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Otros Artículos / Comunicados, volantes y declaraciones

Domingo 16 de noviembre de 2008

CRISIS EN NICARAGUA

Fuera el imperialismo yanqui. Por una salida obrera independiente

Por Brayan Bremes LRS de Costa Rica


Antes de las elecciones la oposición burguesa encabezada por el PLC anunció que no reconocería los resultados si el FSLN ganaba la contienda electoral, especialmente en la capital (Managua), de importancia crucial en términos político-electorales. Pero la amenaza se convirtió en realidad cuando Eduardo Montealegre (candidato del PLC) declaró nulos los resultados emitidos por el tribunal electoral, desembocando durante prácticamente toda la semana en importantes enfrentamientos entre sus simpatizantes y los del FSLN de Daniel Ortega Saavedra. Los principales choques entre ambos bandos se dieron en las ciudades de Managua, Matagalpa y León, con incidentes en otras localidades, generando además de decenas de heridos la suma de dos muertos. Para el domingo 16/11 Montealegre convocó a dos nuevas manifestaciones, en Managua y León. Esta última tuvo que cancelarla luego de que simpatizantes sandinistas tomaran el local del PLC en esa ciudad y luego de que algunos grupos vinculados al FSLN armados de palos, piedras y lanza morteros cerraran los accesos a León. Desde el domingo los enfrentamientos han continuado y se han intensificado notablemente.

En este escenario no se ha quedado solo Montealegre, que ha sido apoyado fielmente por José Miguel Insulza, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), la embajada yanqui en Nicaragua, y la Iglesia Católica. Por su parte, Daniel Ortega tampoco se ha quedado solo, sino que ha sido apoyado por el gobierno nacionalista burgués de Hugo Chávez, los integrantes del ALBA y el Grupo Río.

Los socialistas revolucionarios frente a la crisis

A pesar de que no le damos el menor respaldo ni apoyo político al gobierno de Ortega en Nicaragua, rechazamos categóricamente la injerencia del imperialismo norteamericano en este país de Centroamérica. Es que aunque el imperialismo ha mantenido en apariencia un bajo perfil político, el 12/11 Montealegre se reunió con Robert Callahan, el recién acreditado embajador de EE.UU. en Nicaragua y “le entregó copia electrónica de las mil 977 actas (...) que no concuerdan con los resultados brindados por el Consejo Supremo Electoral” (El Nuevo Diario, 12/11). Desde luego la embajada norteamericana tiene la misión de intervenir en el país, buscando cómo desestabilizarlo y hacer un contrapeso a las cada vez más profundas relaciones que Ortega y su gobierno vienen estableciendo con Chávez y su bloque político. El imperialismo norteamericano sabe que no puede seguir permitiendo un debilitamiento en la región y subterráneamente viene alentando a la desestabilización y distintos golpes violentos eminentemente reaccionarios, como lo ha venido haciendo en Bolivia con los departamentos derechistas de la Media Luna y en algunas coyunturas en Venezuela. Pero a la vez que rechazamos categóricamente la injerencia imperialista, llamamos a los trabajadores nicaragüenses a organizarse y luchar con una política completamente independiente del Frente Sandinista y la oposición burguesa más directamente vinculada con el imperialismo como es el PLC. También creemos que se debe mantener total independencia de otras fracciones vinculadas al sandinismo como el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS) que, bajo el pretexto de mantener limpio el régimen democrático y la tradición sandinista, viene alineándose en los hechos con el PLC en su acusación de fraude contra el FSLN; colocándose detrás de la burguesía y el imperialismo norteamericano que respalda a Montealegre.

Contra el programa burgués de reformas de Ortega y el FSLN: por un programa obrero y socialista que responda a las necesidades de los trabajadores nicaragüenses

Aunque millones de trabajadores nicaragüenses se sientan ilusionados con el FSLN y Ortega, lo cierto es que este partido y su dirección representan los intereses de los capitalistas. En un plano histórico, ni el FSLN ni Ortega cumplieron con las necesidades históricas más sentidas por las masas durante su primer gobierno en la década de los ‘80 instaurado luego de la caída de la dictadura de Somoza: nunca expropiaron a la burguesía, nunca nacionalizaron el comercio exterior, y mucho menos hicieron una reforma agraria radical que diera tierra a los campesinos pobres. Bajo el pretexto de “no ser otra Cuba” tal y como recomendaba el propio Fidel Castro, la dirección del FSLN se encargó de congelar y estrangular la revolución nicaragüense convirtiendo a Nicaragua en el escenario de una tibia y timorata economía de capitalismo mixto que terminó beneficiando a las acaudaladas familias de la burguesía, como Los Pelas, que se enriquecieron a costa de la explotación “a destajo” de los trabajadores nicaragüenses, que sufrían las más grandes privaciones en nombre de la “revolución”.

En la última fase, el partido de Ortega constituyó una pieza clave para que el imperialismo norteamericano pudiera avanzar con el Tratado de Libre Comercio en esa nación, y el FSLN votó a cuatro manos en el Parlamento la aprobación del TLC. Hoy el FSLN de Ortega, a pesar de dárselas de antineoliberal y “socialista”, ni siquiera es capaz de tirar abajo el TLC con EE.UU. que él mismo facilitó, dándole continuidad a la explotación y al saqueo imperialista en Nicaragua.

Para rematar, el FSLN en la voz de Ortega ha dicho que no haría “cambios dramáticos” en la economía durante su gobierno, es decir que no tocará la propiedad de los grandes empresarios, terratenientes y explotadores; sino que administrará el Estado para la burguesía nacional y el imperialismo. En este último sentido el gobierno de Ortega sigue pagando la deuda externa y mantiene todos los pactos de entrega. El FSLN ya tuvo su examen y no lo pasó, lo reprobó. Es por eso que lo que corresponde es una salida obrera y socialista a los grandes problemas nacionales de Nicaragua: reforma agraria para dar tierra a todos los campesinos pobres, expropiación de las grandes industrias y medios de producción, estatización y puesta bajo control obrero de la banca y el crédito, monopolio del comercio exterior y construcción de una economía planificada. Los revolucionarios creemos que sólo la instauración de un gobierno obrero y del pueblo pobre en Nicaragua podrá garantizar íntegramente estas demandas en el camino de la lucha por la construcción de los Estados Unidos Obreros y Socialistas de Centroamérica y Latinoamérica, contra la estafa de las ALBA o los Grupos de Río; que no son más que variantes de distintos acomodos burgueses, con la particularidad de que se llaman “nacionalistas”, “patrióticos” o “bolivarianos”.

La derecha proimperialista asoma la cabeza con ímpetu

Si bien es cierto el FSLN logró una victoria electoral holgada sobre el PLC; lo que no puede negarse es el incremento de las distintas acciones de la derecha proimperialista representada por el partido de Montealegre, y un ascenso importante en la actividad de numerosos sectores que se encuentran descontentos con la política de Ortega.

En los primeros meses del año se han dado numerosas movilizaciones en Nicaragua, que ante la desilusión de amplios sectores de masas con el FSLN le han permitido a la derecha tomar banderas democráticas y reivindicativas sumamente importantes, como la lucha contra la carestía de vida y el rechazo al pacto Ortega-Alemán. Lo que es visible es que la derecha proimperialista trata de sacar ventaja de la desilusión de un importante sector de las masas con el gobierno, para intentar capitalizar la movilización para los intereses de uno de los bandos de la burguesía. Por otra parte, la pasividad de Ortega frente a la propiedad privada, frente al imperialismo, y su trato privilegiado para los grandes terratenientes, han venido envalentonando aún más a la derecha. Los revolucionarios de la Liga de la Revolución Socialista y la FT-CI creemos que sólo puede enfrentarse a la derecha y al imperialismo atacando sus bases materiales de apoyo: expropiando las grandes industrias, estatizando la banca bajo control de los trabajadores, nacionalizando el comercio exterior, planificando la economía y creando organismos de tipo soviético como consejos obreros que se encaminen a la lucha por un verdadero cambio, revolucionario y socialista en Nicaragua.

La versión completa puede leerse en www.ft-ci.org





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