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Periódico / Nacional

Miércoles 16 de junio de 2010

CONSEJO FEDERAL DE GOBIERNO

Más centralización de poder en el Ejecutivo y una farsa de “participación popular”

por José Martínez


El pasado 14 de mayo se concretó la instalación del Consejo Federal de Gobierno (CFG), luego de la aprobación por parte del gobierno y sus seguidores en la Asamblea Nacional de la Ley Orgánica del CFG a finales de febrero. Según esta ley, “el CFG es el órgano encargado de la planificación y coordinación de políticas y acciones para el desarrollo del proceso de descentralización y transferencia de competencias del poder nacional a los estados y municipios… establece los lineamientos que se aplican a los procesos de transferencia de las competencias y atribuciones de las entidades territoriales, hacia las organizaciones de base del Poder Popular” (Art.2)

El CFG se propone ser un instrumento por parte del Ejecutivo para controlar mejor el poder económico y político concentrando más poder en los órganos centrales del Estado. Por ejemplo, en dicha ley se establece que “El Presidente o Presidenta de la República en consejo de ministros y ministras, sin perjuicio de la organización política territorial de la República, podrá crear Distritos Motores de Desarrollos con la finalidad de impulsar en el área comprendida en cada uno de ellos…” (Art. 6). Esto no es más que la vieja idea establecida en la propuesta de reforma constitucional que no pasó el 2-D de 2007, de tener más poder en todas las regiones mediante el nombramiento de los “vicepresidentes”, ahora retocada.

Pero también, según esta Ley, los consejos comunales tendrán representación ante el CFG y llevarían allí sus proyectos recogidos a nivel nacional. Ahora bien, no dice nada en concreto sobre cuál será la participación de los consejos comunales y la llamada “transferencia de poder”, pero sí aclaró el mismo Chávez el pasado 14 de mayo en el Salón Simón Bolívar: “claro está, a esos proyectos quien le da el visto bueno al final soy yo”(¡!). Si hay algún proyecto que de alguna u otra manera toque las relaciones de propiedad en esta sociedad, como por ejemplo, expropiar alguna fábrica de algún empresario que esté con el gobierno para ponerla bajo el control de los trabajadores y al servicio del pueblo pobre, “claro está”, nunca será aprobado. Esto fue lo que vimos cuando los trabajadores de Sanitarios Maracay tomaron la planta y la pusieron a producir bajo su gestión directa, consejos comunales de Lara fueron hasta la fábrica para establecer acuerdos de compras de salas de baño a muy bajo costo, pero como la fábrica era de empresarios aliados del gobierno, por supuesto que sus secuaces movieron todo para que la lucha de dichos trabajadores fuera derrotada. En este sentido preguntamos, ¿la decisión de hacer todo para derrotar la gestión obrera de la fábrica la tomaron los consejos comunales o las instancias del poder burgués de gobierno?

En el Art. 11 se dice que el CFG está: “…integrado por el Vicepresidente Ejecutivo, por los ministros o ministras, por los gobernadores o gobernadoras, un alcalde o alcaldesa por cada estado y por la sociedad organizada, los voceras o voceras de base de la organización popular”. Como vemos, toda una andanada del poder constituido burgués donde las instancias locales de participación comunitaria no son más que figuras decorativas: las verdaderas decisiones trascendentales para el país y nuestras vidas, la “gran política”, se sigue decidiendo en las oficinas de los diputados y ministros con Chávez, y en las oficinas y almuerzos de los capitalistas.

Con esta Ley se nos pretende vender la gran mentira de que con minúsculos espacios de “participación” atomizados por cada municipio, subordinados por completo a la lógica del poder burgués y a la sacrosanta propiedad privada de los capitalistas (tanto nacionales como extranjeros) se va a tener algún poder de decisión, o se cambiará esta democracia para ricos, cuando en realidad lo que buscan es hacernos auxiliares, “mirones de palo”, de la gestión del propio orden que nos explota y oprime. Al verdad es que debemos soportar los aumentos de impuestos al bolsillo de los trabajadores (IVA), exoneración y subsidios de impuestos a los capitalistas, recorte del presupuesto público, endeudamiento con los banqueros privados, pago de la deuda externa y grandes sumas al capital transnacional en detrimento de las necesidades obreras y populares, despidos, entrega de petróleo y gas a las transnacionales, salarios inferiores al costo de la vida, superexplotación con trabajadores sin derechos ni beneficios, leyes que criminalizan las luchas obreras y populares, encarcelamiento de luchadores obreros, represión a las luchas… ¡esto es lo clave, y nada de eso lo decide la “participación popular”!

La concepción liberal-burguesa de la democracia naturaliza que en el capitalismo convivan la “igualdad” formal ante la ley, con la más drástica “desigualdad” en el terreno económico: una minoría es dueña y/o controla los medios de producción y todas las riquezas que genera el trabajo humano, el resto no. Y esto continúa tal cual en el gobierno de Chávez. Por eso, la “democracia participativa y protagónica” de la que tanto habla Chávez no es más que un vil engaño de supuesta participación popular. Durante los 11 años que tiene de gobierno: los explotados no deciden en lo mínimo los destinos del país, y continúan siendo pobres y los ricos continúan viviendo de la explotación. Pero justamente de esto es de lo que se trata, de terminar con que los explotados continúen en esa condición y los ricos continúen viviendo de la explotación.

La satisfacción de las necesidades reales de las amplias masas oprimidas, no pasa por la discusión sobre la pavimentación de una pequeña calle en un barrio pobre por el consejo comunal o sobre las mejoras en una escuela en esa comunidad, que dicho sea de paso esto ya se hacía con la “democracia representativa”, ya que ninguna cuestiona el poder real, que no deja de estar concentrado en los órganos burgueses municipales regionales o del Estado nacional. Es por eso que los defensores de la “democracia participativa y protagónica” como disfraz de “izquierda” de la democracia burguesa, son los mismos que se oponen a la democracia directa de las masas en los momentos más agudos de la lucha de clases, y esto no es nuevo.

Al final, la “democracia participativa” que el gobierno vende con el CFG no es más que un mecanismo perverso de engaño y hasta podríamos decir que es uno de los más ingeniosos y “eficaces”, para hacerle creer al pueblo pobre trabajador que él decide. Pero la verdad es que somos gobernados por funcionarios públicos, diputados, ministros, alcaldes, gobernadores, jueces y como si fuese poco por la figura del Presidente de la República, que no les interesa derrumbar el Estado burgués sino convivir con él. Es por eso que no debemos caer en la trampa de este gobierno nacionalista burgués que no representa los intereses de las clases explotadas, y de promover la auto-organización del pueblo pobre trabajador, ya que es la única forma de conquistar la democracia directa de las masas, fundamentalmente en las grandes situaciones convulsivas de la lucha de clases.

Ante la farsa de la “democracia participativa y protagónica” de que habla el gobierno, los marxistas revolucionarios proponemos la democracia directa, ya que es la expresión real de la democracia de los trabajadores y el pueblo pobre. En este sentido el ejemplo de la revolución rusa es importante, ya que allí realmente las masas explotadas ejercieron el poder político administrándolo directamente, no en papel o en discurso, sino realmente, teniendo bajo su control el aparato económico, político y armado del país. Los soviets o consejos en esa revolución se mostraron como la organización directa de las propias masas trabajadoras y explotadas, a las cuales facilitó la posibilidad de organizar y administrar ellas mismas el Estado. La experiencia sovietista (de los consejos) como se expresó en Rusia demuestra justamente la manera de ejercer el poder político real, no limitado, no cercenado, sino directo. La “democracia participativa y protagónica”, como se aclaró anteriormente, va al contrario de esto, ya que no resuelve el problema, ni se plantea: ¿dónde está el poder político? Por lo que ésta “democracia” muestra entonces su verdadero rostro.





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