidenciales 7 de Octubre



LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES: UN MECANISMO DE LA DEMOCRACIA BURGUESA

Para la mayoría del pueblo trabajador puede parecer casi “natural” que el actual sistema “democrático” burgués nos lo presenten como el mejor régimen de gobierno al que podemos aspirar. A diferencia de otros países, el nuestro no ha tenido, en el siglo pasado ni en este, grandes experiencias revolucionarias que hayan dado pie, así sea embrionariamente, a formas de gobierno realmente obreras y populares. Por eso, lo que hemos conocido ni son sino distintas maneras, dictatoriales o “democráticas” de ejercer su domino la clase capitalista. A la “democracia representativa” del ’58 al ’98, le siguió la llamada “democracia participativa y protagónica”, que no ha dejado de ser la misma forma de representación política donde el poder lo ejercen otros en nombre del pueblo, incluso reforzando los poderes discrecionales de un sola persona en la figura presidencial, combinando esto con espacios de participación limitada y subordinados al poder constituido, a los que llama “poder popular”, aunque de “poder” no tienen prácticamente nada.

Uno de los más importantes teóricos y dirigentes revolucionarios que ha tenido la clase obrera, Lenin, principal dirigente del partido y de la revolución que llevó a los trabajadores por primera vez a dirigir una sociedad, definía a la democracia burguesa como “la mejor envoltura para la dictadura del capital”. ¿Qué quería decir con esto? Que la “democracia” burguesa es una de las mejores formas que tiene la clase capitalista para hacer creer al pueblo trabajador que el Estado y el gobierno obedecen la voluntad del pueblo, que representan los intereses de toda la sociedad, mientras en la realidad los capitalistas y los ricos son los verdaderos amos y señores.

¿Cómo es posible que esto sea así? Si todos votamos y podemos elegir a quienes gobiernan, ¿cómo que la democracia es la envoltura de la dominación de la burguesía? Fijémonos que raro “poder del pueblo” esta democracia en la que después de décadas el pueblo trabajador sigue explotado y pobre, viviendo toda serie de injusticias y humillaciones, mientras los capitalistas, banqueros y terratenientes, que son apenas un puñado de la población, siguen ricos y en la cúspide del poder social. En dictadura, “democracia representativa” o “participativa”, esta realidad se mantiene. Es que la democracia capitalista funciona conciliando la convivencia entre la igualdad política formal, donde somos “iguales ante la ley” y “todos elegimos y podemos ser elegidos”, con la más brutal desigualdad económica, en la que una clase minoritaria explota el trabajo de la mayoría del pueblo y es dueña de las riquezas producidas socialmente. ¡La supuesta igualdad política está totalmente subordinada a la desigualdad económica y jamás cambia esta situación!, ¡ninguna elección puede arrebatar el poder económico a la burguesía! Las leyes, los tribunales, las policías y el ejército, los Presidentes y los parlamentos, en esta democracia burguesa, están todos al servicio de la defender este orden social fundamentado en la propiedad privada capitalista, que es la base de nuestra condición de explotación y subordinación social.

La democracia burguesa nos convoca para elegir presidentes y diputados, ¡pero jamás podemos decidir que se acabe la explotación!, ¡jamás podemos decidir que las fábricas, empresas y bancos, y la riqueza social, sean de todos y no de una minoría parasitaria!, ¡jamás podremos decidir que los tribunales y las fuerzas de represión dejen de defender a los empresarios y patrones, que dejen de ser instrumentos para castigarnos y reprimirnos cuando nos levantamos contra este orden! Por eso esta supuesta “democracia” funciona en lo esencial como una envoltura de la dominación burguesa.

Si pensamos en el sistema político al que podemos y debemos aspirar las mayorías productoras de las riquezas, quienes con nuestro trabajo hacemos mover diariamente el país y el mundo, la democracia burguesa es realmente miserable, que lo más generoso que nos ofrece es mantenernos eligiendo cada tantos años a los que van a administrar nuestra explotación y subordinación social.

El sistema político en el que realmente pueda ejercerse el poder del pueblo es aquel en el que la “igualdad” formal no esconda la desigualdad real, sino que la economía de la sociedad se fundamente en la propiedad común de los medios de producción y las riquezas sociales, sin clases explotadoras ni castas parasitarias, donde el poder político, militar y la justicia estén ejercidos directamente por los productores de las riquezas, las mayorías trabajadoras, mediante sus propias organizaciones. Y una república de trabajadores como la que señalamos nunca se ha obtenido ni se obtendrá por medio de una elección presidencial burguesa, sino mediante el levantamiento insurreccional de la clase obrera y el pueblo pobre.

Una vez teniendo claridad política sobre esto, por supuesto no implica que la clase obrera deba ser indiferente ante la existencia o no de espacios democráticos, o que los revolucionarios anticapitalistas permanezcamos inmóviles ante los procesos electorales cuando hay democracia burguesa. Los trabajadores aprovechamos y debemos defender con celo, con nuestros propios métodos de lucha, cualquier espacio y derecho democrático que nos permita organizarnos y fortalecer nuestras posiciones en la lucha de clases. Para los que luchamos por la revolución obrera y socialista, la participación en las elecciones burguesas es una opción táctica que sirve si permite desnudar frente a las masas las falsas promesas de las distintas opciones de la burguesía, y alentar la confianza en la acción de los trabajadores y la auto-organización obrera y popular, con la perspectiva estratégica de un gobierno de los trabajadores y la “expropiación de los expropiadores” (los capitalistas), única forma de terminar con la explotación y la opresión.

Es desde esta perspectiva que proponemos el respaldo a una candidatura obrera, independiente de las principales candidaturas de los partidos del orden dominante, que a pesar de sus marcadas diferencias, coinciden plenamente en mantener este orden social basado en la explotación patronal sobre los trabajadores y el enriquecimiento de una minoría a costa de la pobreza de millones.


CAPRILES RADONSKI Y LA MUD: UN PROGRAMA PARA UN “CAPITALISMO SIN RESTRICCIONES” Y MAYOR SUBORDINACIÓN AL IMPERIALISMO YANQUI

Capriles Radonski representa a la fracción burguesa que está en la oposición desde 1999, después de dirigir el Estado durante cuarenta años. Es una candidatura que intenta atraer para sí el descontento que hay entre los trabajadores y el pueblo con las situaciones de pobreza, sufrimientos, injusticias, políticas antiobreras, etc., que sostiene el gobierno de Chávez, que prometió una “revolución” hace más de una década pero ha mantenido todo lo esencial del capitalismo.

La supuesta “solución” que proponen es dar más libertad de acción a los capitales y más subordinación a los intereses del imperialismo yanqui. La MUD cuestiona el “estatismo” del gobierno actual y propone un Estado que intervenga menos y deje hacer ¡más aún! a los empresarios. Si el tibio nacionalismo de Chávez y sus inofensivas regulaciones al movimiento del capital no han logrado sino paliar parcialmente las situaciones de mayor pobreza y miseria, manteniendo lo fundamental de los problemas obreros y populares, menos habrá “solución” con un programa de mayores libertades para la explotación y acumulación capitalista. Lo de Capriles Radonski y la MUD es la vieja cantaleta neoliberal que busca maximizar las ganancias patronales a costa de optimizar la explotación, y dice que por ese camino luego vendrán las soluciones para los de abajo. ¡Pura basura ideológica bajo el rótulo de un supuesto “progreso” individual! Un “progreso” donde, como diría Alí Primera, el pueblo trabajador se queda flaco y ellos aumentan de peso.

Otro punto que intenta explotar la oposición burguesa es el de las libertades democráticas, denunciando el recorte de muchas de ellas y la gran concentración de poderes y su discrecionalidad en manos de Chávez. Todo eso es cierto, pero es un gran cinismo y descaro que lo denuncie esta oposición heredera de las represiones del puntofijismo y del golpe de Estado del 11 de abril de 2002. En primer lugar, si la clase obrera y el pueblo han de pelear contra las restricciones a sus derechos democráticos no ha de ser de la mano de un programa burgués y proimperialista como el de la MUD, sino al contrario, con un programa, estrategia y métodos clasistas, de independencia política como clase explotada, contra cualquier variante patronal. Y en segundo lugar, la oposición no encabeza hoy las políticas represivas sencillamente porque no está en la cabeza del Estado, pero su pasado lejano y reciente la delata, así como sus acciones en los ejecutivos regionales y locales donde tiene el poder.

Los trabajadores y trabajadoras, y el conjunto del pueblo pobre, no tenemos nada, absolutamente nada que buscar con el “camino” que propone la oposición. El descontento de franjas del pueblo trabajador con la realidad que vivimos tras más de una década de supuesta “revolución” no puede tener ninguna canalización progresiva a través del proyecto que representa Capriles Radonski, sino más bien virando hacia una alternativa política de clase, propia de los trabajadores.


¿POR QUÉ NO VOTAMOS POR CHÁVEZ?

Entendemos que son millones entre la clase trabajadora y el pueblo pobre quienes confían en Chávez, sobre todo ante el pasado puntofijista, ante la actitud arrastrada de la oposición hacia el imperialismo estadounidense y su claro tinte proempresarial, ante el hecho que Chávez, favorecido por largas coyunturas de altos precios petroleros y un decisivo apoyo de masas, ha orientado parte de los recursos públicos para amainar parcialmente situaciones de miseria y pobreza, para mejorar el acceso a servicios elementales como la salud y la educación, y se pronuncia de palabra contra el capitalismo y sus injusticias, manteniendo una expectativa de “revolución” y una mejor vida para los de abajo.

Pero no se trata de comparar con un pasado miserable como el del puntofijismo, ni de un alivio temporal a algunos aspectos de la miseria y la pobreza, sino de acabar con un sistema que no nos ofrece más perspectivas que las de la explotación y humillación patronal, injusticias, descomposición social, y represión cuando no nos calamos sus condiciones.

Como explicamos adelante, el proyecto de Chávez no es el punto de llegada ni de partida de una nueva sociedad o un mundo mejor para las mayorías explotadas, sino una variante de este mismo sistema, y es falso que sea la mejor opción política que tienen los trabajadores y el pueblo pobre.

Un proyecto que mantiene la explotación de los trabajadores y la dominación imperialista

El objetivo más “ambicioso” del proyecto de país que propone Chávez es un supuesto “desarrollo nacional”. ¿Cómo? “Sembrar el petróleo”: usar la renta petrolera para desarrollar la agricultura y la industria nacional, convertir la renta en capital. “De la Venezuela rentista a la Venezuela productiva”. Objetivos que quedan solo para el discurso, ninguno se cumple ni está camino a cumplirse, porque los capitales imperialistas siguen exprimiendo nuestros recursos y porque la preservación de las propiedades y ganancias de los capitalistas impiden cualquier aprovechamiento social progresivo de los recursos.

Chávez ha pedido siempre una burguesía “con conciencia del interés nacional”, que apoyada desde el Estado mediante la transferencia de renta petrolera se desarrolle como clase “productiva” y “emprendedora”. Ha dejado claro que su proyecto no contempla de ninguna manera la abolición de la propiedad burguesa y, al contrario, propone acuerdos y alianzas con el empresariado nacional (como ahora que los busca convencer de las posibilidades de negocios que se le abrirían en el Mercosur y les ofrece apoyo). Por eso el dinero destinado en estos años para atender las situaciones más graves de miseria y de pobreza, y para la salud y educación, no ha venido de afectar las ganancias capitalistas sino fundamentalmente de la alta renta petrolera pública.

Es que como Capriles Radonski y la MUD, Chávez tampoco se imagina ni se propone una sociedad sin empresarios ni banqueros, sin explotación patronal. Por eso después de más de una década de Chávez en el poder la burguesía venezolana sigue con sus propiedades, negocios y ganancias tan campantes como en el puntofijismo, y la banca privada es una de las de América Latina que obtiene mejores rendimientos. Hay sectores que creen hallar gran diferencia entre que “antes los ministros los ponía Fedecámaras, y ahora no”, cuestión totalmente secundaria, pues ahora los ponen la corporación militar o los círculos de poder cercanos a Chávez, y además cumplen la misma función de sostener esta sociedad de clases.

El “nacionalismo” de Chávez se limita a regatear mejores condiciones de subordinación ante los capitales imperialistas, no impide que sigan explotando los recursos naturales y los trabajadores del país, ni bloquea la transferencia sistemática de recursos hacia los centros imperialistas, sino apenas busca que de las riquezas que estos extraen, le quede al Estado una porción mayor que antes, para “desarrollar la economía nacional” de la mano de empresarios venezolanos “nacionalistas” e incluso de determinados capitales imperialistas “amigos”.

Por eso, al igual que los adeco-copeyanos, ha continuado enviando constantemente, y sin falta ninguna, millones y millones de dólares a las cuentas de los bancos imperialistas como pago de la deuda externa, paga jugosas “indemnizaciones” al capital trasnacional por la compra de empresas o acciones, destina recursos públicos para subsidiar a las corporaciones imperialistas que invierten en el gas, a las que exonera del pago de IVA e ISLR, a las petroleras imperialistas las hace socias permitiéndole ser dueñas del 40% en las empresas mixtas con contratos a más de 30 años, a muchas empresas imperialistas se les permite no pagar impuestos aquí sino en su país (tratados de no doble tributación), no solo se paga religiosamente la deuda externa sino que ha aumentado enormemente, comprometiendo como forma de pago incluso la futura producción petrolera, de hierro y de aluminio, y en nuestro país, como en cualquier otro país capitalista de América Latina, operan cientos de empresas imperialistas sacando ganancias constantemente. ¿De cuál “revolución antiimperialista” nos habla?

Por eso en una ocasión, ante luchas salariales de trabajadores estatales, Chávez dijo que no le quitaría dinero a las misiones para pagar salarios, pero sí le quita dinero a los salarios o las misiones para dárselo a la banca imperialista. Por eso mientras destina grandes recursos para el Grupo Techint por la re-compra de Sidor, afirma no tener recursos para el contrato colectivo de los trabajadores de Sidor y para las inversiones que necesitan hace años nuestras empresas básicas. Para mantener buenas relaciones con el imperialista gobierno japonés y obtener un préstamo, el gobierno “obrerista” y “nacionalista” de Chávez combatió con saña y aplastó la lucha de los obreros de la Mitsubishi, contando con una brutal represión de la policía de Anzoátegui que cobró la vida de dos obreros, amenazando con meter la Guardia Nacional a la empresa y aprobando el despido de casi todos los dirigentes sindicales que estaban en la lucha. Es así que en la empresa mixta VENRUS se dan la mano la “Empresa de Producción Social Minera Nacional” y la trasnacional rusa Agapov para intentar meter en la cárcel a dirigentes sindicales por protestar contra las condiciones de trabajo y el terrorismo laboral. Es así como el gobierno ha garantizado las condiciones de explotación que impone la trasnacional petrolea china CNPC usando la Guardia Nacional Bolivariana para reprimir protestas de los obreros de la misma. Los ejemplos pueden seguir por montones.

Y es que nuestro país no ha dejado de ser esencialmente una semicolonia con inmensos problemas económicos y sociales porque buena parte de sus riquezas se las chupan los capitales imperialistas, por las más diversas vías, con la total complicidad del Estado y el gobierno.

Por más que hable mucho de “revolución” y de “socialismo”, el de Chávez es apenas una versión más de ese timorato nacionalismo burgués que, en medio de grandes luchas y movilizaciones de las masas obreras y oprimidas de nuestra América durante todo el siglo pasado, jamás logró ninguna “liberación nacional” ni apostó por la emancipación social de los explotados, dejando en el camino solo confusión política, frustraciones o trágicas derrotas.

Un gobierno para la estabilización de la sociedad burguesa

El rol histórico que vino a jugar Chávez ante el quiebre del régimen de dominio burgués que había en el país desde el ’58, ha sido el de estabilizar la situación, no de desarrollarla en sentido revolucionario, sino al contrario de canalizarla y desviarla hacia un cambio de régimen y un proyecto de país parcialmente distinto al del puntofijismo.

Desde su primer discurso como presidente, en febrero del ’99, lo ha dejado claro: “tenemos que darle cauce a un movimiento que corre por toda Venezuela… es un pueblo que recuperó por su propia acción la conciencia de sí mismo y allí está clamando, en las afueras del Capitolio y por donde quiera que vayamos… aquí se desató una verdadera revolución, señores y yo tengo la certeza de que nosotros le vamos a dar cauce pacífico, que nosotros le vamos a dar cauce democrático… Ese pueblo necesita cauce… o le damos cause a esa fuerza o esa fuerza nos pasa por encima”. Y remataba: “No queremos más rebeliones”

Si una coherencia ha tenido Chávez es en ese rol. Afirmaciones como esta pueden encontrarse en cualquier momento de su gobierno, incluso en los momentos de mayor confrontación como en el 2002. En los momentos de mayor confrontación con las fuerzas desplazadas del puntofijismo y la burguesía opositora proimperialista, que fueron también los momentos en los que su régimen estuvo más débil y más dependía Chávez de la movilización combativa de las masas, nunca actuó para aprovechar la debilidad de la reacción tras sus derrotas y volcar sobre ella al movimiento de masas para avanzar en desmontar las bases del capitalismo. Porque su gobierno es un gobierno de contención, de canalización institucional del descontento y malestar de las mayorías trabajadoras y pobres.

El presidente supuestamente “revolucionario” no ha dejado nunca de insistir a sus opositores, al empresariado, y al imperialismo yanqui, que él es el garante de la estabilidad y la paz social en el país, es decir, de que no se desaten posibilidades de una revolución social. Su política es para encasillar el descontento social hacia reformas para un capitalismo de “desarrollo nacional”, con una dosis de “justicia social”.
Por eso cumple un papel no revolucionario, sino conservador, y socialmente contrarrevolucionario.

Un régimen restaurador de la legitimidad y fortaleza del Estado burgués y sus Fuerzas Armadas

Por más que discursee sobre el “poder del pueblo” y “superar el Estado burgués”, la verdad es que uno de los más importantes logros que ha tenido el régimen de Chávez, desde el punto de vista burgués, es recomponer la autoridad y legitimidad del Estado burgués. Un “logro” totalmente reaccionario.

Con la fuerte crisis política abierta en el país desde finales de los 80’s, que tuvo como gran punto de inflexión la rebelión social de febrero del 89, habían entrado en crisis de legitimidad ante amplias franjas del pueblo las instituciones de la democracia burguesa. La “justicia”, el parlamento burgués (entonces Congreso Nacional), las policías y el ejército, la propia Presidencia de la República, y hasta el mecanismo del voto, llegaron a tener gran desprestigio.

Se comenzaba a hacer evidente ante las mayorías trabajadoras que estas instituciones no estaban al servicio de “todos los ciudadanos” sino de los ricos, los capitalistas (tanto nacionales como extranjeros) y sus respectivos políticos de oficio. El odio hacia los cuerpos represivos del Estado burgués era síntoma positivo del desarrollo de la conciencia de clase de los explotados. Entre el ejército burgués y el pueblo trabajador había una gran separación marcada con sangre obrera y popular de la rebelión de febrero del ’89.

Hoy todas esas instituciones se mantienen en pie, casi todas apenas cambiadas de nombre, remozadas con apellidos “bolivarianos” y “socialistas”, pero cumpliendo en lo esencial el mismo papel de garantes de la sociedad burguesa. Chávez ha logrado disipar en gran medida el odio hacia las Fuerzas Armadas y ha logrado que se relegitime la autoridad del Estado como “distribuidor de la riquezas” y aplicador de “justicia social”. ¡Incluso ex militares con responsabilidad en masacres del pasado (Cordero Lara, masacre de Cantaura, Rodríguez Chacín, masacre de “El Amparo” y los “amparitos”) son hoy diputados o voceros de la actual campaña presidencial!

Por eso, mientras cierta izquierda miope plantea que hay que apoyar a Chávez porque su proyecto implica un avance de la conciencia política de los explotados, o porque su gobierno representa la posibilidad de un avance revolucionario a futuro, la realidad es todo lo contrario: Chávez ha inculcado una “amistad” del pueblo hacia la fuerzas represivas del Estado burgués y una confianza en este Estado de los capitalistas, lo que es un retroceso político en la conciencia de clase de los explotados; y la recomposición de la legitimidad y autoridad del aparato político de dominación burgués no brinda las condiciones para una revolución a futuro sino que la bloquea o prepara su aplastamiento.

Un presidente hostil a las organizaciones y luchas combativas de los trabajadores y el pueblo

Chávez se ha definido como “obrerista”, pero la verdad es que le incomodan sobre manera las organizaciones y luchas realmente combativas y clasistas de los trabajadores. Si bien su gobierno no ha sido, por ahora, un gobierno de abierta represión generalizada a las luchas obreras y populares, sí hay criminalización de cientos de trabajadores, campesinos e indígenas por luchar con sus propios métodos, y hay duras represiones específicas hacia los sectores de vanguardia y combativos, buscando escarmentarlos.

La labor de desviar el fuerte ascenso obrero y popular que puso en jaque el régimen burgués anterior, no podría Chávez haberla llevado a cabo sino precisamente evitando chocar de frente con las organizaciones de masas, más bien coqueteando con promesas de “poder” para los de abajo y otorgando algunas concesiones parciales. A su vez, la alternativa que se propuso Chávez ante la crisis del puntofijismo es un régimen fundamentado en una figura presidencial fuerte capaz de “ordenar la casa” y negociar con las fuerzas desplazadas del régimen anterior y el imperialismo yanqui, para lo que necesitaba contar con un amplio apoyo de masas dispuestas a movilizarse en su respaldo. ¡Pero apenas Chávez logró asentar mejor su régimen y apenas comenzaron a darse luchas obreras por fuera de su control, afloró la coacción y la represión! Así mismo el gobierno mantiene una criminal complicidad con el sicariato terrateniente y patronal, que ha cobrado la vida de cientos de campesinos, decenas de obreros y hermanos indígenas, en la más campante impunidad.

Es que en su esquema de supuesto “desarrollo nacional” Chávez se reserva el papel de ser él el que decide “dar” o quitar a los trabajadores y pobres, cuándo “dar”, cuánto y en qué condiciones. Por eso al lanzar el PSUV en 2007 se declaró abiertamente contra la autonomía de las organizaciones de los trabajadores; por eso ha avanzado en leyes que le dan más potestad al Estado burgués de intervenir en estas organizaciones; por eso la mayoría chavista de la Asamblea Nacional (en muchos casos con complicidad de la minoría de la oposición) desarrolló en los últimos años un entramado de leyes que criminalizan diversas formas de lucha obrera y popular en las más diversas ramas de la producción; por eso Chávez avala las represiones de la Guardia Nacional hacia las luchas obreras (el caso más reciente ha sido el de las obreras y obreros de Petrocasa), y brindó su respaldo a Tarek William después que la policía de Anzoátegui asesinó a los dos obreros en la Mitsubishi; por eso con el discurso de “defender las empresas de un eventual ataque imperialista” o “saboteos”, impulsa los llamados “cuerpos combatientes”, patotas de trabajadores fieles al gobierno y la patronal estatal, entrenados por el ejército burgués para espiar a los trabajadores que se organicen con fines de lucha y para ¡“garantizar la continuidad operativa de la unidad productiva” ante cualquier paralización! (espías y rompehuelgas institucionalizados); por eso Chávez es uno de los voceros de su gobierno que más directamente intenta desprestigiar y atacar discursivamente a los trabajadores de las empresas estatales o la administración pública cuando entran en lucha abierta por sus derechos; por eso él mismo ha llegado a amenazar con la represión o militarización a diversos sectores de trabajadores estatales en lucha (empresas básicas, metro de Caracas, eléctricos, maestros, etc.), particularmente escandalosa fue la amenaza a los trabajadores de las empresas básicas, en Ciudad Piar en marzo de 2009, de que si iban a huelga “se las verían con él” y con toda la fuerza del Estado, así como con los “cuerpos de inteligencia”.

Dondequiera que ha habido luchas obreras que con sus propias reivindicaciones, sus propios métodos de lucha y sus propios dirigentes genuinos, intentan ir más allá de lo que el gobierno quisiera, el gobierno ha puesta en marcha las clásicas maniobras patronales para quebrarlas, llegando a la simple y llana represión (Sanitarios Maracay, Mitsubishi, Petrocasa, empresas básicas de Guayana, etc.) o combinando la represión con algunas concesiones cuando la fuerza de la lucha no le ha dejado otra opción (Sidor). Por la política de criminalización que viene desarrollando, hoy en la Venezuela “revolucionaria” hay casi 150 trabajadores y trabajadoras con distintos juicios, regímenes de presentación o prohibiciones de actividad sindical o política, como represalia de la “justicia” por hacer participado de alguna medida de lucha.

Por todo esto, un voto por Chávez sería un voto por un político que no quiere a los trabajadores de pie, con organizaciones fuertes, con métodos combativos, con una moral de lucha alta y conquistando victorias contundentes contra los patrones, sino que los quiere sumisos, obedientes y “agradecidos”… o enjuiciados, reprimidos, y hasta presos, si se alzan seriamente contra la explotación, como el caso emblemático de Rubén González y las decenas de trabajadores enjuiciados actualmente.


¿POR QUÉ ES IMPORTANTE APOYAR UNA CANDIDATURA OBRERA INDEPENDIENTE?

Como señalamos antes, las elecciones burguesas son el terreno de la burguesía y sus partidos, el terreno de los trabajadores es el de la lucha de clases, es decir, el enfrentamiento con los patronos desde la huelga de fábrica para defender sus derechos hasta una huelga general ofensiva para desafiar abiertamente a los capitalistas. Pero esto no significa que los trabajadores y trabajadoras no intervengamos en el terreno del enemigo para enfrentarlos también en su propio terreno, denunciando abiertamente su sistema de explotación y miseria, de cómo sus partidos y sus distintos gobiernos están allí para garantizar el dominio político de los capitalistas, de cómo a cada tantos años lo que les toca a los trabajadores es elegir qué patrono los va a gobernar en el próximo período, de utilizar cada espacio en ese terreno que sirva para potenciar las demandas obreras y avanzar en superar las ilusiones en las elecciones burguesas.

Es por eso que en las elecciones los trabajadores deben desarrollar su propia lucha política independiente contra todos los bloques electorales de la burguesía, y no detrás de ningún partido que represente los intereses de las distintas variantes burguesas, sea que algunas se vistan de “rojo” y hablen de “socialismo” u otras que no disimulan su verdaderos planes aunque siempre lo hacen con demagogias y engaños, como la de Radonski. No solo Capriles Radonski es el candidato de la burguesía, Chávez también es un candidato burgués, pues no se necesita ser empresario para ser un político con un proyecto garante del orden capitalista.

En este escenario es importante una candidatura obrera independiente porque es necesario que los trabajadores y trabajadoras se vayan desembarazando de las ilusiones en los candidatos de los partidos patronales, que así como los trabajadores enfrentamos a los patronos en las fábricas y lugares de trabajo en las luchas cotidianas, tenemos que hacerlo también en el campo electoral, que así como rechazamos permanentemente al patrón en el lugar de trabajo de igual manera debemos hacerlo en ese terreno diseñado por la burguesía como son las elecciones, que solamente votemos por nuestros compañeros de clase, que votemos candidatos de los trabajadores, sin compromisos patronales. De avanzar en posicionarse desde esta perspectiva permitiría sentar jalones de conciencia de una perspectiva independiente aunque fuere al momento en pequeñas franjas de la clase trabajadora.

Y es que precisamente por no plantearse una perspectiva independiente cada gran lucha y movilización que han desarrollado los trabajadores y el pueblo pobre, al depositar su confianza en Chávez, ha permitido a este administrarlas políticamente hacia el callejón sin salida de la conciliación de clases. El depositar la confianza en Chávez conduce, no al enfrentamiento abierto con los capitalistas, sino a la reconciliación y conciliación con la burguesía, como lo vimos durante las grandes movilizaciones del 13 de abril y del paro-saboteo, donde Chávez llamó a la reconciliación y a grandes pactos, es decir a que los grandes explotadores continuaran siendo los dueños de los grandes medios de producción y explotando a la clase obrera.

Es por todo esto que desde la LTS siempre hemos planteado la necesidad de levantar candidaturas obreras independientes en las elecciones. Hemos planteado desde hace años la importancia de una candidatura obrera que surja desde las filas de los trabajadores como de sus organizaciones obreras y políticas, levantando una política de independencia de clase, para dar la batalla contra el gobierno con su nacionalismo burgués y la oposición burguesa. Levantar una candidatura obrera en los lugares de trabajo, en los sindicatos, en los encuentros obreros y entre los sectores en lucha, con nuestras propias demandas y programa de clase, sosteniendo abiertamente hoy que Chávez ni Radonski son nuestros candidatos.


VOTO CRÍTICO EN EL CANDIDATO OBRERO ORLANDO CHIRINO

Los compañeros del PSL han lanzado la candidatura de Orlando Chirino, histórico dirigente sindical y de la izquierda del país. Son conocidas por todos y todas nuestras diferencias políticas con el PSL y el propio compañero Chirino, están registradas en múltiples artículos de debate y declaraciones políticas. Su práctica política militante, más allá de las declaraciones generales que puedan caber en un papel, los ha llevado permanentemente a poner en cuestión la independencia de clase. Desgraciadamente el propio compañero Chirino y buena parte de su organización se mantuvieron durante largos años bajo el redil del gobierno nacionalista burgués -cuando evitaban llamarlo así-, es decir, convalidando la idea de que trabajador vota patrón, siendo entusiastas del voto en Chávez, negándose a levantar una candidatura obrera independiente. Luego de su alejamiento del gobierno cuando éste acentuaba su carácter bonapartista, con el argumento de defender los derechos de los trabajadores -ciertamente vulnerados por el gobierno- han seguido una línea de alianzas políticas con burócratas sindicales orgánicos de los partidos de la oposición burguesa, donde han convivido sin dar ninguna batalla por combatir sus ideas y su programa como agentes del capital en el movimiento obrero, con lo que han llegado a confundir sus banderas con las que representan estos dirigentes.

Pero nos parece relevante la presentación de un candidato obrero en las presentes elecciones presidenciales. Es por todo eso que en estas elecciones llamamos al voto crítico en la candidatura obrera de Orlando Chirino y el PSL, sin que signifique un apoyo a su trayectoria y práctica política. Llamamos a votar críticamente en Chirino porque es muy importante que los trabajadores venezolanos den pasos, así sea elementales, en su independencia política como clase explotada, lo que puede expresarse en la idea clave de que trabajador no vota patrón, de que si concurrimos a las elecciones burguesas debe ser para respaldar allí a compañeros de nuestra clase, para un voto de clase, del tipo "trabajador vota trabajador". Ese elemento de independencia de clase muy importante es lo que representa nuestro voto crítico en la candidatura de obrera de Chirino.

Nuestro voto crítico lo hacemos para que se exprese el voto en una candidatura obrera contra las variantes de Chávez y Radonski que no son más que expresiones patronales, donde Chávez ya en casi catorce años de gobierno ha demostrado que lejos está de resolver los problemas fundamentales de los trabajadores y el pueblo, y Radonski no es más que expresión de las viejas recetas neoliberales. Planteamos la importancia de la campaña por una candidatura obrera en la perspectiva de fortalecer posiciones para la lucha de clases que con seguridad se desarrollará al calor de la crisis capitalista internacional que en cualquier momento golpeará con fuerza en nuestro país (como en 2009-2010), como ya se empieza a expresar en la caída de los precios del petróleo, una perspectiva clasista que siente las bases para un partido de la clase trabajadora capaz de superar la contención del chavismo. Se trataría de un primer paso que permita avanzar en mayores de niveles de independencia de clase, como lo serían un partido propio de la clase trabajadora, en la perspectiva de la lucha por un partido obrero revolucionario e internacionalista.


POR UN PROGRAMA DE CLASE CONTRA LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA

Consideramos que una candidatura obrera independiente debe levantar un programa de clase contra todas las variantes burguesas, sean las nacionalistas de Chávez o las abiertamente proimperialistas como la de Radonski, levantando un programa antiimperialista y anticapitalista, un programa obrero y socialista, impulsando la movilización independiente de los trabajadores, los campesinos, los pobres urbanos y el conjunto de los sectores explotados y oprimidos. Una candidatura obrera debe ponerse al servicio de las luchas obreras, campesinas y populares que se desarrollan en el país, y debe estar ligada a la estrategia de impulsar la autoorganización de los trabajadores, y el desarrollo de los organismos de democracia directa para la lucha hacia consejos obreros y de los pobres y el conjunto de los explotados del país.

¡Salario mínimo igual a la cesta básica familiar y escala móvil de salarios!El actual salario mínimo es un salario miserable. ¡Que ningún trabajador o trabajadora gane menos de lo que cueste la canasta básica familiar! Para evitar la constante depreciación de los salarios, ¡hay que imponer una cláusula en todos los contratos y convenios de ajuste salarial mensual al aumentar la inflación!

¡Basta de trabajos precarios e inestables! ¡Abajo la tercerización! ¡Pase a nómina fija de contratados y tercerizados! ¡A igual trabajo, igual contrato! ¡Por el pleno derecho a sindicalizarse de todos los trabajadores y trabajadoras!Más allá de toda la propaganda oficial sobre el “bajo desempleo” y el supuesto “fin de la tercerización”, la realidad es que son cientos de miles, quizá millones, los que trabajan en condiciones de precariedad, tanto en las empresas privadas como en la estatales y la administración pública, con salarios por debajo de los contratos colectivos, sin estabilidad, sin puesto fijo, sin derechos sindicales, sin los derechos que establecen los contratos colectivos.

¡Control de precios por los propios trabajadores! ¡Comités de abastecimiento obrero-populares!El gobierno constantemente libera o cede el tibio control de precios que mantiene, o aplica una ley de precios en acuerdo con los empresarios, cediendo en cada momento a la sed de ganancias empresariales, pues, como lo ha confesado, su idea no es “asfixiar” a las empresas. Solo los propios trabajadores y trabajadoras y los sectores populares podemos ir hasta el final en un verdadero control de acuerdo a nuestras necesidades.

¡Reducción de la jornada de trabajo sin reducción de salario! ¡Reparto de las horas de trabajo y escala móvil de horas de trabajo! ¡Prohibición de despidos y suspensiones!El gobierno se ufana de un bajo desempleo, pero mucho del empleo es precario, gran parte es informal, entre la juventud obrera la cifra de desempleo es mucho mayor que el promedio, y además, ese “bajo” desempleo que menciona el gobierno implica que casi un millón de trabajadores están sin empleo, lo cual no tiene ninguna justificación. Para acabar realmente el desempleo debemos luchar por la reducción de la jornada sin reducción salarial, que las horas de trabajo se repartan entre todos los trabajadores y trabajadoras disponibles, y que la duración de la jornada se ajuste cada tanto mediante este reparto de horas. Cuando hay “crisis” en las finanzas capitalistas, siempre la primera opción es suspender o despedir, por eso esto debe estar prohibido, más aún pensando en los futuros impactos de la crisis mundial del capitalismo, que impactará tarde o temprano y como ocurrió entre 2009 y 2010 tanto los empresarios como el gobierno empezarán a despedir.

¡Revolución agraria! ¡Expropiación sin indemnización de todos los latifundios, sean “productivos” o no! ¡Nacionalización y reparto de la tierra! ¡Total libertad para que las organizaciones de campesinos sin tierra reorganicen la tenencia de las tierras! ¡Impulso de la producción agrícola estatal bajo control de sus trabajadores, para satisfacer las necesidades del pueblo!

¡Por una verdadera nacionalización del petróleo y el gas! ¡Expropiación sin indemnización de las transnacionales depredadoras! ¡Por una industria petrolera totalmente pública, gestionada directamente por sus trabajadores, con participación de las organizaciones populares!La “plena soberanía petrolera” es una farsa: las transnacionales imperialistas son socias y dueñas de hasta un 40% de los activos petroleros en las múltiples empresas mixtas, con contratos a más de 30 años; en el sector del gas pueden ser dueñas de más del 50% y se les subsidia al exonerárseles pago de IVA e ISLR. ¡Estamos hablando de los mismos capitales imperialistas que durante casi un siglo han estado succionando las riquezas petroleras del país! ¿No es suficiente saqueo? Por si fuera poco, el gobierno ha comprometido parte de la producción petrolera futura como forma de pago de la deuda externa. ¡Control obrero de la industria, con participación de las comunidades, para gestionar la industria de acuerdo a las necesidades obreras y populares!

¡Por una verdadera reforma urbana! ¡Basta de que millones no tengan siquiera una vivienda digna en un país con enormes riquezas!Los ultra propagandizados planes de vivienda del gobierno son un fracaso, apenas acelerados por la drástica situación dejada por las lluvias de 2010 y 2011 y la venidera coyuntura electoral. Más de un tercio de la población no tiene casa propia o la tiene en condiciones precarias. Los planes de la empresa privada por supuesto tampoco solucionan nada. No hay solución para las familias trabajadores y pobres sin la ¡expropiación de las grandes propiedades y terrenos urbanos!, ¡expropiación sin indemnización y bajo control obrero de las empresas de materiales construcción!, ¡un gran plan de construcción de viviendas controlado por los trabajadores de la construcción y las organizaciones de los sin techo, financiado con base al no pago de la deuda externa y fuertes impuestos a las ganancias empresariales y de la banca!

¡Abajo el IVA y demás impuestos que afecten el salario y el ingreso popular! ¡Fuertes impuestos progresivos a las ganancias capitalistas! En esta sociedad absolutamente desigual, donde unos pocos viven en la opulencia a costillas de la pobreza de la gran mayoría, es de lo más reaccionario pretender que “todos” paguemos impuestos. ¡Ya es suficiente con la explotación patronal, para que además debamos pagar impuestos para financiar al Estado burgués!

¡No pago de la fraudulenta y expoliadora deuda externa! La deuda externa es uno de los mecanismos de la dominación del país por los capitales imperialistas y de succión de nuestros recursos. ¡Dinero para los salarios, educación, salud y viviendas, no para capitales la banca y gobiernos imperialistas!

¡Estatización y unificación de la banca, bajo control de los trabajadores y usuarios de escasos recursos! ¡Expropiación sin indemnización de la banca imperialista y nacional!La banca es el eje neurálgico del capitalismo de nuestros días, y es al mismo tiempo el sector más parásito y vividor del sistema. Ninguna solución a las necesidades obreras, campesinas y populares es realista con las finanzas y la banca en manos privadas. Ninguna solución a los problemas de la economía nacional tiene futuro con los pulpos bancarios imperialistas o nacionales al mando de la banca. ¡El BBVA y demás bancos imperialistas, los principales bancos privados nacionales, deben ser expropiados sin indemnización para que todos esos recursos, frutos de la explotación de la clase trabajadora y de la usura, vuelvan a la sociedad!

¡Expropiación de los principales monopolios e industrias nacionales!Así como la banca, no pueden seguir existiendo monopolios como el de la alimentación y bebidas, y otras grandes industrias, que tienen en sus manos el control de aspectos vitales para la vida de las mayorías trabajadoras y para la economía del país. Estas empresas deben ser socializadas, hacerlas públicas y pasar a gestión directa de sus trabajadores, para acabar con la explotación, la especulación y el chantaje a la población que ejercen este puñado de familias ricas y explotadoras.

¡Monopolio estatal del comercio exterior!Todo comercio exterior debe pasar por las manos del estado. De este modo, el intercambio dejará de encontrarse bajo control de los monopolios privados, que regulan las importaciones y las exportaciones sin importarles los intereses del consumidor. De esta relación entre la producción nacional y el mercado mundial surgirían invalorables beneficios para las grandes masas. Así, sólo el Estado, regido por los trabajadores, controlaría realmente todo el comercio exterior en bien de la colectividad.

¡Control obrero de toda empresa que despida o amenace con cerrar! ¡Apertura de los libros contables! ¡Abolición del secreto comercial! ¡Estatización sin indemnización y bajo gestión obrera de toda empresa que cierre!Los capitalistas se adueñan constantemente del fruto del trabajo social colectivo, y cuando sus márgenes de ganancias o proyecciones de negocios están en riesgo, no tienen problemas en descargar sus intereses privados sobre la clase trabajadora y el conjunto de la sociedad, con despidos o cierres de empresas, generando desempleo y mayores necesidades sociales. Ante cualquier amenaza de este tipo, los trabajadores debemos exigir conocer la verdad de la situación y el control de la producción para garantizar los puestos de trabajo. Los trabajadores (y la sociedad en su conjunto) no tenemos menos derechos que los empresarios a conocer los libros contables, los márgenes de ganancias, los “secretos” de la empresa.

¡Basta de negocios con la salud! ¡La salud no es una mercancía! ¡Basta de mercaderes que juegan con la salud y la vida del pueblo trabajador! ¡Estatización de los laboratorios y clínicas privadas, bajo control de trabajadores y usuarios, para poner todos esos recursos al servicio del pueblo! ¡Por un sistema de salud totalmente público y de calidad, con base al no pago de la deuda externa y fuertes impuestos a los capitalistas!

¡Basta de negocios con la educación! ¡La educación no es una mercancía! ¡Abajo los subsidios estatales a la educación privada y religiosa! ¡Fuera la injerencia de la empresa privada en las instituciones educativas y universitarias! ¡Por un sistema educativo totalmente público, gratuito, masivo y de calidad! ¡Acceso libre e irrestricto a las universidades! ¡Por una educación al servicio del pueblo trabajador, y no del “mercado” ni del “desarrollo nacional” burgués!

¡Basta de criminalización de las luchas obreras y populares! ¡Por el desprocesamiento de todos los trabajadores, trabajadoras, campesinos, campesinas y luchadores indígenas y populares enjuiciados, con régimen de presentación o prohibiciones de la “justicia”! ¡Anulación de las leyes que criminalizan la protesta y restringen las libertades de organización y lucha!

¡Basta de asesinatos impunes a dirigentes obreros, campesinos y luchadores indígenas! ¡Juicio y castigo a los responsables materiales e intelectuales de los asesinatos de Richard Gallardo, Luis Hernández, Carlos Requena, Argenis Vásquez y demás obreros asesinados por sicariato! ¡Juicio y castigo a los responsables de los asesinatos de más de 300 campesinos y campesinas! ¡Comisiones de investigación independientes conformadas por las organizaciones obreras, campesinas y e indígenas!El sicariato patronal viene actuando con una gran y criminal negligencia o directa complicidad del Estado, sus Fuerzas Armadas y su “justicia”. No podemos dejar las investigaciones en manos del mismo Estado cómplice, luchemos por comisiones de investigación independientes del Estado y los patronos, conformadas por las organizaciones obreras, campesinas e indígenas, y organismos de derechos humanos, con facilidades y acceso libre a irrestricto a toda la información y diligencias necesarias para llegar hasta los culpables de estos crímenes.

¡Tierra y territorio para los pueblos indígenas! ¡Fuera ganaderos, terratenientes y proyectos empresariales desarrollistas de las tierras de los pueblos originarios! ¡Por el derecho a la autodemarcación del territorio! ¡Apoyo a la lucha del pueblo yukpa! ¡Basta de criminalización de Sabino Romero! ¡Basta de impunidad en el asesinato de indígenas yukpa!

¡Por el derecho a la autodefensa de las clases explotadas y oprimidas!Para mantener sus intereses, las clases propietarias se sirven tanto de la represión oficial estatal como de bandas y criminales para estatales. Empresarios, terratenientes y ganadero, vienen haciendo de la eliminación física de dirigentes un modus operandi. Los trabajadores y trabajadoras, organizaciones campesinas e indígenas, debemos proclamar y luchar por hacer realidad nuestro derecho a la autodefensa, tanto ante la represión estatal como la paraestatal. ¡Por la conformación de comités de autodefensa o milicias obreras, campesinas e indígenas allí donde la situación lo requiera!

¡Por la disolución de los cuerpos represivos burgueses! ¡Sustitución por milicias obreras, campesinas y populares!No hay ninguna justificación seria para que las mayorías explotadas depositemos nuestra seguridad e integridad en manos de los “cuerpos de seguridad” del Estado burgués. Son estos los que reprimen las luchas obreras y campesinas, los que en la mayoría de los casos son los organizadores de las redes de tráficos de drogas ilegales y de personas, de crimen organizado, son los mismos que amedrentan y asesinan extrajudicialmente en los barrios más pobres, y un largo etcétera. La Guardia Nacional (ahora llamada “Bolivariana” o “Guardia del Pueblo”), la Policía Nacional y demás policías, deben ser disueltas, desmanteladas y sustituidas por milicias populares y de trabajadores que se den su propio orden y disciplina para resguardar la convivencia.

¡Abajo los salarios astronómicos y privilegios de los altos funcionarios y burócratas de las empresas estatales! ¡Que cualquier integrante del ejecutivo, legislativo y judicial gane lo mismo que gane un trabajador promedio! ¡Revocabilidad de todos los cargos en cualquier momento que lo decidan los propios electores! ¡Abolición de la institución presidencial y sus poderes discrecionales!

Todo el aparato judicial está hecho a la medida de los intereses de las clases dominantes, de sus propiedades y sus privilegios. ¡Elección y revocabilidad de todos los magistrados y jueces! ¡Por jurados populares!

¡Abajo la burocracia sindical y sus métodos patoteros! ¡Por la más amplia democracia en los sindicatos y demás organizaciones de los trabajadores! ¡Basta de dirigentes que no consultan ni obedecen a las bases, que se entienden por arriba con los patronos! ¡Basta de dirigentes sindicales cómplices de los patronos y que amedrentan a los trabajadores! ¡Por sindicatos que funcionen con mandatos de las asambleas de trabajadores! ¡Por la unidad de los trabajadores, basta de división entre fijos y contratados, empleados y obreros, de planta y tercerizados! ¡Por la unidad en la organización y la lucha mediante cuerpos de delegados, comités de fábrica, comités de conflicto, basados en la democracia desde las bases!

¡Por la plena independencia de los sindicatos frente a los patronos, el Estado y el gobierno! ¡Cero intervención estatal y empresarial en la vida de las organizaciones de los trabajadores!

¡Por un genuino control obrero en las empresas básicas de Guayana y demás empresas públicas! ¡Abajo el control sobre los obreros disfrazado de “control obrero!Son las bases obreras, en asambleas, con plena democracia, sin amedrentamientos ni chantajes, sin ninguna injerencia patronal, quienes deben elegir sus delegados para defender los intereses y puntos de vista de los trabajadores contra la gerencia patronal. Elección y revocabilidad por la base de los delegados y delegadas. Control obrero sobre los planes y ritmos de producción, sobre las condiciones y medio ambiente de trabajo, sobre las finanzas de las empresas y los planes de comercialización.

¡Denunciamos la nueva Ley Orgánica del Trabajo que mantiene intacta la explotación patronal y a cambio de unas pocas reformas pretende establecer un mayor control estatal de las organizaciones sindicales y del derecho a huelga!

¡Por los derechos de la mujer trabajadora! ¡A igual trabajo igual salario! ¡Basta de abusos y acosos patronales a las mujeres en los centros de trabajo! ¡Por los derechos sexuales y reproductivos de la mujer! ¡Acceso gratuito y masivo a los métodos anticonceptivos y a la educación sexual y reproductiva científica, libre de prejuicios religiosos que terminan siempre condenando a la mujer! ¡Derecho al aborto legal, seguro y gratuito!

¡Basta de discriminación por orientación sexual! ¡Abajo los reaccionarios prejuicios de sectas religiosas, basados en la ignorancia y la intolerancia! ¡Por plenos derechos civiles, económicos y de seguridad social para la población homosexual, travesti y transexual!

¡Por medios de comunicación en manos del pueblo trabajador! ¡Ni en manos de los empresarios ni del gobierno los medios están al servicio de las luchas e intereses de los trabajadores y el pueblo pobre! ¡Control obrero y popular de los medios de comunicación a través de las organizaciones obreras, campesinas, comunitarias e indígenas!

¡Por la verdadera unidad de los trabajadores y pueblos de América Latina en lucha contra el imperialismo y las respectivas burguesías nacionales! ¡No a la estafa del Mercosur, que no representa más que acuerdos y peleas entre los capitalistas y gobiernos burgueses de cada país, tras los cuales están en muchos casos los intereses de inverisionistas y capitales imperialistas! ¡Por la solidaridad obrera, campesina y popular con las luchas en todo el continente, contra los explotadores y todos sus gobiernos! ¡Solidaridad con las luchas de los trabajadores y el pueblo colombiano! ¡Abajo la colaboración del gobierno de Venezuela con el gobierno proimperialista de Santos! ¡Repudio a la aceptación por Chávez y demás gobiernos latinoamericanos del gobierno de Lobos heredero del golpe en Honduras! ¡Solidaridad con las luchas y resistencia del pueblo hondureño! ¡Por la alianza obrera, campesina y el pueblo pobre! ¡Por gobiernos obreros, campesinos y populares en América Latina!

¡Apoyo a la rebelión de los trabajadores y pueblos en todo el mundo contra los planes de ajuste capitalista y las dictaduras opresoras! ¡No a la intervención imperialista en Siria! ¡Viva la lucha de los trabajadores y el pueblo egipcios! ¡Fuera tropas imperialistas de Irak y Afganistán! ¡Fuera tropas brasileñas, argentinas, uruguayas y bolivianas de Haití! ¡No a la ocupación de Palestina! ¡Fuera el Estado de Israel de Palestina!

¡Por un gobierno obrero y popular conquistado con la movilización y la combatividad de las mayorías trabajadoras y pobres!





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