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Periódico
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Jueves 7 de noviembre de 2013 VIII CONFERENCIA INTERNACIONAL DE LA FRACCIÓN TROTSKISTA - CUARTA INTERNACIONAL “Abrir la discusión con la izquierda anticapitalista y la vanguardia obrera y juvenil” Por Christian Castillo A seis años de la crisis capitalista más importante desde el fin de la segunda guerra mundial con los rescates billonarios, que han provocado un crecimiento sideral de las deudas estatales, y los ataques descargados sobre los trabajadores, los gobiernos capitalistas han logrado hasta el momento evitar que esta crisis se transforme en una depresión mundial generalizada, como en la década del ’30, pero todos los pronósticos hablan de por lo menos varios años más con la economía de los principales países capitalistas prácticamente estancada. En las últimas décadas del siglo XX, con el neoliberalismo, vivimos una ofensiva del capital en toda la línea, que arrasó con multitud de conquistas obreras, incluyendo la restauración capitalista en la Unión Soviética, Europa del Este y China. Estas victorias le permitieron una sobrevida al capitalismo pero no eliminaron sus contradicciones, como evidencia la crisis en curso, sino que en cierto sentido las acrecentaron. En estos años de crisis estamos viendo el comienzo de grandes convulsiones políticas a las que tendrá que responder la clase obrera. Una clase obrera que constituye hoy una inmensa fuerza social expandida a nivel mundial, con grandes batallones en todos los rincones del planeta. Pero que está fragmentada y mayoritariamente desorganizada o con direcciones adaptadas al dominio del capital, que la condenan a la impotencia, como se muestra en Europa. Así como es falso que la crisis por sí misma termine con el dominio capitalista también es mentira que el capitalismo salga indemne de sus crisis. Depende de la respuesta de la clase obrera. Nuestra gran apuesta es que al calor de las luchas en curso la clase obrera desarrolle su conciencia de clase y se postule como alternativa de poder al dominio capitalista, que sus luchas tomen un camino revolucionario. Una conciencia que no surge automáticamente de la lucha misma sino que requiere de la intervención de los revolucionarios, del programa y la estrategia marxista, que condensan la experiencia histórica de la clase obrera. Esta, nada más y nada menos, es nuestra gran tarea. El desarrollo de organizaciones revolucionarias en cada país y de una internacional revolucionaria. (…) en estos años hemos visto distintas expresiones de la lucha de clases y fenómenos políticos de los que hablaron varios compañeros. En Europa, con la clase obrera y la juventud resistiendo los ataques del capital, sus gobiernos y sus estados. En América Latina, ganando las calles por nuevas conquistas, después de los golpes sufridos con la ofensiva neoliberal de los ’90 y las tendencias al agotamiento de los gobiernos pos neoliberales. En Sudáfrica, en las grandes luchas mineras que están produciendo un fenómeno de ruptura de franjas de la clase obrera con la dirección conciliadora del Congreso Nacional Africano y la conducción de la COSATU, la principal central sindical del país. Pero es en el norte de África y en Medio Oriente donde hemos visto los acontecimientos más convulsivos, con los procesos revolucionarios en Túnez y Egipto, con los levantamientos transformados en guerras civiles en Libia y Siria y con la intervención de las potencias imperialistas y otros poderes regionales para sacar provecho propio de estos acontecimientos. Como no podía ser de otro modo, estos acontecimientos están poniendo a prueba la teoría y el programa de los revolucionarios. Egipto ha mostrado nuevamente el desastre al que lleva la llamada “teoría de la revolución democrática”, es decir, la subordinación política de la clase obrera a direcciones burguesas en la lucha contra una dictadura o un gobierno reaccionario. En la izquierda se ha llegado al colmo de reclamar la ilegalidad de la Hermandad Musulmana y que la represión no sea “tan dura”, como ha hecho la LIT, la organización internacional que impulsa el PSTU de Brasil. Una vergüenza. A ese desastre lleva la llamada Teoría de la Revolución Democrática. Y en Siria el imperialismo yanky incrementa su amenaza de intervención enviando nuevos barcos a la región. Aquí podemos ver repetirse la tragedia de Libia, donde los grupos que tomaron la dirección de los levantamientos contra la dictadura de Khadafi terminaron en los brazos de las potencias imperialistas, promoviendo la intervención armada de los yankys y la OTAN, posición que también fue justificada por parte de la izquierda mundial. Nuestra organización que plantea la caída de la dictadura de Bashar Al Assad, como lo hicimos con Khadafi en Libia, dice claramente que no es con las bombas, ni con la intervención política y militar del imperialismo como hay que derrotar a Al Assad y los tiranos, sino con la lucha y la acción independiente de los trabajadores y el pueblo. Las tareas de los revolucionarios Gran parte de la izquierda anticapitalista y socialista a nivel mundial ha sido revolcada por los nuevos fenómenos que se han desarrollado al calor de la crisis capitalista. En Europa sus partidos tienen fuertes crisis y sus direcciones se adaptan al neo reformismo de Syriza, el Front de Gauche de Melenchon y el PC francés o a Izquierda Unida en el Estado Español, organizaciones que buscan canalizar el descontento de las masas en el marco de las democracias imperialistas degradadas de sus respectivos países. En América Latina hemos visto una izquierda adaptada al nacionalismo burgués de Chavez y al frentepopulismo campesino de Evo Morales, por no hablar de los que desde la izquierda defienden gobiernos más de derecha como el de los Kirchner, el del Frente Amplio uruguayo o el Brasil del PT. Hoy las masas, como se ha mencionado en esta tribuna, están comenzando a desafiar estos gobiernos por izquierda. Nuestro partido el PTS es orgulloso integrante, junto a los compañeros del PO y de IS, de un Frente de Izquierda y de los Trabajadores que en su programa postula la independencia política de los trabajadores de todos los bandos capitalistas, que levanta no sólo las reivindicaciones inmediatas de los trabajadores y las masas explotadas sino medidas transitorias que afectan directamente la propiedad capitalista y se plantea la lucha por un gobierno de los trabajadores y el pueblo impuesto con la movilización de la clase trabajadora y el conjunto de los oprimidos. Con los más de 900 mil votos que obtuvimos en las primarias del mes de agosto mostramos que no es necesario hacer seguidismo al gobierno kirchnerista o a la centroizquierda para obtener el reconocimiento de los trabajadores y de la juventud. Mientras damos esta pelea decimos con claridad que el Frente de Izquierda es un medio para un fin superior: la construcción de un gran partido revolucionario de la clase obrera, que con decenas de miles de militantes pueda lograr la dirección de un fracción minoritaria pero relevante de la clase trabajadora y la juventud y jugar un papel decisivo en las crisis capitalistas que se vienen.. La alternativa a construir tiene que ser parte de la lucha por poner en pie un estado mayor revolucionario de la clase obrera a nivel internacional. Poner en pie un Movimiento por una Internacional de la Revolución Socialista Hemos discutido en nuestro último Congreso, y lo hicimos con todos nuestras organizaciones hermanas en esta semana de conferencia, que nuestra corriente internacional tiene que plantearse una política a la altura de los desafíos que nos plantea la actual etapa de la lucha de clases. Nuestra corriente se forjó en una etapa de resistencia, de clarificación programática y estratégica frente al abandono creciente de la izquierda mundial de toda perspectiva revolucionaria, que claudicó al triunfalismo burgués desarrollado con la ofensiva neoliberal y los avances de la restauración capitalista. Hoy estamos en una nueva situación. Nuestra propuesta de abrir la discusión para poner en pie un Movimiento por una Internacional de la Revolución Socialista – Cuarta Internacional se dirige tanto a las corrientes y militantes de la izquierda anticapitalista y socialista que defienden una perspectiva de independencia de clase (entre los que se cuentan sectores de la izquierda de los partidos del antiguo Secretariado Unificado o los compañeros de la CRCI que integra el PO), como a los nuevos sectores obreros y juveniles que empiezan a destacar las luchas en curso. Por eso no podemos menos que tomar la propuesta que acaba de hacer el compañero Marcelo Ramal en esta tribuna y manifestamos nuestra disposición a discutir la organización de este Congreso de organizaciones socialistas y revolucionarias de América Latina que pueda ser un paso en la reconstrucción de una internacional revolucionaria. Como han podido ver en las intervenciones de los distintos compañeros que me han precedido, los distintos grupos que conformamos la Fracción Trotskista estamos haciendo política activamente en nuestros países, implementando distintas tácticas con un mismo fin revolucionario. La batalla al interior del NPA en Francia o del PT en Bolivia; la intervención en los procesos en Chile y Brasil; el Frente de Izquierda y de los Trabajadores en Argentina, por solo nombrar los más destacados. Dentro de pocos días, el 3 de septiembre, se conmemorarán 75 años de la fundación de la Cuarta Internacional. En otras circunstancias, nos toca hoy continuar ese combate, por dotar a la clase obrera de una dirección revolucionaria internacional que le permita llegar a la victoria, enterrar para siempre este sistema de explotación y opresión y abrir el camino hacia una sociedad comunista, donde toda la humanidad pueda gozar de las creaciones del arte, la cultura y la ciencia, y las guerras y la miseria sean solo un mal recuerdo del pasado.
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La Liga de Trabajadores por el Socialismo de Venezuela integra
la FT-CI (Fracción Trotskista - Cuarta Internacional),
junto al PTS (
Partido de los Trabajadores Socialistas) de Argentina,
la LOR-CI (Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional) de Bolivia,
la LRS (Liga de la Revolución Socialista) de Costa Rica,
la LTS-CC (Liga de Trabajadores por el Socialismo - Contra Corriente) de México,
Clase contra Clase del Estado Español,
Clase contra Clase de Chile y
la LER-QI (Liga Estrategia Revolucionaria) de Brasil
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