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Periódico / Movimiento Obrero

Sábado 29 de noviembre de 2008

Movimiento Obrero

Por una verdadera estrategia revolucionaria para la reorganización del movimiento obrero

Comité de Redacción


Un importante movimiento obrero viene luchando desde abajo por sus demandas fundamentales. Son los automotrices tanto de las montadoras como autopartistas, los siderúrgicos, sectores petroleros, petroquímicos, de las industrias básicas, ceramistas, a la que se han sumado sectores de los empleados públicos como los profesores y los médicos, incluso entre los trabajadores y trabajadoras de las propias Misiones gubernamentales. Sin embargo, no existe la más mínima coordinación y centralización de todas estas luchas, pero esto no es responsabilidad de los trabajadores y trabajadoras que desde las fábricas, empresas y oficinas vienen luchando para que su salario no se deprima más con una inflación en alza, mejores condiciones de trabajo, convenios colectivos justos, la eliminación del trabajo precario con la lucha a nómina fija de los tercerizados y contratados, y un largo etcétera de demandas. Es responsabilidad de las direcciones sindicales que se alzan como portavoces de la clase obrera pero totalmente alejados de las bases y completamente burocratizados.

No hablamos aquí de las ya tradicionales burocracias adecas copeyanas, nos referimos también a las distintas corrientes que se identifican con la UNT que en sus “acuerdos” o “divisiones” de cúpula desarman a los trabajadores. Por eso consideramos que es necesario dar pasos decisivos en la lucha por la reorganización del movimiento obrero, desde las bases, y poner de una vez por todas la centralidad de la clase obrera y su fuerza para que pese en la escena política nacional en el camino de la lucha por la independencia de clase. Desde la LTS, luchamos por estas perspectivas, con nuestras modestas fuerzas, en todos aquellos lugares de trabajo y fábrica donde actuamos.

Muchos dirigentes sindicales, incluso de la izquierda como los de Marea Socialista y compañeros dirigentes sindicales de CCURA de la cual formamos parte, vienen poniendo el énfasis en los acuerdos superestructurales para la organización sindical de la clase obrera. Esto se expresa en la cantidad de eventos que se convocan, unos pomposamente como “Encuentro de Trabajadores” otros hasta de “Congresos” fundacionales, y que al siguiente día, por no haber acuerdos por arriba entre los “dirigentes” simplemente son suspendidos. Incluso son convocados en días en que se sabe que los trabajadores y trabajadoras de las fábricas, empresas y oficinas no pueden asistir. Desde nuestra perspectiva luchamos desde un ángulo completamente distinto: ponemos el énfasis en la organización de la clase obrera desde la base, en la elección de comités o comisiones de fábrica, cuerpos de delegados de base, o los nombres que puedan ir adquiriendo, en los lugares de trabajo. Y lo hacemos en dos sentidos, uno táctico y otro que tiene que ver con la estrategia revolucionaria.

En principio, la elección de delegados de base en todas las fábricas y empresas es una forma efectiva de responder a la cuestión de la fragmentación de la clase trabajadora y la mejor manera de disputar la dirección de los sindicatos, desde sus organizaciones más primarias para luchar por sus reivindicaciones sindicales, para su elemental defensa como clase, como la de impedir los despidos o pelear por el salario. En lo estratégico tiene que ver con la preparación de la clase obrera para épocas como estas de crisis profunda del capitalismo. Creemos que se abren estos dos planos que están combinados entre sí. Por un lado, la unidad sindical está rota por la fragmentación de la clase trabajadora, y esto no se arregla con una sola central impuesta desde arriba, o acuerdos de cúpulas burocráticos como el que dio origen inicialmente a la propia UNT y que hoy vemos sus resultados, si no se unifica desde el lugar de trabajo a más de la mitad de los trabajadores que están sin contrato y precarizados sin defensa sindical. Esta unidad se puede comenzar a lograr con organizaciones que representen a todo el colectivo de trabajadores a nivel de una empresa que ya significaría un cambio enorme en relación a que la mayoría de los establecimientos sin organización gremial, no sólo de pequeñas empresas sino de las grandes o medianas.

En Sidor, por ejemplo, los que formamos parte de la Tendencia Clasista Revolucionaria impulsada por la LTS y obreros independientes, venimos luchando desde esta perspectiva. Estamos luchando por organizar a los trabajadores desde la base, sacando las lecciones de las recientes luchas que nos permita avanzar en un verdadero movimiento clasista, independiente de patronos y del gobierno, que practique y promueva la democracia obrera como mecanismo de organización de los trabajadores. Por eso, hemos decidido concentrarnos en la organización de los comités de delegados, desde la base, porque es desde allí que tenemos que sacar las fuerzas para armar ese movimiento y luchar por una nueva dirección del movimiento obrero. Parte de la necesidad de plantearnos una forma novedosa en la organización de los trabajadores, con un verdadero contenido de democracia directa. Esta organización parte desde la base, en los lugares de trabajo cotidiano. La idea que hemos difundido y propagado por la constitución de los Comités de fábrica ha sido muy bien acogida entre los trabajadores de la empresa, pues los candidatos proceden directo del seno del movimiento y son elegidos por voto directo, a mano alzada, y removible en cualquier momento. Estos Comités han comenzado a echar raíces. Será al calor de la lucha y de la actividad con el máximo de claridad que estos comités irán transformándose en verdaderos órganos de lucha, de la democracia directa. De esta manera este tipo de organización son los embriones de verdaderos órganos revolucionarios que serán el instrumento necesario para cohesionar y fortalecer la lucha contra el despotismo del capital.

En el marco de la nueva situación política que se abre en el país, de la debilidad estratégica del gobierno y la profunda crisis económica mundial que ya comienza a repercutir a nivel nacional, no creemos que la clase trabajadora tenga un período relativamente largo para reconstruir sus organizaciones sindicales en “paz”, sin que antes no estallen catástrofes económicas que excedan el ámbito de la producción. Como siempre decimos, las organizaciones sindicales son aptas para una “escuela de guerra”, pero no la guerra misma, como decía Lenin. Es decir que tenemos planteado dar respuesta a una crisis de conjunto, con millones de desocupados, y también inquilinos desalojados, pequeños comerciantes que vayan a la quiebra, campesinos arruinados o sin tierras; y esas son las perspectivas que tiene para ofrecer el capitalismo que ha comenzado una crisis histórica a nivel internacional. Allí, entonces es que vemos a los Comités o Comisiones de fábrica, con delegados por la base, como una cuestión estratégica, porque puede estar planteado que las organizaciones de base del movimiento obrero y los sindicatos que hayamos conquistado en un primer período, se coordinen entre sí y superen las fronteras gremiales, corporativas, que son fronteras ideadas para momentos de paz, donde el obrero de una montadora lucha por su convenio y el autopartista automotriz por el suyo. Es decir que mientras los capitalistas manejan la producción en su conjunto, la organización sindical bajo las direcciones burocráticas separa el auto de las ruedas. En situaciones de crisis, estamos obligados a pensar en términos de la clase en su conjunto.

Como señalan los propios analistas del capitalismo, en esta crisis que se desarrolla a nivel mundial aún no se ha visto lo peor. Es entonces cuando se puede plantear la perspectiva que no sólo unifique a la clase obrera sino que establezca una alianza con todos los pobres y explotados, organizaciones de frente único de todas las masas oprimidas. Y esto es estratégico. Por eso depende del trabajo que hayamos hecho al interior de los sindicatos hasta entonces, nuestra táctica en esta etapa de “escuela de guerra”, porque no habrá una dirección de la clase trabajadora a la cabeza de organizaciones que agrupen a millones de explotados sin que hayamos conquistado un sector decisivo en los grandes sindicatos de la industria y los servicios, para volcarlos en esa dirección.

Sería, entonces, el pasaje del comité de fábrica a los consejos obreros y populares, o el nombre o las formas que adquieran, de la clase trabajadora, de disputar el poder en el ámbito de la producción a un nivel superior, de la clase trabajadora como clase dirigente de las otras clases explotadas y a empezar a establecer un principio de doble poder ante el Estado capitalista, organizaciones de todas las capas de los trabajadores y los pobres. Porque en la realidad se van a combinar las viejas organizaciones que adquieran un nuevo contenido, con las nuevas que surjan.

Como vemos, esta política que impulsamos desde la LTS, es completamente diferente a las que se impulsa de organizaciones que se reivindican de izquierda como Marea Socialista que sigue a la saga de los acuerdos con las burocracias más conciliadoras con el proyecto nacionalista burgués del chavismo. Pero también se diferencia profundamente de la que impulsan diversos dirigentes de la corriente sindical CCURA, atados a un sindicalismo de desespero por ganar referentes sindicales a cualquier costo con acuerdos muchas veces con sectores reconocidamente burocráticos.

Nuestra estrategia como liga revolucionaria es que organizaciones de este tipo, que expresen el frente único de todos los explotados, se extiendan al calor del ascenso obrero y se centralicen, como organismos donde se procese y dirija una insurrección obrera y popular que derroque el poder del Estado capitalista, y sean la base del poder de un nuevo Estado de los trabajadores. Para que en ese momento la clase trabajadora cuente con un partido revolucionario que conquiste la mayoría en esos organismos, sepa hacerse del mando y vencer, debemos aprender antes a acumular fuerzas y experiencias, mediante tácticas como impulsar la más amplia organización de los trabajadores y enraizar una corriente que prepare conscientemente esa estrategia.





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