Con el declive del chavismo, la oposición burguesa intenta convencer a unafranja de trabajadores y jóvenes de su proyecto patronal, en ese sentido nos hablan de “más democracia”, se quejan del “autoritarismo”, y reclaman “libertades”, con lo cual empiezan a ganar terreno. Pero la realidad es que su programa económico, al implicar que la clase obrera y el pueblo pobre deban subordinarse más aún a los intereses de una minoría explotadora y rica, como los empresarios,es de lo más antidemocrático y “totalitario” que puede existir.Para imponer semejante programa, sin lugar a dudas, desataránlarepresión a los trabajadores, tal como lo hicieron en los 80’s y 90’s con sus planes neoliberales. Los trabajadores no olvidamos que es la misma derecha que en el ’98 había hundido al país con el 55% de los venezolanos en situación de pobreza general y un 21% en pobreza extrema. La misma que junto al imperialismo yanki consumó la reacción golpista el 11 de abril de 2002 y el paro sabotaje petrolero 2002-2003.

En estos años a pesar de que el gobierno hablaba de “revolución” y “transición al socialismo”, limitándose a ciertas concesiones sociales, este jamás se propusoabolir la raíz de todos losdramas sociales: la propiedad privada.Sin embargo, aún en su decadencia, el gobierno sostiene elementos de “regulación” y “control”, elementos que esta oposición y los empresarios quieren echar abajo: suprimir el decreto de “inamovilidad laboral”, reprivatizar empresas estatales, eliminar el control de precios, liberar el dólar suprimiendo el control de cambio, derogar la ley para el control de la ganancia (que la“limita” a un 30%, después de deducidos los gastos operativos). Es decir, sus “salidas” a la crisis son profundizarlosajustes antiobreros.

Esta oposición es claramente antinacional, su proyecto es poner el país bajo la órbita del imperialismo estadounidense y bajo su tutela, tras el argumento de los DD.HH. son cómplices de la intromisión y la agresión imperialista. Así también, su proyecto implica subordinar el uso de nuestros recursos naturales (y la explotación de los trabajadores) a las necesidades del capital imperialista. De someterse más al capital financiero internacional y dispuestos a entregarles la riqueza nacional a costa de disminuir los gastos sociales.

Al mismo tiempo que luchamos por nuestras demandas contra los empresarios privados y contra el gobierno, debemos sostener la más completa independencia política ante la derecha. ¡Bien lejos con su demagogia! La reconocemos como enemiga de los trabajadores y el pueblo pobre.