En medio de la crisis política abierta en febrero por las embestidas del sector más “radical” de la derecha, el gobierno de Maduro ha aprovechado para avanzar en acuerdos claves con gruesos sectores empresariales para aplicar una serie de medidas económicas de mayor “liberación” de la economía en beneficio de los capitalistas. Constituyó por iniciativa de Lorenzo Mendoza una “Comisión de la verdad económica”, que arrancó al día siguiente de instalada la “Conferencia Nacional por la Paz”, en la que se hizo presente lo más granado del empresariado nacional encabezado por Jorge Roig de Fedecámaras y Lorenzo Mendoza del grupo Polar. Roig, en diálogo “constructivo” afi rmó “Usted necesita una oposición sana, usted necesita unos empresarios que le corrijan las situaciones económica donde no están acertando, y para eso estamos los empresarios… Cuente usted con el empresariado con toda la ayuda que tengamos para construir este país”. Este es el “logro” de Maduro al hacer sentar a lo más encumbrado del empresariado nacional –muchos de ellos incluso partícipes del golpe del 2002.

Mendoza no dudó en proponer “12 puntos” entre los que reclama de forma inmediata la liberación de los dólares y “honrar la deuda en divisas que tiene el Estado” con el empresariado. No podría faltar lo referente a los trabajadores, para avanzar en una fl exibilización laboral, como de inmediato terminar con el decreto de “inamovilidad laboral” a lo que el empresario llama “revisar la situación laboral” . El gobierno ya viene en un proceso de “honrar” sus compromisos con el empresariado, primero con su proceso de devaluaciones con el sistema Sicad I que pasó la divisa de 6.30 Bs por dólar a un promedio de 11.30, así como el Sicad II, donde se cree que la divisa podrá oscilar entre 25 y 40 bolívares por dólar al “libre juego de la oferta y la demanda”.

Al mismo tiempo Maduro anuncia revisión de precios en todos los rubros mediante “un conjunto de acuerdos con empresas nacionales e internacionales para fi jar precios”, es decir, poner los precios acorde a las nuevas exigencias empresariales, afi rmando que “se determina de acuerdo con las variables de producción considerando variables como la ganancia, para garantizar que las empresas puedan seguir produciendo” , y todos conocemos lo que se esconde tras estas frases, donde el capitalista vive del trabajo ajeno, explotando, única manera de mantener “sus” variables de “ganancias”. Y esto son solamente algunas “perlas” de las que poco a poco irán saliendo a la luz pública en la medida en que avances los pactos empresariales, como parte de la política de aplicación de continuas medidas de ajuste económico.

Como vemos, es una verdadera “conspiración” contra los trabajadores y el pueblo pobre a la que se ha entregado el gobierno de Maduro, en conjunto con la, tantas veces denunciada, “burguesía parasitaria”, “apátrida”, “especuladora” y “golpista”. ¿Puede seguir el gobierno con la pose discursiva de que es un gobierno “revolucionario” que “no gobierna para la burguesía”? El gobierno, y la izquierda subordinada a él, llevan años esgrimiendo como argumento que “en los gobiernos de Chávez los ministros no los pone Fedecámaras, como antes”, ciertamente hace una diferencia, pero totalmente secundaria ante el hecho de que al igual “que antes” terminan aplicando las medidas que las corporaciones patronales piden.