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Periódico / Movimiento Obrero

Jueves 5 de marzo de 2009

Movimiento Obrero

Recomposición del movimiento obrero y la estrategia política

Por Max Trinidad Cerén


Desde hace décadas no se había visto surgir el movimiento obrero tal como lo hemos visto en los últimos dos años. Asistimos a un proceso de recomposición de la clase obrera, vitalizado no sólo por la nueva oleada de conflictos, sino centralmente por sus nuevas formas y métodos de lucha como así también por el carácter de sus demandas. Venezuela se caracterizó por la emergencia de los sectores más pobres desde mediados de la década de los ’80, cuya lucha más emblemática fue el Caracazo –que hoy se cumplen 20 años-, tanto es así que se hizo famosa la expresión “cuando los cerros bajaron” tanto en el 89 como en el 2002 para derrotar el golpe proimperialista. En el último período ha sido la clase obrera la que se ha transformado en el sector más dinámico en las luchas en los últimos dos años con respecto al resto de los sectores sociales, originando nuevos elementos de subjetividad obrera, que podría soldar una gran alianza revolucionaria entre la clase obrera y el conjunto de las clases subalternas, los pobres urbanos y los campesinos pobres.

Nuevos métodos y una nueva subjetividad

Si bien se habían venido desarrollando luchas que en determinados períodos mostraron la fuerza del movimiento obrero, como fue la importante experiencia de control obrero en dos importantes refinerías como la de El Palito y la de Puerto La Cruz, por los trabajadores en la lucha contra el paro-saboteo petrolero imperialista, y otros procesos importantes como inicialmente fueron la lucha de Invepal e Inveval y de las empresa de perfumes Cristhian Carol y la textil Sel-Fex, estas últimas derrotadas, así como una serie de conflictos sindicales de aumentos salariales o por el convenio colectivo. Podríamos decir que es a partir de la lucha la emblemática de los trabajadores de Sanitarios Maracay que tomará nueva dinámica esta emergencia del movimiento obrero por sus demandas y métodos de lucha, y los elementos de una nueva subjetividad.

Los obreros de Sanitarios Maracay demandarán la nacionalización sin indemnización de la empresa, el control y la gestión obrera directa, poniendo a producir la empresa, organizándose con claros métodos de lucha democrática, con la constitución de una Comisión de Fábrica sustentada también en delegados revocables en los distintos sectores de la fábrica, que incluyó la realización del primer paro obrero regional (Aragua) en más de una década. Los trabajadores dieron todo lo que estaba a su alcance en su lucha, desgraciadamente fue combatida desde el gobierno a través del ministro del Trabajo en contubernio con los patronos, esquiroles actuando en su seno, pero también, la ausencia de una gran solidaridad material con macizos fondos de huelga para evitar que fuera quebrada por el hambre y la ausencia de materia prima, aunque contó con una importante solidaridad política. El proceso tomará un nuevo potencial con la lucha de los obreros de Sidor, en una larga pelea por el convenio colectivo, con constantes paros, muchos de ellos impuestos desde las bases a la directiva sindical lo que le cortaba margen para negociar con la transnacional. Esta lucha no sólo enfrentará a la transnacional de Ternium sino que también al propio gobierno nacional, que a través del ministro del Trabajo intentó derrotar la lucha política y represivamente; que al final consiguieron la nacionalización de la empresa. Después del triunfo de los sidoristas, la mayoría de las luchas que se desarrollaron por el convenio colectivo incorporaron como demanda fundamental que los sectores contratados o tercerizados pasaran a nómina fija, hecho inédito en las luchas sindicales del país.

Vemos que se generalizan las luchas con ocupaciones de fábrica, tal como observamos en el conflicto en Alpina cuando los trabajadores amenazaban con poner a producir la fábrica y exigir su nacionalización si se concretaba la amenaza de cierre patronal, o en luchas como las de Autotex, Cerámica Carabobo, entre otras, que aunque no ponen a producir las empresas las ocupan, hasta las más recientes como las que llevan adelante los trabajadores de Vivex, y la lucha de características sin par como es la paralización y ocupación de la montadora Mitsubishi donde sus obreros salen a la huelga por una demanda ofensiva y única: la incorporación de los tercerizados de una contratista para que sean incorporados como parte de la nómina fija. Las luchas por recomposición salarial se extienden por todo el país y por los más diversos sectores de la clase trabajadora, como los petroleros de Anzoátegui y Zulia, Matisa en Guayana, los trabajadores y trabajadoras del metro de Caracas, además de las emblemáticas luchas que hemos mencionado y que se están desarrollando.

Bases de esta nueva emergencia

En primer lugar, este proceso se debe a que producto del crecimiento económico en los últimos años, la clase obrera se vio fortalecida. En el último quinquenio el crecimiento a altas tasas de la economía llevó a una baja del nivel de desempleo y a numerosas luchas económicas de los trabajadores en busca de recuperar algo de lo perdido durante la ofensiva neoliberal, permitiendo un importante fortalecimiento objetivo de las fuerzas obreras, aunque en su mayoría en condiciones precarias, tercerizados, contratados, etc. Por eso, si bien logran recuperar algo de lo perdido en la redistribución de la renta nacional (sobre todo en los sectores sindicalizados), no consiguen superar la enorme brecha entre trabajadores fijos, precarios y desocupados.
En segundo lugar, porque comienzan a aflojarse las cadenas que el impone el chavismo, al iniciarse el proceso de crisis de autoridad del chavismo tal como se ha expresado también políticamente con lo que hemos llamado la defección en períodos electorales. Esto permite que sectores avanzados de la clase obrera salgan a pelear por sus demandas fundamentales sin ceder al chantaje de que el pelear “no favorece al gobierno” o que en las empresas estatales no se pueden hacer huelgas, enfrentando muchas veces no sólo a los patronos privados sino a los burócratas nombrados por el gobierno y al propio gobierno. Hasta analistas un poco más lúcidos de la derecha se han dado cuenta de esto, cuando afirman que “sin embargo, lo que ocurre en el seno de los trabajadores y cómo se ha recompuesto, deshecha y rehecha su estructura, constituye un ámbito que pocos manejan, investigan y estructuran” (Carlos Blanco, El Universal, 1/03).

Buscando disciplinar a la clase obrera

Desde el empresariado y los patronos, pero también desde gobierno, se percibió esta nueva emergencia del movimiento obrero con sus nuevas características y dinámica, e intentaron cortarlo de cuajo con duros escarmientos sobre los trabajadores. Así lo demostraron no sólo las represiones a los trabajadores de Sanitarios Maracay y a los obreros sidoristas con la Guardia Nacional, sino fundamentalmente por el caso, en primer lugar, por parte de sicarios pagos por los patronos del asesinato de tres dirigentes obreros clasistas de Aragua, crimen frente al cual el gobierno se terminó haciendo el desentendido; y en segundo lugar, el asesinato de los dos compañeros obreros de la Mitsubishi a manos de la fuerza represiva estatal en este caso de un gobernador chavista. Con estas acciones, se buscaba cerrar, tanto desde los patronos como desde el gobierno esta nueva emergencia de la clase obrera recurriendo a la represión con asesinatos incluidos. Pero a pesar de estos duros golpes, no han conseguido contener este nuevo proceso que se está generando en la clase obrera.

Por tanto, más allá de estos golpes, probablemente se desarrollará un mayor despliegue de fuerzas de las luchas obreras y populares, que podrían incluso aprovechar las grietas en las alturas, tomando en cuenta que de hoy en más enfrentarán no sólo al gobierno a nivel nacional sino a los gobiernos regionales y municipales comandados por la derecha. Esta nueva situación permitirá también evidenciar cómo en lo que se refiere a las luchas obreras y populares, tanto los gobiernos chavistas como de la derecha las enfrentarán, mostrarán más claramente los intereses que defienden, los intereses patronales de la sociedad capitalista, atacando a la clase obrera.

Una estrategia para vencer

Una fuerte crisis económica se avecina, producto del impacto de la crisis económica mundial como analizamos en estas páginas. Pero podemos decir que la crisis encuentra al proletariado en un proceso de recuperación parcial de sus luchas y conciencia como lo hemos señalado, aunque estamos observando que los sectores más precarización, que son las capas más flexibilizadas de la clase obrera están siendo las primeras víctimas de la crisis. Pero el movimiento obrero venezolano está en mejores condiciones y mejor posicionado frente a una eventual crisis y frente a la nueva situación política nacional. No viene de sufrir grandes derrotas, a pesar de los duros golpes de los asesinatos obreros, y en sus bastiones clave la desocupación no lo ha golpeado, viniendo de obtener importantes triunfos. De esta manera, se abre la posibilidad de unificar a los sectores avanzados del movimiento obrero con un programa propio, de forma independiente, para movilizar a amplios sectores por sus demandas, soldando una gran alianza con todos los sectores más explotados y oprimidos.

Desde la LTS hemos venido luchando y aportando con nuestras modestas fuerzas entre las filas de la clase obrera, sobre todo en aquellas luchas como las de Sanitarios Maracay y Sidor, y en fuerte solidaridad con los obreros de la Mitsubishi, entre otras, una estrategia y un programa para vencer. Como escribimos en la revista Estrategia Internacional, para intentar dirigir el proceso en un sentido revolucionario, la estrategia marxista revolucionaria plantea tres cuestiones principales: a) la más estricta independencia de clase frente a la cualquier variante de conciliación (como el nacionalismo burgués de Chávez) y opuesta a todo programa de “acuerdo social” o político a costa de los trabajadores, b) el impulso más audaz a una política de autoorganización democrática de los explotados; c) la construcción de un partido de trabajadores revolucionario que conduzca la lucha hacia la victoria.





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