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Comunicados, volantes y declaraciones
Domingo 25 de mayo de 2014 INTERNACIONAL Una oleada de huelgas recorre Brasil Por Daniel Matos, LER-QI A un mes del inicio del Mundial, la publicidad en televisión intenta mostrar al “Brasil futbolero”, y el gobierno se esfuerza por vender la imagen de una Copa que es buena para el pueblo. Sin embargo, lo que nadie puede ocultar es que mientras se gastaron miles de millones para preparar el mega evento, la mayoría de la población sigue afectada por las inundaciones, las deficiencias en los servicios de salud, educación y transporte, la falta de vivienda y la pérdida de poder adquisitivo por la creciente inflación. Por otra parte, para impedir que se exprese este descontento, el gobierno está montando una brutal militarización de la sociedad con contingentes policiales, del ejército y la marina en las calles. Una oleada de huelgas recorre el país En las últimas semanas, varias huelgas ganaron relevancia en el escenario político nacional. Los profesores municipales de San Pablo llevan adelante una huelga que ya dura casi un mes, en la cual reivindican que el piso salarial sea elevado a 3.000 reales. Los choferes de Río de Janeiro están mostrando su fuerza con paros parciales combinados con piquetes de cientos de trabajadores, exigiendo reajustes de 40% de los salarios. Los trabajadores de la Universidad de San Pablo, en una asamblea de más de 2 mil trabajadores, aprobaron lanzar una huelga a partir del 27 de mayo, con posibilidades de expandirse en una lucha unificada de todas las universidades del estado. Varios sectores de trabajadores públicos ya están parando o amenazan parar en las próximas semanas, entre ellas el conjunto de los trabajadores federales, y los del subte de San Pablo. La huelga de los choferes de San Pablo, pone en el plano político nacional no solo la creciente disposición de lucha de la clase trabajadora, sino también el desgaste de las direcciones sindicales y los métodos radicalizados de la lucha obrera. Ahora es el momento para que los cobradores y conductores de ómnibus de San Pablo superen a los dirigentes de su sindicato, poniendo en la práctica un nuevo método de lucha que consiste en salir con los ómnibus de los garajes para cruzarlos e interrumpir el tránsito en las principales terminales y avenidas de la mayor metrópolis del país. Después del triunfo de los garís (barrenderos), que lograron un 37% de aumento salarial además de otros beneficios, y con otras huelgas en curso, a cualquier trabajador le parece poco “luchar” por 1 ó 2% por encima de la inflación oficial como venían haciendo en los últimos años. Frenemos los ataques en la industria En la industria automotriz, la patronal, que viene obteniendo ganancias récord en los últimos años, se aprovecha de la reducción de las ventas para chantajear a los trabajadores, buscando reducir los costos de producción. En casi todas las fábricas automotrices empezaron las suspensiones y las vacaciones colectivas. El gobierno “progresista” de Dilma articula una ley que institucionaliza la suspensión de los contratos de trabajo (lay-off), permitiendo que la patronal pague la mitad del salario durante ese período, obteniendo aún más ayuda de las arcas públicas. Así, el gobierno del Partido de Trabajadores (PT), tomando en sus manos el proyecto histórico de reforma laboral del Partido de Social Democrácia Brasileña (PSDB), busca ampliar y generalizar a nivel federal este tipo de ataque a las condiciones de trabajo y salario, que antes estaba restringido a cinco meses y podía ser implementado en algunas fábricas. ¡Un brutal ataque que debemos enfrentar! En la Mercedes Benz de San Bernardo de Campo, donde los trabajadores son amenazados con miles de despidos y están siendo forzados a adherir al “Plan de Despidos Voluntarios”, se realizaron paros parciales de la producción, mostrando disposición de lucha para resistir a estos ataques. Nuevas jornadas nacionales de protesta El 15/5 se realizó una jornada nacional de protesta. Al darse en el marco de la oleada de huelgas que recorre el país, fue posible la confluencia entre las manifestaciones de vanguardia de la juventud, acciones obreras y protestas de los movimientos sociales como los sin techo que bloquearon las principales avenidas y caminos en ciudades claves, como San Pablo y Brasilia. De esta manera, el 15M contó con la inédita columna de 1500 obreros de mantenimiento del subte, que pararon el trabajo y marcharon por las calles del centro de la ciudad; las columnas de obreros metalúrgicos dirigidos por Fuerza Sindical, que marcharon por la zona sur y este; y la marcha multitudinaria de profesores, que nuevamente paró el tránsito de la principal capital del país. Desde el 7 de septiembre del año pasado, no veíamos una jornada nacional de protesta como el 15M. A pesar de que los medios y el gobierno se esforzaron por descalificar las protestas como “débiles” y minoritarias, no lograron esconder su miedo a que se afiance la alianza entre la juventud en las calles, las huelgas obreras y los movimientos sociales en lucha, no solo retomando las manifestaciones masivas del año pasado, sino con mayor centralidad de la clase obrera. Miedo que se potencia por la crisis en la finalización de los estadios, en las obras de infraestructura sin terminar, en la falta de agua y en las explosiones de violencia urbana en las ciudades sedes de los eventos. En este marco, las centrales sindicales opositoras al gobierno, como CSP-Conlutas (dirigida por el PSTU) y la Intersindical (dirigida por el PSOL) deberían exigir que la CUT, CTB y Fuerza Sindical convoquen un paro nacional para unificar las huelgas en curso y retomar las demandas de las movilizaciones que se iniciaron en junio del año pasado. Un paro organizado en asambleas de base, con piquetes y marchas de cientos y miles de obreros levantando sus propias demandas de forma independiente de la burocracia sindical, las patronales y los gobiernos. En las próximas jornadas nacionales de protesta, esos sindicatos necesitan amplificar este llamado en todo el país, paralizando sus propias bases, como una demostración de fuerzas de que es posible superar las movilizaciones corporativas de cada sector unificándolas en demandas comunes. Principal
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