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Periódico / Editorial

Miércoles 16 de junio de 2010

EDITORIAL

La situación nacional y las perspectivas de la clase obrera

Por Comisión Política Nacional


En mayo se dio inicio al período electoral, los bloques políticos centrales y sus distintas cortes han definido en supuestas "internas”, sus candidatos a la Asamblea Nacional. Desde el partido de gobierno, PSUV y aliados, por un lado, y la "Mesa de Unidad Democrática" con su cohorte respectiva, por el otro, se alistan dentro del entramado burgués de las elecciones parlamentarias. La llamada oposición de derecha aspira llegar al Estado ocupando curules en la Asamblea y quebrar una mayoría "calificada"; mientras el gobierno se dedica a ponerle límite a esa posibilidad para poder seguir legislando y ejecutando su plan de gobierno con tranquila mayoría. Pero esta aparente “normalidad”, es solo la superficie de las verdaderas contradicciones que sacuden al país en el marco de crisis recurrentes a nivel gubernamental, signadas por un profundo estancamiento económico. Mientras por abajo, se continúa expresando el aflojamiento de la autoridad de Chávez ante los trabajadores y el pueblo pobre, y la salida a la lucha de diversos sectores obreros por sus reivindicaciones. Establecer la dialéctica de la situación estructural y las fuerzas sociales vivas y de lucha que intervienen, como también las dimensiones reales del momento político, es lo que intentamos desarrollar en este editorial.

Un gobierno de crisis recurrentes y una derecha a media luz
En las alturas del gobierno se viene expresando un proceso de desencadenamiento de crisis recurrentes, o como algunos analistas llaman "el creciente desorden del sistema de gobierno", velado por la centralidad que impone Chávez desde Miraflores. Es que al gobierno de Chávez lo invade el agotamiento político, o para decirlo en otras palabras, el desgaste político, tras 11 años de gobierno sin poder resolver los problemas más acuciantes de los trabajadores y el pueblo, expresándose en el aflojamiento de la autoridad y capacidad de liderazgo de Chávez entre las masas y la crisis abierta también a lo interno del entramado del poder político que lo sustenta que ya ha comenzado a manifestarse a la luz del sol.

Si de un “equilibrio relativo” se pasara a "la debilidad estratégica estructural" durante el 2D-2007 como punto de inflexión, como ya hemos explicado en otros artículos, se expanden ahora todas las grietas abiertas en el sistema de gobierno y los grupos de poder sobre los que se asienta. La “contención” de estas crisis en la coyuntura, no es más que el empujar hacia delante las contradicciones abiertas, frente al miedo de un escenario de un fracaso electoral dentro de un marco en el cuál, el propio Chávez desata fuerzas que no puede conjurar, bajo un sistema que carece de fusibles frente a tensiones inesperadas; las mismas que pasan a concentrarse en la figura presidencial, como es característico del bonapartismo.

Es que el declive del chavismo es un hecho. Desde el punto de vista del análisis, podríamos afirmar que nos aproximamos a la etapa más crítica del chavismo, en la pulseada de la dimensión política, donde el ocaso se devela como hipótesis más probable, (sin que por eso se descarten posibles recuperaciones ocasionales, que dependerán de las variables políticas, económicas y sociales, tanto externas como internas). Pero es que, si bien el gobierno ha perdido el empuje central, y el agotamiento político se transpira por los poros del poder, aún conserva cierto aire que puede hacer tornar su declive más lento, o transformarse en recuperaciones parciales.

Pero si bien el chavismo entra en declive, la oposición empresarial que se le ha venido enfrentado, no está en mejores condiciones; tanto por los desacuerdos expresados en sus internas, como también porque no constituyen un sector "creíble" entre sectores significativos de las bases que han sustentado al chavismo, más allá de sus seguidores históricos. Incluso los analistas que se perciben como los “más serios”, no ven un campo despejado ni próspero para este sector. La supuesta “unidad” se quiebra ante la posibilidad de llegar al Estado vía el Parlamento, y comienzan a mostrarse sus mayores contradicciones, expresando sus reales intereses y los distintos sectores económicos a los que responden.

¿Hacia crisis de gobernabilidad?

Si el chavismo no consigue mantener los 2/3 de la Asamblea Nacional, la hipótesis de ir hacia una crisis de “gobernabilidad” no se podría descartar, ante posibles políticas de boicot de la oposición a iniciativas legislativas del Ejecutivo chavista, mientras que los distintos intereses de las facciones que componen el gobierno saldrían más a la luz pública, al manifestarse más abiertamente el proceso de declive del propio Chávez. Si la oposición derechista consigue romperle el piso de los 2/3 de la Asamblea, se jugaría a acelerar la política de "desgaste", prefigurando el escenario de las próximas elecciones presidenciales del 2012, y acelerando a su vez, las contradicciones de los pactos de gobernabilidad entre las facciones del poder que rodean a Chávez.
De darse este escenario, se podrían abrir nuevas hipótesis, en las que no podría excluirse que, frente a una Asamblea Nacional que no le permita legislar a su favor, el gobierno acentúe su carácter bonapartista, amparándose en la concentración de poderes que las distintas reformas y leyes votadas le han ido otorgando. Pero también se abre la hipótesis de ir a mayores pactos con la oposición empresarial y de la derecha tal como lo vimos en el 2004, e intentar mecanismos de gobernabilidad entre las distintas facciones de las clases dominantes buscando articular nuevos mecanismos de régimen de dominio en el país, ante el escenario de mayores luchas obreras y populares empujadas por la crisis económica y el deterioro de las condiciones de vida. Pactos que no estarían exentos del intento de la oposición de aprovechar la crisis y el malestar obrero y popular para socavar más al gobierno y postularse como alternativa para 2012.

Por eso el chavismo moverá todas sus fuerzas para evitar una lamentable derrota, ya sea por defección o porque las fuerzas de la oposición avancen electoralmente o por una combinación de ambos elementos. Hasta el momento el chavismo ha venido siendo más golpeado por lo que hemos llamado la "defección" -expresada en la gran abstención electoral de sus antiguos votantes-, que por los avances de la oposición de derecha, al menos en el plano electoral. En este sentido, es muy probable que la abstención, este fenómeno que aparece como un catalizador de movimientos en las últimas elecciones, sea el que pueda dar nuevamente la palabra clave en las próximas elecciones legislativas. Lo cierto es que ésta será la gran jugada del chavismo, para evitar que el próximo 26S le signifique un segundo 2D, tal como se expresó en el fin del régimen plebiscitario.

La “mediación” económica se desvanece

Si la gran bonanza económica fue de gran apoyo para las políticas gubernamentales que, junto a las grandes misiones sociales, servía como una especie de “mediación” entre el gobierno y las masas que contenía las contradicciones del régimen, la entrada del país en una plena recesión, por primera vez desde el 2003, implica que esta “mediación” tiende a desvanecerse. Es que el país ha entrado abiertamente en una etapa recesiva, tal como lo mostró el resultado del Producto Interno Bruto del primer trimestre del 2010, cuando este retrocedió 5,8%, para acumular cuatro trimestres consecutivos en rojo, sin que existan pronósticos de recuperación, si tomamos en cuenta que la crisis energética dificulta, por el impacto del racionamiento, la salida de la crisis económica.

La devaluación, que si bien fue una medida para beneficiar al gran exportador del país, es decir, al propio Estado, no ha significado más que un respiro de poco aliento, mientras el gobierno se depara con más traspiés en la salud económica. Súmese a esto los altos índices de inflación que se han venido expresando desde hace tiempo, más la situación de estancamiento económico que la repunta. El gobierno intenta atacar un mal y dispara el otro, tal es el entramado de una economía netamente capitalista y semicolonial, donde se aplican las mismas medidas “anticrisis” que terminan recayendo sobre el conjunto del pueblo.

Pero aún más, la inestabilidad de la economía nacional, enmarcada dentro de la segunda fase de la crisis económica internacional, tal como se expresa en Europa en general y particularmente Grecia, estará más sujeta a los humores internacionales. La economía venezolana, con rasgos de un capitalismo de Estado, por los sectores esenciales económicos de la producción y de servicios que están bajo su control y administración directa, lleva a un impacto más directo de la crisis económica sobre el resto de las ramas dependientes. Una dinámica donde la crisis se hace recaer sobre los trabajadores y el pueblo expresado en el alza del costo de vida y caída del salario real.

Disciplinamiento a la clase obrera y sicariato patronal

Ya hemos explicado cómo desde el gobierno nacional se han venido golpeando las luchas obreras, y cómo se han escarmentado decididamente las más radicalizadas con el objetivo de disciplinar de esta manera a la vanguardia obrera, al tiempo que se pretende aislar a los sectores que no se mantengan en los límites establecidos por su proyecto de “socialismo con empresarios". El caso de la represión en la Mitsubish que dejó como saldo dos obreros asesinados, los asesinatos por sicariato patronal, muchos de ellos concentrados en el estado Aragua, como el reciente caso de Jerry Díaz de la empresa MANPA, complementan este escenario donde patronos (oficialistas y de oposición) y gobierno nacional (como también los estadales gobernados por la oposición) golpean a los trabajadores . La gran impunidad reinante, permite que los empresarios y sus fracciones sindicales propatronales resuelvan los conflictos obreros mediante la eliminación física de obreros.

A estas alturas, es claro afirmar que la política de disciplinamiento de la clase obrera por parte del gobierno estaría dando resultados. La baja convocatoria en la marcha en Maracay, donde los trabajadores no llegaban a 200, siendo que la UNT local, dirigida por la C-CURA, tiene como afiliados a 17 mil trabajadores, concentrados en 85 sindicatos, es una expresión de esto. La fácil represión de la marcha del 12 de marzo, no logró despertar un repudio activo entre la clase, marcando una notoria diferencia con relación al caso de la represión a los obreros de Sanitarios Maracay cuando sí se respondió con un gran trancazo obrero en Aragua en el 2007. Esta vez, apenas organismos de derechos humanos y pequeñas organizaciones políticas salieron a repudiar la represión, incluso aconteciendo después el asesinato de Jerry Díaz; en este sentido, es posible observar que el disciplinamiento de la clase obrera se hace sentir.

Esta situación no quiere decir que no continúen desarrollándose luchas sindicales, estas existen y se expresan en diversos conflictos por convenios colectivos, salariales y en contra de los despidos, e incluso podrían remontarse en una nueva fase a futuro, a depender de cómo ataquen el gobierno y los empresarios privados los bolsillos de los trabajadores y el empleo. Lo que sí estamos afirmando es que la emergencia obrera que venía desarrollándose y que apuntaba embrionariamente hacia la centralidad obrera en el escenario político nacional, producto de este disciplinamiento vía represión, combinado con el sicariato patronal, y una política cupular y estéril de quienes podrían organizar una seria resistencia obrera, le ponen un coto en la dinámica ofensiva y de cierta radicalidad que se venía expresando.

Es necesario forjar una política independiente

Al iniciarse el declive del chavismo y profundizarse la crisis, abre nuevas perspectivas para la clase trabajadora. Es que, por la crisis pueden abrirse brechas en las alturas que pueden ser aprovechadas por los trabajadores que continúan en la pelea a pesar del sicariato patronal y la represión a sus luchas. A pesar de los altibajos, la clase obrera ha venido demostrando que puede transformarse en un gran actor nacional. La emergencia del sector que hemos venido viviendo apuntaba embrionariamente a la centralidad obrera, es decir, a ocupar el centro de la escena política con sus propios métodos de lucha desplegados como huelgas, piquetes, coordinaciones de lucha, organización de la solidaridad, lucha callejera, etc., y un programa para luchar, pero lo que faltó fue una primera incursión decisiva de los trabajadores, que permitiera al menos desarrollar acciones más decididas, generalizándolas desde los propios lugares de trabajo. Si Sanitarios Maracay, Mitsubishi, etc., hubieren triunfado, podrían haber marcado un fenómeno en este sentido. De aquí ,el papel desastroso de dirigentes sindicales como los de Marea Socialista o la CMR, subordinando todo al apoyo al gobierno, pero también de los compañeros de la USI, que toman los conflictos obreros como luchas rutinarias y meramente sindicales, sin poner todas las energías en transformarlas en verdaderas luchas políticas de la clase que de triunfar, puedan significar un punto desde donde los trabajadores se pueden atalonar, permitiendo desencadenar fenómenos por la base en distintas fábricas y empresas que imitarían su ejemplo. Es por eso que hoy más que nunca es imprescindible que los trabajadores concentren y centralicen sus fuerzas, para forjar una política obrera independiente y armarse de una estrategia para vencer en la perspectiva de la lucha por un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre.





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