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Periódico
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Debate
Jueves 25 de noviembre de 2010 Polémica La USI y el peligroso camino hacia la socialdemocratización (I) por Milton D’ León Hemos venido discutiendo sobre los zigzagueantes caminos del agrupamiento Unidad Socialista de Izquierda (USI), en toda una primera etapa subordinado al chavismo, para luego distanciarse del mismo pero yendo hacia acuerdos con burocracias sindicales vinculadas a los partidos de la derecha (el “Movimiento Solidaridad Laboral”) y la reciente alianza electoral con los disidentes del chavismo, Patria Para Todos (PPT), en las elecciones legislativas. Sobre esto nos hemos referido en otras oportunidades [1], sin embargo, recién anuncian la “fusión” con un grupo político disidente de Bandera Roja hace apenas unos pocos años y que, aún después de esta separación, siguió alineado con la oposición burguesa. Es propicia la oportunidad para dar cuenta, aunque sea sucintamente, de cómo la USI se convierte cada vez más en una de esas corrientes que se reivindican del marxismo revolucionario pero que en realidad están cada vez más adaptadas al régimen democrático burgués, operándose en ellas una suerte de socialdemocratización. Una lógica “campista” como matriz de sus posiciones y alianzas políticas Los compañeros de la USI recaen constantemente en el seguidismo a los aparatos políticos y sindicales y hasta en políticas frente-populistas, navegando de esta manera a la deriva sin una estrategia proletaria independiente. Pero sus oscilaciones obedecen a cierta lógica que se deriva de la “teoría de los campos”, aunque sin llegar aún a la teoría de los campos burgueses progresivos, que lleva inefablemente al terreno de la conciliación de clases. Desde esta concepción, de ubican en uno u otro campo en pugna sin hacer el más mínimo esfuerzo por desarrollar una estrategia proletaria independiente, que enfrente a los “campos” burgueses desde una alternativa clasista y revolucionaria. Por eso recaen constantemente en el seguidismo o claudicación a los aparatos sindicales y políticos reformistas, o directamente burgueses. Este “campismo” se expresó durante toda una larga etapa –desde los primeros años de gobierno de Chávez, hasta mediados de 2007–en su alineamiento con el campo del chavismo, que tuvo su máxima expresión electoral en su llamado a “reventar las urnas por los 10 millones de votos por Chávez” en 2006. Para entonces, luego del triunfo de Chávez, afirmaron: “Este nuevo triunfo popular, debe abrir una nueva etapa para profundizar la revolución y avanzar al socialismo… Para conquistar en nuestro país la justicia, la igualdad y plenos derechos sociales para el pueblo” [2], y que “los resultados electorales han sido un nuevo y duro golpe para el imperio que vio nuevamente frustrado sus deseos de terminar con nuestra revolución” [3]. Quienes hoy conformamos la LTS, siempre discutimos la inexistencia de una tal revolución, sin embargo los compañeros se enraizaban en esta perspectiva. Derivaban pues que teníamos dos “campos” en pugna: por un lado el “campo revolucionario” formado por el gobierno de Chávez, los trabajadores y el pueblo, y por otro la reacción pro-imperialista. La operación política consistía en extrapolar el correcto posicionamiento de defensa del gobierno frente al golpe y la reacción proimperialista, para transformarlo en apoyo político permanente, sin desarrollar ninguna estrategia y alternativa verdaderamente revolucionaria, sin dar ninguna pelea para combatir la influencia del nacionalismo burgués entre la clase obrera. Claro está, cubrían su subordinación proclamando su derecho a “aplaudir cuando haya aciertos y decir las verdades por la calle del medio cuando haya errores”. Luego, frente al giro más bonapartista y centralizador de Chávez, con un discurso y acciones anti-autonomía sindical, y el lanzamiento del PSUV, sobrevino la división de C-CURA (la corriente sindical que impulsaban) y del propio PRS (Partido Revolución y Socialismo): quienes estaban por disolverse en el nuevo instrumento político centralizador que llamó Chávez, el PSUV, rompieron ambas organizaciones. Para quienes conformaron después la USI, su propia existencia en el campo del chavismo se les hizo asfixiante, los colocaba en situación de negarse y subordinarse aún más, o separarse, como lo hicieron, solo que en clave oportunista y, una vez más, sin estrategia de independencia de clase. Cambiaron radicalmente su caracterización del gobierno –ahora sí no veían una revolución impulsada por Chávez– y dieron un giro de 180 grados que los llevó, primero, a las alianzas con sectores de la burocracia sindical orgánicos de los partidos de la derecha patronal, como los aglutinados en “Solidaridad Laboral” [4], para llegar luego a la alianza con el PPT, un partido burgués que se distancia de Chávez en clave oportunista y defendiendo a monopolios capitalistas como la Polar, y que actualmente coquetea con sectores de la “Mesa de Unidad Democrática”. Su giro a oponerse al gobierno de Chávez, luego de tantos años de apoyarlo, no significó un giro a una política proletaria independiente, sino que siguieron en una misma lógica “campista”, pero desde otro ángulo, pues ahora se trata de enfrentar el autoritarismo de Chávez, para lo cual todo vale, incluyendo “acuerdos programáticos” con sindicalistas de la derecha y el frentepopulismo en su alianza con el PPT. Los compañeros de la USI, durante la campaña electoral, hacían su llamado “a enterrar la falsa polarización” ¡con el voto en el PPT!, no haciendo más que quedar enredados en la misma “polarización” bajo su lógica campista, pues se negaron a levantar una política obrera independiente. Fusión con un grupo centroizquierdista venido del reformismo maoísta La USI anuncia que: “Producto de la intervención común en diferentes procesos de lucha, fundamentalmente en la lucha universitaria, los compañeros de USI y de PASO a la Nueva Democracia hemos iniciado un proceso de colaboración y coordinación a fin de evaluar la posibilidad de integrar nuestras fuerzas en una sola organización política revolucionaria” [5]. En ese sentido, “coincidir (con PASO) que el gobierno de Chávez no es ni busca el socialismo, pero que esa es nuestra meta en Venezuela y en el mundo, fue un fuerte punto de coincidencia estratégica” [6]. La gran “coincidencia” que los compañeros señalan no pasa de una afirmación general de "luchar por el socialismo" que puede ser llenada de cualquier contenido, ¿o no “luchaban” también “por el socialismo” los aparatos contrarrevolucionarios stalinistas y maoístas? Y aquí viene una de las cuestiones más claves. El grupo “Paso…” es precisamente una suerte de reciclaje de cuadros medios y de dirección de uno de los grupos maoístas más desastrosos del país, como lo es Bandera Roja –que forma filas en la oposición burguesa proimperialista–, y dirigentes provenientes de “la izquierda, la centroizquierda y en general de sectores progresistas” [7]. Militaron en Bandera Roja aún después de la participación de esta en las intentonas reaccionarias de abril de 2002 y el paro-sabotaje de 2002-2003 contra el gobierno de Chávez, separándose años después sin que, por lo menos públicamente, se les conozca balance crítico de su militancia en esa organización y en esa política; aún fuera de Bandera Roja, siguieron haciendo parte del bloque opositor burgués –tan cerca como en diciembre de 2008 llamaban a votar por los candidatos de la derecha–, y recién hace menos de dos años vienen distanciándose de la oposición patronal para abrazar un proyecto centroizquierdista: “El acento principal de nuestro accionar, debe centrarse en el impulso de la unidad popular por una nueva democracia, promoviendo la articulación de las luchas y de los movimientos sociales para enfrentar las políticas del gobierno, levantando una alternativa de izquierda frente a la crisis, deslindando de la oposición burguesa ï ›…ï construir un proyecto de cambio, comprometido con los intereses nacionales, de los trabajadores, de los sectores populares, y de las capas medias, con el desarrollo soberano del país y con la verdadera redención social de las mayorías que siguen excluidas” [8]. Es claro que este tipo de “unidad”, lejos de avanzar hacia la construcción de una organización revolucionaria, es la base para la construcción de organizaciones de cualquier tipo, porque sencillamente se le capitula a las políticas de esos agrupamientos para poder atraerlos, donde centrados en afirmaciones generales se les cede en las políticas concretas. Y no hay que ir muy lejos: en la reciente disputa con el gobierno por las reivindicaciones salariales docentes y el presupuesto universitario la USI terminó haciendo parte del bloque de las autoridades rectorales y las direcciones de los sindicatos docentes, alineadas con la oposición burguesa, y es así no solo por la matriz limitadamente “antigubernamental” que viene adoptando la USI, sino centralmente porque “PASO” viene de integrar la misma matriz opositora por derecha en las universidades que se enfrenta al gobierno exigiendo más presupuesto, pero se calla la boca ante el manejo antidemocrático, corrupto y antiobrero que hacen del presupuesto estas autoridades, y convalida el actual régimen universitario (ver “El presupuesto universitario, el gobierno y las autoridades rectorales”, en este número). Ante el distanciamiento cada vez mayor que sufre la USI con relación a las bases obreras en lucha, adoptan un camino que, lejos de rectificar para orientarse hacia una política de independencia de clase, los lleva a estas alianzas oportunistas con las que su carácter revolucionario proletario queda cada vez más evaporado y reducido a frases de rutina. Sin estrategia revolucionaria de clase... adaptación segura al régimen burgués Tomado de conjunto, es este “campismo” que los lleva a adaptarse a la democracia burguesa vía instituciones y personajes concretos: sindicalistas pro burgueses como los de Solidaridad Laboral, partidos y grupos reformistas como el PPT y “PASO”, y las direcciones burguesas del movimiento de masas como el propio Chávez a quien apoyaron en toda una etapa. Incluso los ha llevado hoy a ubicarse en el bloque “anti-expropiaciones” que encabeza la oposición patronal y las burocracias sindicales de las empresas privadas estatizadas, sin desarrollar ninguna política obrera independiente (ver “Sobre las ‘expropiaciones’ del gobierno y la defensa de las conquistas obreras” en este número). Este campismo y esta adaptación a los aparatos, y por esta vía a la propia democracia burguesa, es lo que llamamos el peligroso camino de la “socialdemocratización” que recorre la USI. De nuestra parte sostenemos la necesidad de levantar una política que permita la independencia de clase de la clase obrera para luchar con sus propios métodos y acaudillar así la lucha revolucionaria del conjunto de los explotados, los campesinos y los sectores populares, separándolos de la burguesía "opositora", "nacionalista", "democrática", o como se quiera denominar en su diferentes facciones. [1] Ver por ejemplo “El oportunismo impotente de una organización sin estrategia revolucionaria”, En Clave Obrera Nº 24, www.lts.org.ve/spip.php?article303 [2] “Este nuevo triunfo popular, debe abrir una nueva etapa para profundizar la revolución y avanzar al socialismo”, 04/12/06 - www.aporrea.org/actualidad/n87453.html [3] Ídem. [4] Para una lectura más detallada de las posiciones de estos dirigentes y nuestra crítica, ver “‘Movimiento Solidaridad Laboral’: un embauque contra los trabajadores”, En Clave Obrera Nº 22, en www.lts.org.ve/spip.php?article231. [5] Voz de los Trabajadores, Nº 12, Octubre 2010. [6] Ídem. [7] Así se definen en su blog: www.blogger.com/profile/17711852891854858868 [8] Revista Paso a la Nueva Democracia, Nº 1, Abril 2010, en www.scribd.com/doc/30259847/Revista-1-PASO-ND. Así mismo afirman que para tal proyecto “se requiere, ineludiblemente, la articulación de fuerzas sociales y políticas ï ›…ï con la suficiente amplitud y flexibilidad para atraer a la acción organizada todas las voluntades posibles”.
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