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Comunicados, volantes y declaraciones
Domingo 27 de febrero de 2011 Declaración política La rebelión del pueblo libio, el cinismo imperialista y la posición vergonzosa del gobierno venezolano LTS Aunque Chávez venía manteniendo un largo silencio sobre los acontecimientos en Libia, en los últimos días los distintos medios y agencias oficiales venían indicando claramente cuál sería la posición oficial del gobierno. En el mismo sentido de las infelices declaraciones de Fidel Castro, la agencia de noticias del gobierno AVN, ya había declarado en una nota de prensa que “Libia, La República Árabe Libia Popular y Socialista también está siendo objeto de ataques por parte del gobierno estadounidense, de Israel y otros países coaligados en la derecha internacional. Se trata de un proceso dirigido a desprestigiar al líder Muammar Gadaffi y opacar los logros de esa revolución”. Y el canciller Nicolás Maduro, desde la Asamblea Nacional rompió el silencio del gobierno mostrando su solidaridad y apoyo en los hechos al dictador Gadafi justo en el preciso momento en que aumentaba la represión al pueblo libio. Casi al instante, pero por Twiter, Chávez secundaba a su ministro de Relaciones Exteriores afirmando “¡Viva Libia y su Independencia! ¡Kadafi enfrenta una guerra civil!". En los hechos, una ubicación del lado del dictador, a favor de la brutal represión contra el pueblo libio. El gobierno de Gadaffi: un régimen dictatorial contra las masas, aliado de los yanquis en la “guerra contra el terrorismo”, y aplicador de planes neoliberales A diferencia de lo que quieren hacer creer Chávez y su gobierno, Gadafi no es ningún líder antiimperialista, ni mucho menos socialista, sino un dictador que se ha venido enriqueciendo con los altos ingresos por las exportaciones del petróleo, que mantiene excelentes relaciones y negocios con varias potencias y gobiernos imperialistas, empezando por el ultra-derechista y mafioso primer ministro italiano Silvio Berlusconi y el también derechista gobierno francés de Sarkozy. Los mismos Estados Unidos, enfrentados con Gadafi en el pasado, consideran desde hace varios años que lo han domesticado por completo y que es un ‘aliado en la lucha contra el terrorismo islámico’. El régimen de Gadaffi se inició como una "revolución" de coroneles del ejército que depuso un rey e instauró un régimen con rasgos nacionalistas, y altamente burocrático y opresivo hacia las masas. "Los coroneles" llegaron al poder con un movimiento militar que no encontró gran oposición y, al contrario, contó la principio con amplias simpatías en las masas. El régimen promovió el control estatal en la industria petrolera, con la lógica nacionalista de captar mayor parte de la renta de este negocio y proponerse niveles elementales de desarrollo económico y social en el país (educación, vivienda, etc.). Es lo que lo lleva a grandes roces con el imperialismo. Sin embargo nunca hubo un genuino proceso revolucionario obrero, campesino o popular en Libia. No fue un movimiento de masas que mediante la democracia directa y sus propios métodos y órganos de lucha y autodeterminación se hiciera con el control del poder político y militar. Tampoco huna una expulsión completa de los capitales imperialistas ni la eliminación de las clases propietarias/explotadoras: solo se amplió el papel estatal en la economía y se operó una limitada redistribución de tierras. El régimen instaurado fue el de un poder político en manos de una casta de militares y allegados de Gadaffí, sin ningún tipo de democracia de masas, un poder maquillado con una farsa de “democracia directa” mediante la entrega en su momento para la autogestión de unas doscientas empresas a los trabajadores y gerentes, así como con la existencia de instancias locales llamadas "consejos populares", que no tiene ningún poder real de decisión pues no hay libertades políticas: no se pueden hacer partidos políticos, no hay sindicatos independientes del Estado ni de las empresas, no se pueden hacer periódicos propios de los trabajadores o campesinos, no hay libertades de movilización, organización o huelga para las masas trabajadoras, el gobierno central, que controla todas las decisiones económicas, políticas y militares es inamovible. Esa es la naturaleza del régimen dictatorial y policíaco que se instauró. Sin embargo, si eso fue en sus inicios, luego degeneró mucho más aún el régimen al mantenerse la brutal opresión de las masas, enriquecerse la casta gobernante en base al nepotismo, el poder corporativo de los militares y el control del aparato del Estado, mientras el pueblo padece necesidades, hasta llegar a convertirse al neoliberalismo y hacerse incluso aliado de Bush y Blair en la "lucha contra el terrorismo". El de Gadaffi se convirtió en uno de los gobiernos que abrió las puertas al neoliberalismo: es decir, a la recolonización o mayor control de los capitales imperialistas sobre los países de la periferia capitalista, así como el aumento de la explotación de los trabajadores mediante la destrucción de conquistas y derechos obreros. No por casualidad, el gobierno imperialista italiano -otrora colonizador de Libia- es también hoy uno de los que mejores relaciones tiene con Gadaffi y de hecho no se ha animado a cuestionarlo con la misma intensidad que el resto de las democracias imperialistas europeas: la empresa petrolera italiana ENI es la principal inversora privada en la industria petrolera Libia y guarda por eso muy buenas relaciones con Gadaffi, que le ha garantizado sus intereses. Es así cómo hoy son las propias tropas gubernamentales las que han asesinado al pueblo en Bengazi y Trípoli, un ejército provisto de armas por los propios imperialistas.
La rebelión Libia, como se sabe, viene a inscribirse dentro de la gran irrupción de masas que hemos visto desde principios de año en los países árabes, cuya fuerza y magnitud ha sorprendido a los gobiernos imperialistas que mantenían –y mantienen– excelentes relaciones con muchos de estos gobiernos, o convivían como aliados, como es el caso del de Gadaffi. Es así que los gobiernos imperialistas tratan de reubicarse ante la rapidez y magnitud de los acontecimientos, y han salido ahora a posar de demócratas ante la respuesta represiva de la dictadura de Gadaffi. Las democracias imperialistas -y el Estado terrorista de Israel- demuestran una vez su gran cinismo, su enorme descaro y su insuperable doble moral al pretender aparecer "horrorizados" ante la represión de Gadaffi al pueblo libio. No solo ocurre que estos países imperialistas convivían desde hace mucho con el gobierno de Gadaffi gracias a la adaptación de este a la ofensiva imperialista neoliberal y a la "guerra contra el terrorismo", sino que además, todos –todos sin excepción– los países imperialistas tienen su propia larga -y actual- historia de horrores, masacres y genocidios a los pueblos, su larga historia de apoyo y sostenimiento de gobiernos dictatoriales y terroristas que les garantizaban sus intereses en las naciones pobres. Fueron estos mismos países los que sostuvieron a regímenes como el Túnez y, sobre todo Egipto, precisamente los primeros en caer por el repudio y la rebelión de masas. ¡¿Cómo pretenden ahora "horrorizarse" por lo que hace Gadaffi?! Claro que es horrible, por supuesto que es condenable la represión del gobierno libio contra las masas que se le oponen, ¡pero no son los países imperialistas los que tienen moral alguna para cuestionarlo, para aparecer como “democráticos”, “tolerantes” o “pacíficos”! Conquistar, masacrar y asesinar, es parte de la esencia del capitalismo imperialista y por eso las manos de todos estos gobiernos están llenas de ríos de sangre de los pueblos del mundo. ¡Denunciamos la gran hipocresía de estos gobiernos, y ni hablar del Estado terrorista de Israel, que mantiene un verdadero apartheid contra el pueblo palestino, que constituye una sistemática y permanente violación de los derechos elementales del pueblo palestino, con masacres de cuando en cuando, y aparece ahora denunciando el accionar Gadaffi! Pero más recientemente, frente al avance de la rebelión popular en Libia, los imperialistas norteamericanos y de la Unión Europea le han soltado la mano a Khadafi. Después de haber hecho muy buenos negocios con el régimen libio en los últimos años, ahora los imperialistas quieren crear las condiciones para intervenir directa o indirectamente en defensa de sus intereses económicos o, más aún, tomar el control de parte de los recursos petroleros del país, tal como lo declarara la jefa del Departamento de Estado norteamericano, Hilary Clinton, y la vocera de la Unión Europea, Catherine Ashton. ¡Ninguna intervención ni injerencia imperialista en Libia! ¡Somos los trabajadores, campesinos y pueblos del mundo, somos los revolucionarios y revolucionarias del mundo, quienes tenemos moral para cuestionar y repudiar la brutal opresión y represión de la casta burocrática que gobierna sobre los trabajadores, campesinos, estudiantes y el pueblo pobre de Libia! Chávez: del lado del dictador Gadafi y contra el pueblo libio Chávez, desde su proyecto de limitadas aspiraciones nacionalistas burguesas, ha tejido alianzas con una serie de gobiernos a los que postula como “antiimperialistas” o “revolucionarios”, que son realmente férreas dictaduras para explotar y oprimir a sus pueblos, como es el caso de los “gobiernos amigos” de Ahmadineyad y Gadaffi. En el caso específico de Gadaffi, no hace mucho tiempo, en septiembre del 2009, Chávez le hizo entrega de una réplica de la espada de Simón Bolívar y la orden Collar Libertador, llegando a referirse a este de la siguiente manera: "A nombre de nuestro pueblo y la Revolución Bolivariana, la entrego a ti, soldado líder de la Revolución Libia, líder de los pueblos de África y líder también para los pueblos de América Latina". Incluso llegó a afirmar que Gadafi era el “Bolívar de Libia”, y que “’Libia para nosotros (Venezuela) es la puerta del África porque es un país que tiene un reconocido comportamiento socialista, juega un papel importante y estratégico para nosotros”. Pero la realidad es lo contrario, realmente tanto Ahmadineyad como Gadafi son defensores del statu quo en Medio Oriente. Chávez, que se llena la boca hablando de antiimperialismo y de socialismo, demuestra nuevamente la falsedad e inconsistencia de este discurso, al colocarse del lado del represor Gadafi y contra la insurrección de las masas de Libia. Si durante las movilizaciones de 2009, Chávez había apoyado la represión a las manifestaciones contra el régimen de Ahmadineyad , afirmando que estaba el imperialismo detrás de las mismas, hoy nuevamente, los acontecimientos han colocado a Chávez justo en el lado contrario del que dice estar, contra el pueblo libio y del lado de los represores y asesinatos del gobierno de Gadafi. La rebelión Libia es parte de ese gran despertar a la acción directa de las masas árabes que viene a dar al traste con décadas de gobiernos dictatoriales serviles al imperialismo y opresores de las masas. Lo que ocurre en Libia es la continuidad de lo ocurrido en Túnez y Egipto, y de las movilizaciones que se están dando también en Yemen, Bahrein y Argelia. En todos estos lugares, la juventud, los trabajadores y el pueblo ya no soportan vivir en la miseria frente a dictadores subordinados al imperialismo que se enriquecen a su costa y que les niegan las mínimas libertades políticas y sindicales, y los imperialistas que han sostenido a estos gobiernos ahora tratan de reacomodarse para evitar que la caída de estos regímenes cuestione sus intereses. Es que lo que está desarrollándose en el mundo árabe y musulmán son la avanzada de una suerte de nueva ‘primavera de los pueblos’ que se está dando en respuesta a las consecuencias de la crisis capitalista internacional. La única posición coherente con los intereses de los trabajadores/as, campesinos/as, y pobres de estos países, es estar de su lado en la lucha contra estos gobiernos y brindar todo el apoyo y solidaridad, así como las orientaciones e intervención revolucionaria para que estas rebeliones, que vienen de lo más profundo del descontento por las condiciones de explotación y opresión, se desarrollen hasta el final y triunfen revoluciones obreras y populares, que coronen el poder propio de las masas, y no se detengan ante nuevas burocracias u "oposiciones" que se pretenden montar sobre el descontento y "cambiar" solo algunas cosas para que nada cambie. Los revolucionarios y revolucionarias de la LTS sostenemos que hay que estar del lado de las masas movilizadas y bregar para que sean cumplidas hasta el final todas sus demandas. Sin embargo, con la posición vergonzosa que sostienen Chávez y su gobierno, ningún militante puede intervenir en Libia desde esta perspectiva revolucionaria, pues sencillamente quedaría ubicado del lado opuesto de la barricada en la que está hoy el movimiento de masas. Por eso, repudiamos enfáticamente las declaraciones de Chávez y todo su gobierno por su apoyo a la represión del pueblo libio. En este sentido llamamos a todos los trabajadores, campesinos, estudiantes y al pueblo a llenar de solidaridad la lucha de los pueblos árabes, tanto de Túnez, Egipto y Libia, como así también la de los demás países del pueblo árabe. Es hora de convocar actos de solidaridad frente a las embajadas, y en este momento particular frente a la embajada de Libia en Caracas y mostrar el apoyo al pueblo libio. 26 de febrero de 2011 Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) Integrante de la Fracción Trotskista – Cuarta Internacional (FT-CI)
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