Los sindicatos actuales siguen
siendo el instrumento central a
través del cual los trabajadores
vienen canalizando su pelea, sin
embargo, por el mismo hecho de
que los tercerizados y contratados
son sectores de la clase que en
su mayoría no cuentan con estos
organismos, comienza a darse el
hecho de que, a falta de sindicatos
verdaderamente clasistas y combativos,
que tomen en sus manos
el conjunto de las demandas
obreras, los trabajadores y trabajadores
se organizan por fuera de
estas instancias burocratizadas,
para pelear por su derechos. Es el
caso, por ejemplo, de los trabajadores
de Barrio Adentro II (los
CDI y SRI) y de los tercerizados en
SIDOR que ante la traición abierta
del sindicato buscan nuevas formas
de organización. Pero ocurren
también fenómenos más radicalizados,
donde pasan por encima de
estas instancias, allí donde existen,
como la empresa de ventiladores
FUNDIMECA donde las trabajadoras,
mediante una lucha decidida,
arrancaron un mejor contrato
que el pactado por el sindicato –y
enfrentan hoy la persecución judicial
y represión del gobierno-; así
también en ENCAVA, centenares de
trabajadores se mantienen a través
de asamblea permanente en lucha
por el cumplimiento del contrato
colectivo, mientras la empresa
denuncia que «no son obreros del
sindicato».
El aspecto más importante es la
disposición obrera a la lucha aún
por fuera o por encima de los sindicatos,
allí donde estos no llegan
o donde no toman en sus manos
las demandas obreras, pero estas
formas de organización pueden ser
pasajeras e inestables, por lo que
la tarea imperiosa del día, además de brindar de solidaridad activa
estas luchas, es luchar incansablemente
por sindicatos clasistas y
combativos, que incorporen entre
sus miembros y sus demandas
estas luchas, así como la formación
de este tipo de sindicatos
allí donde no existan, o formar
fracciones revolucionarias en
los sindicatos que ya existen. La
burocracia sindical es incapaz de
tomar en sus manos las demandas
de los sectores más explotados y
oprimidos de la clase, prefiere la
tranquilidad de sus puestos y de
las luchas «rutinarias» por algunas
mejoras en sectores que gozan ya
de cierta estabilidad y beneficios.
Por eso es imperioso dar una pelea
contra esta deformación de la
práctica sindical e impulsar la más
amplia unidad obrera alrededor
de estas luchas, que a menudo son
las fuentes de mayor radicalidad
obrera.