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Periódico / NACIONAL

Jueves 20 de marzo de 2014

NACIONAL

LA OPOSICIÓN TOMA LA OFENSIVA, RESPALDADA POR EL IMPERIALISMO

Por Milton D’León


El gobierno capea la situación, pero la presión de la derecha marca la pauta de la situación nacional

Un mes y medio lleva el país en una situación de tensión política luego de que la situación nacional diese un salto político desde que un sector de la oposición de la derecha más “dura” decidiera pasar a la ofensiva con movilizaciones abiertamente en clave “destituyente” del gobierno de Maduro. Las acciones de marzo, y sobre todo las del 12/3, muestran que ninguna de las políticas del gobierno de Maduro ha logrado desactivar la situación pero tampoco la derecha consigue doblegar al gobierno a pesar de estar mostrando su fuerza en las calles, existiendo una especie de impasse político en el que la fuerte tensión política con la crisis económica de fondo no logra destrabarse.

El gobierno de Maduro esperaba haber avanzando en descomprimir la situación luego de que en medio de los remezones políticos de febrero encauzara un diálogo con el grueso del sector empresarial con la instalación de la “Conferencia Nacional por la Paz”, pues si bien no contó con la participación formal de la MUD ni de Capriles, sí tuvo la presencia de todos los dirigentes de las principales cámaras empresariales del país como Jorge Roig de Fedecámaras, y encumbrados burgueses como Lorenzo Mendoza, del poderoso grupo Polar, surgiendo la “Comisión de Verdad Económica” con estos sectores, una especie de cámara bipartita para “buscarle” salida a la crisis económica. Si bien esta movida le permitió ganar tiempo frente a la tentativa que buscaban sectores de la derecha continental con Panamá a la cabeza y con el beneplácito del imperialismo, haciendo fracasar tal tentativa en la OEA, buscando mostrar que los gruesos sectores empresariales del país estaban dispuestos al diálogo, no así el ala política de la MUD. Con esta carta convocó por iniciativa propia la reunión de UNASUR, la que ya votó una resolución en cierta medida favorable al gobierno, y que resolviera enviar una delegación de cancilleres para “ayudar a Venezuela en el diálogo”. Veremos en los días a seguir si con la presencia de esta delegación y por la presión de los gobiernos de la región, se encamine a una salida negociada con la derecha venezolana.

La ofensiva de la derecha continúa, aprovechando la agudización de la crisis económica, mostrando su fortalecimiento frente a un debilitado gobierno

Es que, como hemos venido escribiendo, el momento político de la ofensiva del sector más “radical” de la derecha no fue casual, aprovechó el salto de la crisis económica con sus altos niveles de inflación, el agravamiento de la escaséz de productos de primera necesidad, el impacto de la devaluación de la moneda en los precios y el salario, la limitación al acceso de dólares de sectores de las clases medias entre otros, alentando a gruesos sectores sociales oriundos fundamentalmente de las clases medias hacia movilizaciones propugnando salidas por derecha a la situación imperante. El sector “duro” encabezado por Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, luego del revés electoral de diciembre que hizo entrar en crisis al ala de Capriles, decidió entonces pasar a la ofensiva movilizando a un movimiento estudiantil derechizado que tuvo rápido eco en amplios sectores de las clases medias acomodadas, como se ha visto durante el mes y medio en curso de los acontecimientos, imponiéndole la agenda hasta el momento, aunque no sin tensiones internas, al sector caprilista ahora llamado “moderado”.

Por su parte el gobierno de Maduro se venía manteniendo en un equilibrio precario y altamente vulnerable que solo el cerrar filas de las principales fuerzas del chavismo lo había venido consiguiendo capear, no solo por la crisis económica que con sus tensiones se iba acumulando sino, como ya hemos escrito, también por la debilidad de origen en las elecciones presidenciales. El buscar actuar sobre la superficie de la crisis de la economía buscando incidir que los precios no alcanzaran niveles más exorbitantes con su ofensiva de finales de año, creando incluso un “Órgano Superior de Defensa de la Economía” que ahora ya ha pasado al olvido, no le alcanzó más que para evitar un revés en las elecciones municipales, pero no para darle un cauce de un reordenamiento económico. Es que el gobierno tiene restringida su base de maniobra para continuar garantizando, por un lado, la rentabilidad de algunos sectores del capital –no le alcanzaron los “incentivos” de eliminación de impuestos a los sectores importadores eliminándoles el ISLR y el IVA, entre otros- y por otro poder aparecer con flujo de caja para concesiones a sectores populares, no resolviendo ni para un lado ni para el otro, entrando en un rumbo que amenaza perder el control de la economía.

La fugaz alegría tras el “triunfo táctico” electoral en diciembre y el desplome de los diálogos de enero impulsados por el gobierno nacional

La alegría prematura que le dio el resultado electoral de diciembre llevó al gobierno de Maduro a una exagerada “autoconfianza” que incluso salió a sobrevalorar los números absolutos de los votos a nivel nacional. Sin dudas se trataba de un “triunfo táctico” –que el gobierno sobredimensionó- que le daba cierto aire coyunturalmente, y pareció tener la iniciativa con sus llamados al diálogo nacional, consiguiendo incluso realizar un encuentro nacional con todos los gobernadores y alcaldes a finales de diciembre, incluyendo los de la oposición como los alcaldes de la Gran Caracas, Antonio Ledezma; de Maracaibo, Eveling Trejo; y de Valencia, Miguel Cocchiola, las principales ciudades del país, en la que incluso la MUD llamó a sus dirigentes a asistir, participando Henrique Capriles en la segunda reunión nacional en la primera semana de enero. Bastaron las iniciativas del sector de la derecha “dura” que no aceptaba las movidas de Capriles decidiendo bombardearlas, para que volaran por los aires apenas un par de semanas después, mostrando lo frágil de tales diálogos, llevando al gobierno a perder la iniciativa, rompiéndose todos los puentes desde entonces.

La oposición derechista toma fuerza a pesar de lo incierto aún de la dinámica de la división interna y
las tensiones internas en el chavismo

La importante división que se ha generado en las filas mismas de la oposición patronal aún no tiene una dinámica clara sino que más bien está en curso. Si bien al momento, hay claramente diferenciadas dos alas, una, que aún sigue siendo hoy el sector mayoritario, con una posición más de “estrategia de largo plazo”, que apuesta al desgaste del gobierno ante la crisis –total sabe que es Maduro quien viene pagando y pagará el costo político de las medidas económicas antipopulares–, a socavarlo mediante una suerte de giro hacia “empalmar con los reclamos de diversos sectores del pueblo en la calle”, que hasta ahora dice apostar a una derrota del gobierno pero en el terreno electoral, y dice públicamente rechazar las “vías rápidas” y los “atajos que no llevan a ningún lado”; y un “ala dura” que dice que hay que seguir en las calles “hasta que Maduro se vaya”, es el sector que proclama “La Salida”. Pero el ala “dura” cuenta con el apoyo de los Estados Unidos como se ha visto tras las declaraciones injerencistas del Secretario de Estado y del Jefe del Comando Sur, lo que no signifique que haya dejado de apostar a las iniciativas de Capriles. Lo que sí es claro al momento, es que la derecha ha ido aumentando en capacidad de actuación frente a un gobierno que se muestra débil.

Hacia el interior del chavismo las tensiones empiezan aflorar. Es claro que el chavismo se muestra unificado ante la situación, o se venía mostrando así. Desde la muerte de Chávez –hace casi un año– habían logrado “cerrar filas” para hacer frente a la nueva situación, llena de incertidumbres, como por ejemplos las presidenciales anticipadas y la inestabilidad de los días siguientes tras el sorpresivo resultado tan ajustado. Sin embargo, ante la agudización de la crisis económica, ya se comenzaban a mostrar algunas diferencias públicas sobre las vías o los ritmos para aplicar las medidas de ajuste, con un sector más proclive a ceder rápidamente a las exigencias de desmontar el control de cambio y otra que quería ir más de a poco. Pero ha sido esta coyuntura la que ha venido a mostrar más claramente algunas diferencias, como el caso reciente del gobernador del Táchira quien se desmarcó claramente de las medidas de represión ejecutadas por el gobierno central en su jurisdicción y planteó la excarcelación de Leopoldo López e Iván Simonovis llegando a señalar de paso que él “no es parte del régimen”, en el sentido que fue “electo por voto popular”, afirmaciones sobre las que luego buscó “aclarar”. Lo que es indudable es que hay tensión entre las distintas facciones que componen los altos mandos del chavismo.

En medio de las tensiones entre la derecha y el chavismo, serán los trabajadores y el pueblo pobre quienes paguen la crisis

Veremos de hoy en más la dinámica que tomará la situación nacional, pero como explicamos en el Editorial donde abordamos las distintas perspectivas en un sentido más amplio, de conjunto lo que es más seguro que no será nada “pacífica” y con seguridad más “traumática”. Si la derecha se sienta al diálogo con la presencia de los cancilleres de UNASUR, eso está aún por verse, pero lo seguro es que con la fuerza demostrada en las calles, esta derecha buscará chantajear más al gobierno. Si el gobierno logra profundizar el acuerdo con los sectores empresariales, canalizando el plan que le propone Lorenzo Mendoza como salida a la crisis económica, y por esa vía la derecha consigue imponer su impronta “domesticando” al gobierno, esto también está abierto, pero lo cierto es que se vendrán medidas más antiobreras y antipopulares donde los que pagaran la crisis serán los trabajadores. En este marco, con un corrimiento más a la derecha del gobierno y del conjunto de la situación nacional, frente al deterioro de las condiciones económicas y no aplicar otras salidas que las clásicas capitalistas, como las que ya está empezando aplicar a cuenta gotas pero más ofensivamente, será el pueblo trabajador quien soportará cualquier acuerdo en las alturas.





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