Nuevos aires se respiran del otro lado de la cordillera, son los aires del Estado Español de los indignados, los de la primavera de los pueblos en Medio Oriente, los de Grecia y la huelga general. En Chile, 21 años pasaron del fin de la dictadura de Pinochet. Una dictadura que duró 17 años, años que pesan. Pero no es sólo una cuestión de tiempo, sino que la profundidad de la derrota de toda una generación penetró hasta lo más hondo de los poros de la sociedad chilena. Desaparecidos, asesinatos, represión, saqueo. Pero hoy Chile está comenzando un camino de ruptura con esa herencia, en las calles se expresa ese odio profundo al régimen y sus instituciones.

Llegué a una ciudad de combate y enfrentamientos: los piquetes y barricadas inundan las calles, cacerolazos, donde participan el movimiento estudiantil y el movimiento obrero, junto con otros sectores que apoyan los reclamos. En las asambleas, los jóvenes debaten la autodefensa, y preparan cada barricada, que siempre termina en duros choques con los pacos, la policía asesina. Es explosivo. Las calles tienen los rastros de cada resistencia, de los gases lacrimógenos que los pacos tiran hasta adentro de las universidades. Las banderas de “Colegio o Facultad Tomada” se repiten en cada cuadra.

Jueves, segundo día de paro y movilización. Se concentra en distintos puntos de la ciudad, para luego confluir en la Alameda, zona céntrica donde se encuentra la casa de gobierno. Mientras vamos marchando detrás de la bandera de Filo y Humanidades con los compañeros del PTR, organización hermana del PTS en Chile, cientos, miles se acercan con sus banderas. Muchos van preparados para los usuales combates con los pacos: máscaras, barbijos, cascos, limones. La presencia policial es inmensa, los pacos están por todos lados, con sus camiones, con sus trajes verdes, con las manos manchadas de sangre de años de continuidad de los métodos represivos pinochetistas. La convocatoria es enorme, más de 400 mil jóvenes trabajadores y estudiantes, docentes, trabajadores estatales, la fuerza de la movilización es imponente. Los helicópteros de la policía sobrevuelan la movilización. “Y va a caer la educación de Pinochet”, “Concerta, Piñera, la misma billetera” son algunos de los cantos. Porque la Concertación es también responsable, junto a la derecha, de que hoy la educación esté privatizada. Fueron gobierno muchos años y mantuvieron las leyes pinochetistas, pactando como con Piñera. Por eso, si alguno marchaba con la bandera del PS, era abucheado por quienes lo rodeaban. El maquillaje empieza a despintarse.

Luego de cuatro horas de enorme movilización, los pacos calentaron los motores. Se empezaron a armar barricadas frente a la policía que resguarda la casa de gobierno, “La Moneda”, vaya si es gráfico el nombre. Y comenzó la represión: los gases lacrimógenos, y los “guanacos” lanzaban agua con gases tóxicos por todos lados. Los camiones avanzaban, pero había miles resistiendo, retrocedían. Los jóvenes desafían a la policía, de a miles, son entre 10 mil y 20 mil enfrentando el operativo. Es la primera vez que hay enfrentamientos tan masivos, y lo distintivo es que la juventud de los liceos técnicos industriales, de familias obreras, es la que combatía mayoritariamente. Los cabros (así llaman a “los pibes”) tienen entre 14 y 15 años. En la movilización, una bandera de los liceos decía “Burgueses tiemblen de miedo que han salido a las calles los hijos del obrero”, y ahí estaban ellos inspirando el miedo a los otros, los enemigos. Se apedrearon iglesias, otro gran símbolo del régimen represivo que fue atacado por la movilización. También bancos, desde donde salieron más carabineros. Se defendían universidades, donde los pacos ingresaban con su artillería. Fueron alrededor de 4 horas de enfrentamiento, los jóvenes demostraron la fuerza y las convicciones que los mueven.

¡Educación Gratuita YA! es una consigna de masas, la toma todo el movimiento a pesar de que el PC que dirige las federaciones estudiantiles no la levanta (sólo piden por “el fin del lucro”). No es un reclamo cualquiera, la gratuidad ataca directamente al régimen y a una casta de empresarios que se enriquece con millones bendecidos por las leyes de la dictadura. Los que quedan fuera de este derecho elemental son los trabajadores, las familias obreras que no pueden pagar los miles de dólares anuales para acceder a la universidad, ellos fueron el punto neurálgico de los ataques de la dictadura, hoy viven sus consecuencias. El Código Laboral que rige en Chile también es una herencia de la dictadura de Pinochet, prohibiendo la huelga en las fábricas, imponiendo una “paz social” perpetua. Hoy, los lazos de solidaridad de clase que quebró la dictadura empiezan a recomponerse, los trabajadores van ganando confianza. En la calles se expresó el embrión de esa alianza obrera y popular que es la única que puede barrer con toda esa herencia podrida.

Inmediatamente comenzó la campaña del gobierno derechista de Piñera contra “los ultras” que provocaron “destrozos”. Se les sumaron las direcciones de la FECH con Camila Vallejo del PC a la cabeza y la CUT con el PS, que atacaron a los “encapuchados” que no respetaron la “marcha pacífica”. ¡¿Qué marcha pacífica?! Quien pone los camiones hidrantes, la caballería, los pacos armados, los gases lacrimógenos es este Estado que defiende su “moneda”, y que teme que se desarrolle el cuestionamiento de los intereses de clase, por eso destina más plata a equipar a los pacos que a presupuesto educativo. Pero el movimiento siguió su curso, y por la noche del jueves se repitieron las barricadas y cacerolazos. Es que la masiva movilización dio una gran fortaleza a la lucha de estudiantes y trabajadores, sobrevolaba la confianza para conquistar los reclamos. También se repitieron los pactos entre la concertación, el PC y la derecha: los ataques comunes a los miles que combatieron contra la policía, dio vía libre a una nueva jornada de represión por la noche. Esta vez, el Estado se cobró la vida de un joven de 16 años, Manuel Gutiérrez. Estudiaba en un liceo cerca de Filo y Humanidades, para electricista. El viernes a la madrugada otros colegios y facultades de la zona se enteraron de la terrible noticia, organizaron nuevos cortes de calle. Los pacos seguían patrullando los alrededores, hubo apagones en varios puntos. Cobardes asesinos. La facultad de Filo y Humanidades, que junto a otros Liceos reaccionaron al instante, fue rodeado por la policía, que los amenazaba, apuntando con sus armas hacia el campus desde la plaza de enfrente.

Por la mañana las convocatorias de asambleas se multiplicaron. Un joven fue asesinado, un joven de esos que “hacen temblar a los burgueses”. No es casual a dónde van dirigidas las balas del Estado: es la generación que nació sin miedo, y que en unos años llenará las fábricas con su rebeldía, con la convicción de querer transformarlo todo, con la experiencia de lucha que hoy están forjando. Los compañeros del PTR de Filo realizaron una asamblea con mucho debate y participación, para profundizar la lucha por la educación gratuita y para que Manuel se convierta en una bandera de la juventud que se levanta. Salió un llamado de la asamblea a poner en pie comités contra la represión, y lo hicieron extensivo a otras facultades y colegios. Por la tarde se realizaron cortes de calle y un velatón, como era tradición en los ´70 frente a los asesinados de la dictadura. El PC y la concertación se llamaron al silencio y -a pesar de dirigir las federaciones y la CUT- no hicieron ninguna convocatoria para repudiarlo. Otra vez el silencio cómplice con el régimen.

Los diarios anunciaron el llamado del gobierno al diálogo para los siguientes días. La FECH y la CUT se apuraron para aceptar sentarse con Piñera a regatear algo que les permita contener el movimiento. No quieren ir por más, ni siquiera por la educación gratuita, como ya lo demostraron estos días en el Parlamento donde negocian “el fin del lucro”. Son los arrastrados de siempre. El silencio sobre el asesinato de Manuel, se hizo cada vez más ensordecedor. Sí, no es sólo Manuel, esta semana nos enteramos de un nuevo joven muerto por la represión policial, estuvo internado desde el jueves de la movilización por un disparo en el ojo y murió el lunes. Mario Parrraguez Pinto tenía 18 años y participaba en las barricadas de Los Nogales.

Desde que comenzó el proceso de lucha estudiantil, con la entrada en escena del movimiento obrero, la movilización de 400 mil y los enfrentamientos con los pacos de entre 10 mil y 20 mil, demostraron que el movimiento ha cobrado una fuerza que puede ser arrolladora. Claro, puede serlo, pero las direcciones actuales del PC y la Concertación ya empezaron a actuar de contención. Cuando empiezan a verse desbordados por los miles que se siguen sumando al cuestionamiento a este régimen heredero de la dictadura, apuestan por poner los frenos. Los jóvenes chilenos están escribiendo un nuevo capítulo en la historia, de lucha callejera, de cuestionamientos a un régimen con resabios pinochetistas. Pero para poder vencer verdaderamente, es necesario que se siga desarrollando esa alianza obrera y popular que se empezó a expresar en las calles, que se profundice en las fábricas, donde está la fuerza para paralizar el país. Nosotros, que luchamos por un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre basado en organismos de democracia directa, consideramos que sería un gran paso adelante de este movimiento imponer mediante la movilización y la huelga general el llamado a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, basada en la elección de diputados en todo el país mediante sufragio universal, para liquidar de raíz toda la herencia del pinochetismo no sólo en la educación sino también en el trabajo, la salud y los derechos democráticos cercenados como el derecho a huelga. La fuerza de movilización no tiene un techo como pretenden el PC y el PS, su desarrollo puede imponer el conjunto de las demandas del pueblo trabajador. La reedición de las “transiciones a la democracia” ya se demostraron completamente cómplices a la herencia de la dictadura, para mantener sus resabios como han hecho la derecha y la concertación los últimos 21 años. Otra vez el mismo engaño, no. Por eso la pelea construir una dirección revolucionaria es una tarea imprescindible para vencer.

Fue un orgullo y una gran experiencia haber participado activamente junto a nuestros hermanos chilenos de estos días de combate y enfrentamiento. La enorme tarea de preparar la victoria frente a nuestros enemigos de clase es a lo que dedicamos nuestra vida los revolucionarios, y lo hacemos tanto en Chile, como en Argentina y en cualquier país del mundo. La juventud internacionalista de la que somos parte desde el PTS, empieza a abrirse camino junto a los trabajadores. La clase obrera es una y sin fronteras. ¡Viva la lucha en Chile!