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Periódico / INTERNACIONAL

Viernes 21 de marzo de 2014

INTERNACIONAL

Ucrania: la disputa entre Rusia y las potencias imperialistas

Por Claudia Cinatti


(La versión completa de este artículo puede leerse en www.ft-ci.org)

La reciente invasión rusa de la península de Crimea se ha constituido en el conflicto geopolítico más cargado de tensiones desde el fin de la “guerra fría”. Este conflicto expresa la lucha entre EEUU y sus aliados de la Unión Europea (UE) por un lado, y Rusia, por el otro. Ambos bloques anhelan tener a Ucrania como zona de influencia geopolítica. Las potencias imperialistas están tratando de capitalizar la caída del gobierno pro ruso de Yanukovich y su reemplazo por un gobierno pro europeo para avanzar en arrancar a Ucrania de la órbita de influencia de Rusia y alinearla con los intereses de Estados Unidos y la UE, lo que incluye la expansión militar de la OTAN hasta las fronteras rusas. Como respuesta, el presidente Vladimir Putin desplegó decenas de miles de soldados en la frontera occidental con Ucrania e incrementó la presencia militar en la península de Crimea, una región estratégica donde está alojada la Flota rusa del Mar Negro, con el pretexto de proteger a la mayoría de la población ruso parlante.

Contradicciones y
debilidades

La crisis ucraniana puso de relieve las contradicciones y los límites de las potencias imperialistas para responder al desafío ruso. En el marco de su decadencia hegemónica y dejando de lado la opción militar de una intervención de la OTAN (por ahora por fuera de todo cálculo), la política de Estados Unidos fue amenazar con imponer sanciones económicas marginales sobre algún miembro del gobierno ruso y otras penalidades como excluir a Rusia del Grupo de los 8.

Más allá de estas sanciones con que amenaza EEUU, existe el hecho de la dependencia de la UE respecto a Rusia, que es el principal abastecedor continental de petróleo y gas, así como el cuarto socio comercial de la imperialista Alemania. Esta situación le complica a la UE, liderada por Ángela Merkel, avanzar en medidas más contundentes contra Rusia. Por otro lado, Rusia –aunque no es una potencia imperialista sino un país fuertemente rentista y dependiente de las exportaciones petroleras- viene intentando avanzar en recuperar la influencia geopolítica y económica perdida con la desintegración de la URSS en 1991.

Por una Ucrania
independiente,
obrera y socialista

Los trabajadores y los sectores populares ucranianos son moneda de cambio en esta trama de intereses económicos y geopolíticos de las potencias imperialistas y Rusia. En las dos décadas de restauración capitalista, tanto con gobiernos pro rusos como pro occidentales, los oligarcas (ex burócratas de la URSS devenidos en capitalistas) han saqueado la propiedad estatal quedándose con los principales negocios.

Mientras que Yanukovich osciló entre acercarse a la UE y mantener sus relaciones con Rusia en función de los intereses de la elite de oligarcas locales, el gobierno neoliberal que asumió la semana pasada, formado por los partidos pro occidentales y grupos de extrema derecha, ya anunció que deberá tomar medidas antipopulares (llegaron a hablar de “políticas suicidas”) y tendrá que comprometerse al ajuste a cambio de la ayuda financiera de sus amigos del FMI y la UE. Estas reformas estructurales, como ya se ve en Grecia o en España, implican caída del salario, cierres de fábricas, despidos, privatizaciones y recorte del gasto público.

Las maniobras militares y políticas de Putin, incluido su reclamo sobre Crimea y su pretendida defensa de la autonomía ucraniana, no tienen nada que ver con combatir al imperialismo sino con defender los intereses del capitalismo ruso y sus posiciones geopolíticas. Mientras tanto los supuestos “nacionalistas” ucranianos agitan el odio anti ruso, llegando incluso a prohibir el uso de la lengua rusa que la hablan millones de ciudadanos ucranianos, pero se arrodillan ante el FMI y Bruselas.

Ahora tanto Rusia en Crimea como los partidos pro occidentales juegan la carta del nacionalismo para sus fines reaccionarios, lo que puede llevar hasta la posibilidad de separación del territorio ucraniano en zonas bajo la influencia y la protección de las potencias imperialistas y Rusia.

Solo la clase obrera puede dar una salida progresiva. La única perspectiva realista para que Ucrania sea independiente es expropiar a los oligarcas –los nuevos capitalistas que se quedaron con las grandes empresas públicas- dejar de pagar la deuda externa, nacionalizar la banca, el comercio exterior y los principales recursos de la economía y ponerlos al servicio de los trabajadores y sectores populares, es decir, luchar por una Ucrania obrera y socialista con derechos democráticos para todos los grupos étnicos y nacionales. Esta sería una palanca para la revolución social en Rusia y Europa, donde se jugará, en última instancia, el destino de Ucrania.





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