Intervención del camarada Ángel Arias, dirigente de la LTS en la VIII Conferencia Internacional de la Fracción Trotskista - Cuarta Internacional

Como uds. saben, en nuestro país, con Chávez a la cabeza, tuvo lugar el fenómeno político que concentró las expectativas y el apoyo de las grandes masas trabajadoras y empobrecidas, incluso más allá de nuestra fronteras; prometiendo la liberación del yugo imperialista, la unidad latinoamericana y la resolución de los problemas obreros y populares… pero todo esto sin revolución social.

Habló mucho Chávez de revolución y socialismo, sí, pero no más que eso.

Chávez supo estabilizar un nuevo régimen burgués en Venezuela, canalizar el enorme descontento obrero y popular de los años 90’s por los cauces de algunas reformas económicas, con fuertes dosis de intervencionismo estatal, pugnas con el imperialismo estadounidense para una mayor captación por el Estado de la renta petrolera.

Avanzó así en una relativa redistribución de la renta, disminuyendo los niveles más alarmantes de pobreza, ampliando el acceso a la salud, la educación y la seguridad social, llegando a tener una política en momentos de relativa autonomía frente al imperialismo, al tiempo que sin embargo mantenía lo fundamental de la dependencia nacional, la explotación de la clase trabajadora, y el Estado burgués recuperaba legitimidad ante las masas, fortaleciendo incluso su capacidad de regimentación social, de coacción y criminalización de las luchas.

En estos casi 15 años, a pesar de la gran energía de la clase obrera y el conjunto del pueblo pobre, a pesar de la disposición al combate mostrada –como en la derrota del golpe de abril de 2002 y el paro patronal y sabotaje petrolero–, Venezuela no dejó de destinar millones y millones de dólares a los bancos imperialistas por concepto de deuda externa –al contrario esta ha crecido enormemente–, no dejaron de operar cientos de transnacionales que explotan los recursos naturales y a los trabajadores venezolanos, , girando riquezas a las principales potencias, no dejaron de existir los banqueros y aumentar sus ganancias, no dejaron de hacer negocios los empresarios nacionales y vivir del trabajo asalariado.

Por eso los grandes problemas nacionales no fueron resueltos, ni tampoco los problemas de los explotados, oprimidos y oprimidas, y la oposición burguesa, aliada y arrastrada al imperialismo gringo, despliega toda su demagogia para postularse como alternativa. ¡Y le rinde frutos, compañeros!

Es una demostración muy clara de cómo este tipo de proyectos políticos dilapidan el apoyo de masas, lo despilfarran, pues al tiempo que regatean con el imperialismo mantienen controlado al movimiento de masas, se empeñan en regimentarlo, disciplinarlo, y como así bloquean la posibilidad de una verdadera lucha antiimperialista y de la revolución social, se mantiene en pie lo fundamental de la sociedad capitalista, sin dar salida a las necesidades nacionales no de los explotados, preparan la vuelta de la reacción.

Es una demostración de la necesidad de luchar sin descanso, ni un momento, por la independencia política de la clase obrera, porque los explotados no vayan detrás de estos proyectos, sino que confíen en sus propias fuerzas, en sus propios métodos de lucha, se doten de un programa y una estrategia propios, para desplegar todo su potencial revolucionario y poder dar una batalla consecuente para expulsar al imperialismo de nuestra América y contra las burguesías nacionales, encabezando la lucha por un gobierno obrero y popular, la única manera de sentar las bases para la emancipación nacional y social; y la unidad de los pueblos en lucha.

En esa perspectiva, y contra la corriente, ciertamente, hemos venido bregando estos años en Venezuela, en esa perspectiva y con nuevas fuerzas, para que el actual declive del chavismo no lo capitalice la derecha, luchamos los y las trotskystas de la FT en Venezuela. Y en esa perspectiva esperamos confluir con quienes quieran poner en pie un movimiento por una Internacional para la revolución socialista, la IV Internacional.