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Periódico / Editorial

Sábado 5 de diciembre de 2009

Editorial

Por la unidad de las luchas frente a los ataques del gobierno y los patronos al salario y al empleo

Por Milton D’León


1. Las luchas obreras que han venido recorriendo el país en el último período han venido abarcando a diversos sectores de la economía, tanto estatales como privados. Aunque la oleada de las luchas abiertas más directamente luego de la nacionalización de Sidor, y que adquirieron un cierto carácter político por el tipo de sus demandas el gobierno las ha golpeado como el caso de la Mitsubishi, se mantiene una dinámica de lucha de importantes sectores por demandas económicas y sectoriales, como las peleas por el contrato colectivo, los despidos y las medidas represivas por parte del gobierno –tanto los ligados al oficialismo nacional como de aquellos estadales comandados por lo oposición de derecha. Las luchas que tendían a una mayor radicalidad fueron derrotadas o desviadas: tal como fue el caso de la fuerte derrota de los trabajadores de la Mitsubishi (con muertes obreras de por medio por represión estatal) o el desvío de las luchas de los obreros de Sidor producto de una mayor cooptación por parte del Estado de las corrientes sindicales que dirigen el Sutiss, sin mencionar los fuertes golpes que sufrieron los trabajadores de Sanitarios Maracay en el período previo al triunfo de la nacionalización de la siderúrgica. El gobierno de Chávez consiguió golpear, con represión de por medio, como mecanismo de escarmiento allí donde los trabajadores salían de los límites de la simple lucha sindical o el contrato colectivo, con la alta complicidad de las burocracias sindicales afines al chavismo.

2. Pero las luchas de los obreros y empleados de las universidades que cobraron gran cobertura nacional, marcando también una nueva dinámica, junto a otros sectores en lucha. Los trabajadores y obreros consiguieron doblarle el brazo al gobierno que al inicio de la lucha se mantenía intransigente. Las constantes marchas y acciones en los campus universitarios, sobre todo en la UCV, se transformaron un fuerte elemento de presión en la pelea, pero fue la brutal represión por las fuerzas de choque del Estado que enfureció a los trabajadores, y que se enrumbaba a una dinámica superior, lo que obligó al gobierno a dar marcha atrás, aunque sin satisfacer las demandas de los profesores a nivel nacional. Y la pelea de los trabajadores universitarios no era un rayo en cielo sereno, no sólo por la dinámica que adquirió en distintos lugares, sino porque puso nuevamente en el tapete en un punto alto el descontento más generalizado con las políticas del gobierno en conjunto con las de las entidades e industrias ligados al Estado, como en el sector petrolero, el siderúrgico, el eléctrico y el aluminio. Pero es la burocracia sindical, cooptada por el gobierno nacional, la que se transforma en una real traba para las luchas obreras, como lo vemos en el sector eléctrico, donde el sindicato Fetraelec dirigido por Ángel Navas se disciplinó al llamado de Chávez en la contramano de las exigencias obreras; como también la flamante directiva de la FUTPV, donde Wills Rangel y su séquito, excluyendo al sector de Ccura-Petróleo, se disciplina al ministro Ramírez; la burocracia sindical de SUTISS, con José Luis a la cabeza acompañado de Alianza Sindical (Marea Socialista-PSUV), la que lleva al desvío cualquier lucha de los sidoristas; o donde ocurrió la fuerte derrota en la Mitsubishi, donde la CMR-PSUV tuvo una total responsabilidad al avalar todas las políticas del gobierno de Chávez que sacrificaba a los trabajadores en beneficio de la transnacional japonesa.

3. Por su parte, no sólo el gobierno nacional sale a enfrentar a los trabajadores, las cámaras empresariales llaman a hacerle frente a las luchas obreras, y no hablamos de la rancia CTV, sino incluso a los empresarios y cámaras ligados al gobierno. Así, la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea) exige que se frenen las demandas obreras, quienes enfrentan reiteradas protestas laborales en varias empresas del sector, como en Alimentos Heinz, entre otras, y llaman a reprimir bajo el argumento de que obstaculizan la “soberanía alimentaria”. Por su parte Fedeindustria, la de los “empresarios socialistas”, a través de su presidente Miguel Pérez Abad, no tiene ningún empacho en llamar terroristas a los trabajadores acusándolos de estar generando un supuesto clima de “terrorismo laboral”, llamando al gobierno a “desmontar la conflictividad laboral que amenaza a las empresas públicas y privadas”. Y peor aún, le exige a Chávez que acabe con la inamovilidad laboral sosteniendo que realmente no son reclamos reales las que llevan a cabo, sino que habría “un ambiente de impunidad laboral derivada de la aplicación de la inamovilidad laboral”, sosteniendo que “el despido calificado es lo correcto”. Esta postura es la misma que recientemente asumiera los Empresarios Socialistas por Venezuela (Empreven) solicitando al Gobierno Nacional la congelación de la solvencia laboral por un año, “en aras del crecimiento económico y productivo en el país”.

4. Pero si los sectores empresariales medios como los de Empreven, Confagan o Fedeindustria (que incluso llaman a impulsar el “socialismo de la industria”) llaman a enfrentar las demandas obreras, no lo son menos los ligados a los viejos pulpos económicos como el de los Mendoza y los Cisneros, mientras otros grandes sectores económicos “emergentes” surgen como dominantes (lo que la jerga ha dado en llamar boliburguesía) verdaderos burgueses y capitalistas de alta capacidad, de los que los empresarios medios “socialistas” apenas serían un subsector, como el que representa Ricardo Fernández, el llamado ’Rey de Mercal’ en la agroindustria actualmente envuelto en escándalos financieros por malversación de fondos, Wilmer Ruperti en el sector del transporte petrolero, Omar Farías, Rafael Sarría, Pedro Torres Ciliberto, los hermanos Castillo Bozo, todos en el sector de seguros y bancos, para solo mencionar algunos, los que se llenan ampliamente los bolsillos en este “socialismo del siglo XXI”. Los escándalos financieros y que ha llevado al cierre de bancos, donde integrantes del Estado están envueltos directamente, muestra la corrupción de todo un gobierno, donde la boliburguesía emergente junto a la vieja burguesía, como por ejemplo Cisneros, se muestran como los conspicuos beneficiarios.

5. Y La crisis económica entró de lleno y el país está técnicamente en recesión. El Producto Interno Bruto (PIB) registró una caída en la actividad económica de 4,5% durante el tercer trimestre del año, impactado fundamentalmente por una merma de la actividad petrolera (9,5%) frente a la no petrolera que declinó 3%, según el reciente informe del Banco Central. De esta manera se observan caídas en la industria manufacturera (-9,2%); el comercio (-11,5%); los servicios inmobiliarios (-3,2%); y los servicios de transporte (-11,1%), para resaltar los más dramáticos. Este es el trasfondo de la explicación de las políticas laborales que venía aplicando el gobierno, entre las que se destacaban la contención salarial vía el retroceso en los contratos colectivos allá donde se firmaban, como en el caso del Metro, o directamente pateándolos para adelante como en el caso del sector petrolero, la negativa rotunda a asumir los compromisos y deudas con los trabajadores y profesores de todo el sector universitario del país, para solo mencionar lo más emblemáticos, llegando al descaro incluso a aludir a la crisis económica para no responder a las demandas obreras. En este contexto a obreros y empleados de organismos públicos o empresas privadas salen a luchar: son los trabajadores de la salud, trabajadores del Alba Caracas, jubilados y pensionados de la Asamblea Nacional, trabajadores de Movistar que exigen el pago de las prestaciones y derechos contractuales, trabajadores de los hospitales como los del Algodonal y del Vargas, trabajadores de las empresas básicas entre las que sobresale Ferrominera del Orinoco y demás industrias de Guayana, trabajadores de Mercal, empleados públicos de Aragua por su HCM, maestros y empleados públicos del estado Sucre, que luchan contra la intransigencia laboral del gobernador Maestre (del PSUV de Chávez), trabajadores de la Polar y Mamidel en Cumaná, trabajadores de la Pepsi Cola en Caracas, y un largo etcétera de luchas. Pero el gobierno no se ha limitado a la contención salarial, sino que viene recurriendo a la represión sistemática de las luchas en aquellos lugares donde no las podía controlar vía la burocracia sindical, de tal manera que las estadísticas de marchas reprimidas y obreros llevados a la justicia acusados de “guarimberos o desestabilizadores” tienden a aumentar. Es claro entonces que el gobierno eligió a los trabajadores como variables de ajuste tal como se lo han pedido los sectores patronales, y ha visto sus luchas como el principal obstáculo para sus planes económicos y políticos, tal como lo vemos en PDVSA y en las industrias básicas, y demás sectores laborales.

6. Incluso, en medio de esta recalentada situación nacional, el gobierno hace uso de la tensa situación internacional con Colombia en provecho de su política interna. No sólo apela a las manoseadas y falsas consignas de la "unidad nacional" y la "defensa de la patria" para erigirse como hegemón político y diluir la lucha de clases; sino que también maniobra para hacer pasar las "milicias y cuerpos de combatientes" a nivel de fábricas y centros de trabajo en este marco de tensión con Colombia, pero con el "desgraciado" fin de coaccionar a los trabajadores para evitar o reprimir desde adentro sus luchas reivindicativas, tal como se está tratando de hacer pasar en las empresas siderúrgicas, en Guayana. He aquí una prueba evidente de que el gobierno ve a los trabajadores y sus luchas como el principal escollo para su política y que está dispuesto a enfrentar a los trabajadores con todas las armas, literalmente hablando.

7. En este contexto, la coordinación por la base entre los sectores que salen a pelear, la unidad en la lucha para plantear una salida de fondo desde el punto de vista de los trabajadores y la necesidad de una respuesta obrera para que no descarguen la crisis sobre los trabajadores es clave. Cuando la crisis golpea es indispensable luchar por trabajo para todos en condiciones dignas y con salarios decentes, al mismo tiempo luchar por la más plena democracia sindical y por la irrestricta independencia de los sindicatos con respecto al Estado que defiende las relaciones de propiedad y explotación. Para esto es necesario un gran encuentro nacional de trabajadores con delegados por la base, que sería un importante paso en este sentido para tomar estas banderas junto con el conjunto de las reivindicaciones más sentidas, y existen condiciones reales para convocarlo. Diversos sectores sindicales, entre los que se destacan los compañeros que dirigen Ccura con presencia directa en sindicatos de la UNT de Aragua y en plantas industriales del sector petrolero como en Anzoátegui y que vienen de realizar una importante elección sindical en PDVSA con José Bodas a la cabeza, pueden y deben ponerse al frente. Basta de dilaciones, hay que ponerle fecha a este encuentro.

8. Pero lo importante también de lo que se desarrolla en el escenario nacional es que comienza a haber elementos de experiencia política de los trabajadores con el gobierno al calor de las propias luchas, donde franjas importantes se enfrentan objetivamente a "su" gobierno que niega sus demandas. Y esto se enmarca en el medio de la crisis económica que comienza a profundizarse, por eso consideramos que es necesario ayudar a acelerar esa experiencia política de los trabajadores con el gobierno. En este sentido consideramos que está planteada realmente en el país la opción de construir un partido de trabajadores independiente, como instrumento político propio de clase que permite “despolarizar” hacia la izquierda y en sentido de clase, que permita un cauce de independencia de clase a los miles que salen a luchar con sus propios métodos y demandas y que ante el desgaste del gobierno, no vayan a quedar presos del otra ala burguesa (la oposición) o de la impotencia al limitarse al terreno sindical, mientras el país en general, y la clase obrera en particular, sigue solo teniendo dos opciones políticas, por igual burguesas y patronales. Un partido de trabajadores independiente, basado en las propias organizaciones de la lucha de masas y en los métodos de la democracia obrera y que levante un programa claramente anticapitalista, en la perspectiva de un gobierno obrero, campesino y del pueblo pobre como única vía real para dar pasos hacia la resolución de los principales demandas obreras, campesinas y populares, contra todo palabrerío del “socialismo del siglo XXI” de Chávez.





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