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Viernes 11 de septiembre de 2015

GIRA POR VIETNAN, CHINA Y CATAR

Venezuela: ¿qué trajo de su gira el presidente Maduro?

Por Humberto Zavala


La crisis económica que atraviesa el país impuso su sello sobre el itinerario de viajes, desde el préstamo de China, hasta la búsqueda de acuerdos para “estabilizar el mercado petrolero”, la reescritura de viejas promesas sobre un tablero más decadente.

¿Un nuevo endeudamiento?

El clímax de la gira de Maduro a los países asiáticos estuvo en los acuerdos que suscribió con la Comisión Mixta de Alto Nivel por concepto de 5 mil millones de dólares, en su encuentro con el mandatario chino Xi Jiping, tras asistir a los actos conmemorativos del 70 aniversario de la victoria de China sobre Japón, lo que vuelve a poner de relieve el tema del endeudamiento en el contexto de la crisis económica y el pago de la deuda externa.

La deuda con el Fondo Chino, parte de una política diseñada durante el gobierno del fallecido presidente Chávez en el año 2007, como un financiamiento para obras públicas a corto plazo (no mayor a 10 años) con recursos internacionales, para evitar mayores endeudamientos que requerirían una Ley especial (según el art. 312 de la Constitución), estos serían cancelados a futuro con petróleo.

China ha prestado a Venezuela $56.691 millones desde el año 2007, cuando el fallecido presidente Hugo Chávez inició la relación financiera con el gobierno asiático a través de la creación del Fondo Conjunto Chino Venezuela, así como del Fondo de Gran Volumen y Largo Plazo, de los cuales buena parte se ha pagado con entrega de petróleo, alrededor de 30,7 mil millones de dólares. El gobierno ha insistido siempre en que se trata de “inversión, no de endeudamiento”, pero con el nuevo préstamo de US$ 5 mil millones, en los hechos, ya se le debe a China un aproximado de US$ 24 mil millones en total descontando aquí lo que ya se ha pagado con el oro negro.

Si como afirma Maduro que el envío de petróleo a China supera los 700.000 barriles diarios, y sostiene que “vamos rumbo al millón”, esto se debe a que, tomando en cuenta las nuevas caídas del precio del crudo, las cantidades que está obligado a enviar el gobierno a China son cada vez mayores. De llegarse a esta cifra, se estaría comprometiendo un alto porcentaje de las exportaciones de crudo que se ubica entre 2,4 ó 2,8 millones de b/d, de los cuales ya no ingresará dinero al país pues es dinero que se paga, y de paso dinero ya gastado o derivado capaz para pagar deuda, aunque el gobierno lo niegue.

Por otro lado, como señalan algunos analistas, estos acuerdos bilaterales entre los gobiernos chino y venezolano “carecen de transparencia”, puesto que se desconoce tanto el uso de ese dinero, como el valor de las tasas de interés, el plazo de pagos, entre otros datos importantes a los que la mirada de los principales afectados por la crisis y por dichos acuerdos, no les permiten acceder. Y es importante recordar que Venezuela y China modificaron a comienzos de julio los términos del acuerdo de financiamiento, estableciendo una amortización de tres años para un tramo que previamente no tenía un plazo de pago determinado.

La deuda externa y la depreciación del crudo

Los encuentros con los mandatarios de Catar, Vietnam, así como el encuentro con Putin, fueron parte de una propuesta que de ser aceptada, dice Maduro: “pronto estaremos convocando a la cumbre de productores petroleros, dentro y fuera de la OPEP”, del mismo modo que su viaje a Jamaica donde se celebró la X Cumbre Petrocaribe, obedecen a los intentos del mandatario venezolano por “amarrar” acuerdos que puedan frenar la caída de los precios del crudo.

Si tomamos en cuenta que según la Agencia Internacional de Energía (IEA) desde fines del 2014, la producción de la OPEP aumentó 1,6 millones de barriles diarios, dando como resultado un exceso de oferta en el mercado petrolero que alcanza los 3 mil millones de barriles diarios, que junto con la desaceleración de las importaciones chinas (segundo mayor consumidor mundial de petróleo), y la debilidad económica mundial, lanzan por un precipicio los precios del principal “commodity” de Venezuela.

Los pronósticos son más bien pesimistas, por ejemplo para el Banco mundial, recientemente ubicaban los precios del crudo para el próximo año entre 30 y 28 dólares. Por eso resulta bastante inconsistente que el nuevo préstamo Chino, en el marco de una sobreoferta mundial del petróleo que desequilibra y deprecia su valor, vayan dirigidos al “aumento de la producción petrolera” como argumenta Maduro. El otro problema es que ningún país a los que Maduro se dirige para “convencerlos” de “equilibrar el mercado petrolero” estará dispuesto a “producir menos”, ya vimos los portazos que llevó el gobierno de países como Arabia Saudita en las últimas reuniones OPEP.

El préstamo de China a Venezuela, por lo que en realidad viajó el mandatario al continente asiático, viene a “oxigenar” apenas un poco la administración de Maduro (¡digamos una bocanada!), en momentos en que el país atraviesa una profunda crisis económica, cuando nuestras reservas líquidas se encuentran muy bajas. Y justo cuando para este año se debe pagar un total por compromisos de deuda externa del orden de los $10.000 millones, de los cuales casi la mitad se ha pagado quedando pendientes en lo que resta del año 5,091.77 millones de dólares. Una deuda que por cierto, el gobierno nunca ha dejado de honrar, tanto el actual presidente como su predecesor, el fallecido mandatario Hugo Chávez.

Hay escasez para el pueblo pero no hay escasez para pagar la deuda

Vemos que exactamente la misma cantidad que China recién ha prestado es lo que tiene que pagar en deuda externa Venezuela. Cualquiera diría que es el mundo al revés, pero no, el gobierno recorre miles de kilómetros para conseguir dinero, pagadero con petróleo, hipotecando la propia producción a futuro. Ya sea recurriendo a las reservas o vendiendo activos de la nación, paga cantidades millonarias a los acreedores externos. Así, tanto por una vía u otra, se desangra el país, para seguir siempre endeudados.

Mientras tanto, persisten los problemas de escasez de divisas en el país, toca al pueblo trabajador maniobrar con un mísero salario cada vez más desintegrado por una espiral inflacionaria cuya curva ascendente no encuentra techo en su camino, más las crecientes dificultades para adquirir los productos de la canasta básica. Y uno se pregunta: ¿cómo es que para satisfacer las necesidades más elementales del pueblo trabajador no hay dólares suficientes, pero sí que los hay (y cuando no los hay se los busca) cuando se trata de alimentar la voracidad de los acreedores extranjeros? A buen entendedor, pocas palabras bastan.


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