El gobierno desarrolla una ofensiva propagandística preparando el terreno para el aumento, una medida que cuenta con el aval de la derecha. ¿Por qué ambos bandos, que dicen tener proyectos de sociedad tan distintos, tienen acuerdo en esto (y en otros temas)? El argumento común es que es un subsidio del Estado, que le trae cuantiosas pérdidas al país, y desde allí se paran los políticos y expertos de cualquier color a explicar que se debe acabar ese subsidio.

Pero el argumento, que parece muy serio y razonable, respaldado con cifras, es la perspectiva de la clase dominante, es decir, de los capitalistas. ¿Por qué? Porque no dice que en el país hay toda una serie de subsidios, que le cuestan bien caro al país, pero de los que se benefician los capitalistas. Como mostramos en estas páginas, hay subsidios a través de la exoneración de impuestos a una gran cantidad de empresas nacionales y extranjeras, que le cuestan al país miles de millones de dólares al año, ¡pero de eso no se escandalizan los expertos de uno y otro bando, los políticos burgueses de la derecha ni los políticos burgueses que se dicen “revolucionarios”! Si fuera real la voluntad de ahorrar pérdidas al país, debieran empezar por acabar con los subsidios a los capitalistas: ¡que ellos saquen de sus ganancias y riquezas, producto de la explotación y la usura, para sostener el subsidio al pueblo trabajador!

Al decantarse por el aumento de la gasolina y dejar intacto todo esto, optan por la medida que menos afectará a los grandes empresarios y sí al pueblo trabajador, de una manera o de otra, más temprano o más tarde. Las promesas del gobierno de que no afectará son vanas y no merecen ninguna credibilidad, pues, si ya hoy el actual “control de precios” es cada vez algo más ficticio e impotente ante la inflación, incluso violentado por el propio gobierno cada tanto, nada garantiza que tras un aumento exponencial del combustible, nuevos aumentos de precios y especulación no golpeen al pueblo.