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Periódico
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Partido
Miércoles 10 de septiembre de 2008 FranciaStephane del Groupe Communiste Révolutionnaire Internationaliste Sarkozy había hecho una campaña alrededor del tema de la “ruptura”, una ruptura imprescindible para la burguesía francesa que necesitaba dar un salto en los ataques contra la clase trabajadora. Efectivamente, el capital francés, al avanzar menos rápidamente que sus competidores en relación a la destrucción de las conquistas sociales, pierde en términos de competitividad en el mercado mundial y ve su dominio imperialista cuestionado (...). El Partido Socialista (PS), a través de su candidata Ségolène Royal, defendió un programa fundamentalmente idéntico al de la derecha, demostrando una vez más que representa también los intereses de la burguesía francesa. Por ser más coherente y determinado, Sarkozy obtuvo un triunfo rotundo. Esto le dio más legitimidad para llevar su discurso reaccionario a la práctica. Sin embargo esto era aún insuficiente (...) después de haber festejado su victoria en un restauran paquete de Paris con los patrones más importantes de Francia, Sarkozy invitaba a los principales dirigentes sindicales a comer en las mejores mesas de la capital para acordar con ellos como comerse a los trabajadores. Además de eso propuso a algunos miembros del PS ser parte de su gobierno. (...) Éstos, obviamente, aceptaron sin vacilar. Es más, en aquel mismo momento, Dominique Strauss-Kahn, uno de los principales dirigentes del PS, accedía a la dirección general del FMI. Sarkozy eligió golpear primero a los sectores más combativos. Atacó las jubilaciones de los ferroviarios, de los trabajadores del subte y de los electricistas (...). A pesar de que la dirección de la CGT aceptara la reforma, los ferroviarios y los trabajadores del subte hicieron 9 días de huelga. Al mismo tiempo, los estudiantes pararon en más de la mitad de las universidades, las ocuparon y construyeron una coordinadora nacional para oponerse a una reforma universitaria reaccionaria (...). En varios lugares, trataron de ligarse a los ferroviarios en huelga. Pero este paro, aislado por las direcciones de los sindicatos (...), terminó también derrotado. No obstante, la caída del poder adquisitivo de los trabajadores a raíz de una inflación creciente, la impopularidad de las primeras contra-reformas, y la forma descarada en la cual Sarkozy ostentaba una vida de lujo, todo esto hizo caer brutalmente su nivel de popularidad. En esta situación, uno hubiera podido imaginarse que iba a frenar el ritmo de las reformas. Todo lo contrario. ¿Y por qué, compañeros? Porque la burocracia sindical reformista dio un salto en su colaboración de clase, firmando varios acuerdos de regresión social abierta con la patronal y el gobierno (...). A pesar de esto, algunas luchas se desarrollaron. Pero la burocracia sindical se opuso categóricamente a unificarlas y a transformarlas en un poderoso movimiento contra el gobierno (...) En esta situación (...) los trabajadores más avanzados ven con creciente interés a (...) la extrema izquierda, que sí se opuso a las contra-reformas neoliberales. Sectores bastante amplios ven con interés a Liga Comunista Revolucionaria (LCR) y a su popular vocero, Olivier Besancenot, que acaba de lanzar su proyecto de Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) ; sectores de vanguardia miran también al PT lambertista y a su proyecto de Partido Obrero Independiente o a Lutte Ouvrière. Estas tres organizaciones tienen un peso significativo entre la vanguardia, influencian centenares de comisiones internas y juntan varios millones de votos en las elecciones. Lamentablemente estos partidos que se reivindican trotskistas (aunque, para decir la verdad, cada vez menos) no proponen a los trabajadores una política de independencia de clase, no desarrollan un programa transicional capaz de unificar las luchas inmediatas contra la patronal y el gobierno, no militan para que los trabajadores se doten de organismos de auto-organización en las luchas. No ayudan a los trabajadores para que vayan hasta el final en su ruptura con el PS y sus aliados: siguen llamando a votar al PS en la segunda vuelta de las elecciones, con el pretexto de derrotar a “la derecha” (...). Se niegan a denunciar las traiciones de la burocracia sindical y a organizar el combate en el interior de los sindicatos construyendo con los militantes combativos una corriente clasista. No plantean abiertamente a la vanguardia que la lucha coherente y consecuente contra el capitalismo es necesariamente una lucha revolucionaria, y que esto supone trabajar a la construcción de un partido abiertamente revolucionario. El grupo del cual formo parte, el Groupe Communiste Révolutionnaire Internationaliste (CRI), milita a favor de una política realmente comunista, revolucionaria e internacionalista y para tratar de ganar a esa perspectiva los sectores de vanguardia. Es por esto que, sin tener ninguna ilusión en la dirección de la LCR, el Grupo CRI decidió participar del proceso constituyente del NPA (...). La LCR invita a construir un partido anticapitalista, democrático, que retome las mejores tradiciones del movimiento obrero y reconozca el derecho de tendencias públicas. Para el Grupo CRI, ese NPA tiene que ser un partido revolucionario. Por eso planteamos abiertamente que queremos constituir dentro del NPA, con otros militantes de vanguardia, una corriente comunista revolucionaria para dar esta pelea. Esto es muy difícil, compañeros, ya que si la dirección de la LCR se muestra particularmente abierta hacia los antiliberales centroizquierdistas y reformistas de todo tipo (...), es mucho menos amistosa con los revolucionarios y pretende incluso apartar a los militantes del Grupo CRI del proceso del NPA. Más allá de nuestra intervención en este proceso, estamos convencidos que la reconstrucción del marxismo revolucionario y su inserción en los sectores de vanguardia del proletariado, no puede concebirse en un marco estrechamente nacional. (...) Tanto el Grupo CRI como la FT-CI consideraron que, a pesar de algunos puntos de debate que tenemos que zanjar, los acuerdos programáticos existentes entre nuestras dos organizaciones eran lo suficientemente profundos para permitir nuestra integración a la FT-CI como sección simpatizante en Francia.
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