En la “Conferencia para la paz” realizada
el 26 de febrero han participado
junto con el gobierno nacional, empresarios,
las cámaras empresariales como
FEDECAMARAS, representantes religiosos,
de los canales privados de comunicación,
alguno de la burocracia sindical
gobiernera etc. Los golpistas de ayer y
aliados al imperialismo, hoy son sujetos
con los cuales hay que dialogar, pero los
trabajadores que lucharon contra el golpe
de Estado de 2002 y el paro patronal
del 2002-2003 no son consultados sobre
la reunión ni tomados en cuenta sus intereses
inmediatos, quedando en claro
que el marco de discusión se encuentra
asociado con los doce puntos establecidos
por Lorenzo Mendoza y la aceptación
de Maduro de la propuesta de la
“comisión de verdad económica”. (El Nacional
Web, 28/02/2014)

El discurso oficial no se encuentra situado
sobre cómo construir el socialismo
del siglo XXI, sino de la paz. Pero resulta
que esa paz no existe para la clase obrera,
a la cual se la ha venido golpeando
y descargando la crisis, desde el propio
gobierno de Chávez. No hubo paz
contra los trabajadores de CIVETCHI
(empresa mixta) que fueron encarcelados
por el solo hecho de construir un
sindicato, y hoy indicados por el SEBIN
como delincuentes. Tampoco hubo paz
contra los trabajadores petroleros que
por reclamar en Puerto La Cruz por el
contrato petrolero vencido, fueron detenidos
y liberados luego bajo régimen
de presentación. Menos la hubo contra
los trabajadores de SIDOR, quienes
fueron fustigados y amenazados por el
propio Maduro en el paro de fi nales del
año pasado, quien descarada y maliciosamente
acusó de ser los responsables
de la “quiebra” de la empresa y de que
“el gobierno no cumpla con la meta de
viviendas previstas”.

La “Paz” para la clase obrera es incongruente
con el contenido mismo que
esconde el acuerdo del gobierno con los
capitalistas. Cómo podemos considerar
que exista “Paz” cuando los ingresos de
las familias obreras y populares se vuelven
inefi cientes con la liberación de precios
y las devaluaciones. Cómo hablar de
paz cuando en las fábricas se vive la dictadura
patronal, tanto en privadas y estatales,
donde los trabajadores que exigen
sus elementales derechos son perseguidos
y amedrentados. Ejemplos sobran,
tales como el ir preso o someterse a un
juicio por querer hacer un sindicato, o
realizar una asamblea. La presencia de
las fuerzas represivas (CICPC o SEBIN)
en nuestros lugares de trabajo es otra
forma de cómo conciben la paz los patrones.
Esta supuesta “Paz” es una verdadera
declaración de guerra para la clase
obrera.

Esa “Conferencia para la paz” está lejos
de ser progresiva para los trabajadores,
quienes logramos ver cómo Lorenzo
Mendoza, haciendo alarde de su condición
de capitalista, atacó a los trabajadores
que “no dejaban laborar a su compañeros”,
a lo cual el autodenominado
gobierno “obrerista” de Maduro no retrucó
tales acusaciones. El que calla otorga.
Por ello, tal “Conferencia para la Paz” se
traduce en descargar un programa de
ajuste contra la clase obrera, haciéndola
pagar los costos de la crisis, y manteniendo
las ganancias de los capitalistas.

La clase obrera no tiene nada que esperar
en esa conferencia, y menos tener
algún tipo de esperanzas y confianza en
una reunión que marca el rumbo de un
pacto entre el gobierno nacional y los
sectores empresariales para descargar la
crisis económica sobre ella misma. Por
tal motivo, no podemos quedarnos en
la pasividad, sino luchar por nuestra independencia
política frente a los bandos
burgueses del Gobierno y la oposición,
marcando un camino propio bajo un
programa que nos permita romper las
cadenas que nos atan a la burguesía y su
Estado.