La derecha, aglutinada en la llamada Mesa de Unidad Democrática (MUD) demagógicamente se presenta como “una esperanza creíble, una alternativa deseable frente al desastre rojo” en estas elecciones, según palabras del secretario ejecutivo, Jesús Torrealba, de este bloque político.

Dos tácticas para un mismo objetivo

Si bien, como se apuntó en una reciente nota dedicada a desentrañar la realidad interna de las coaliciones de oposición y del gobierno de cara a las elecciones nacionales parlamentarias del 6 de diciembre, “las dos figuras más visibles del ala ‘dura’ del derechismo venezolano quedaron fuera del ruedo” electoral, las inhabilitaciones de López y Machado resultaron favorables al sector liderado por la dirección de la MUD, quien terminó por hegemonizar el espacio “electoral” de la oposición. De cualquier modo este resultado ni ha impedido a las figuras “inhabilitadas” agitar políticamente en el medio del juego electoral o parlamentario, ni significado que dejen “por fuera” de dichos escenarios su proyecto político, debido a que en el mismo coinciden con el resto del bloque de la MUD.

Esto es lo que vimos en la recién presentada agenda parlamentaria de la derecha, dada a conocer por su secretario ejecutivo, Jesús Torrealba, donde lo predominante es la demagogia con los “derechos humanos”, que claro está solo lo refieren para sus políticos como Antonio Ledezma, Leopoldo López, Daniel Ceballos y otros más, pero ni por cerca hacia los trabajadores o el pueblo pobre cuando éstos son reprimidos o presos por luchas por sus demandas. De igual manera, la mencionada agenda parlamentaria en materia económica de este sector contempla entre otras cosas “…el derecho a la propiedad privada y la libertad de trabajo, garantizando la seguridad jurídica para las inversiones, el respeto a la propiedad privada, cese a expropiaciones, nacionalizaciones y confiscaciones” no sin hablar demagógicamente de “garantizar a los sectores más necesitados el abastecimiento de medicinas y alimentos” que ni ellos mismos se la creen. Todos entendemos el significado de sus propuestas, sobre todo cuando se refiere a la “libertad de trabajo” que no es otra cosa que la libertad despedir, de pagar salarios miserables y de precarizar cada vez más el trabajo de los asalariados.

Un programa económico casi el mismo del “Llamado a los venezolanos a un acuerdo nacional para la transición” que en febrero de este año firmara la coalición liderada por María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma, que sobre la “agenda económica” proponen lisa y llanamente: “revisar los marcos legales y los acuerdos lesivos” a las empresas, “insertar nuevamente a Venezuela en los circuitos financieros internacionales, volver al FMI”, “restablecer la autonomía del BCV”,“reparación de los daños a que hubiere lugar por expropiaciones arbitrarias”, “desmontar la maraña de controles que ahoga a la economía”, liberalizar la economía, entre otras preciosuras neoliberales.

Aunque este último sector “duro” sea más abierto en declarar públicamente qué medidas económicas implementaría de llegar al gobierno, lo que declara el bando liderado por la MUD es suficiente para saber que ambas sectores de la derecha comparten la misma visión económica y tienen en mente el mismo régimen político de vuelta al neoliberalismo, como modo de hacer pagar a los trabajadores y sectores populares todo el peso de la crisis económica con fuertes ajustes y reformas estructurales.

Proyecciones

A tres meses y medio de la contienda electoral, y como lo expresamos en el artículo que mencionamos anteriormente “está por verse cómo se desarrollará todo el período electoral en los meses venideros, seguramente cargados de tensión” más todavía cuando incluso las principales encuestadoras hacen sus pronósticos a su sesgo político, pues no es creíble que se contradigan tanto.

Según la encuestadora Datanálisis, inclinada hacia la derecha, en su último sondeo del mes de julio, arrojó que “el 42,2% de los consultados señalaron que votarían por candidatos de la oposición” en las parlamentarias, mientras que un 19,2% lo haría por candidatos del oficialismo, un 11,8% votaría por candidatos independientes, un 17,5% no sabe y la abstención sería de 9,3%”. Mientras el periodista José Vicente Rangel, afín al chavismo, para tratar de mostrar que la mayoría de la población quiere cambios pero de la mano del gobierno, hizo pública unas proyecciones de la encuestadora Hinterlaces, favorable al oficialismo, que arrojaba que el 34% manifestó apoyo al Gran Polo Patriótico, y el 19% por la MUD.

Si la oposición ganara, como dice Datanálisis, con un fuerte margen, es bastante probable que su estrategia se podría volcar a preparar las condiciones para un referéndum revocatorio hacia abril del próximo año, donde el impacto de una derrota así para la cohesión interna del chavismo se vería probablemente afectada acentuando sus divisiones internas. De resultar ganadora la MUD por un margen “menor” de diferencia y la conquista de más bancas en la AN para la derecha, igual significaría una correlación de fuerzas al interior del parlamento que tensionaría la situación presionando por planes mas liberalizantes.

Ninguna consultora vaticina un triunfo arrollador del chavismo ni siquiera las pro oficialistas, pero cualquiera que sea el resultado que los pronósticos arrojen, inclusive si este pudiera ganar una mayoría bastante cerrada frente a la derecha, no dejaría de tejer planes en detrimento de los trabajadores, como ya vienen vaticinando el vicepresidente de la Asamblea Nacional, Elvis Amoroso, luego de su reunión con Fedecámaras, y más recientemente el gobernador chavista del Zulia, Francisco Arias Cárdenas quien en un artículo de opinión de este miércoles en un importante diario de Caracas, titulado “Riqueza compartida” y hablando de “coexistencia en proyectos de prosperidad” por el “signo positivo.. que ha manifestado la nueva directiva de Fedecámaras”.

Esto también lo reafirmara el gobernador oficialista del Táchira, Vielma Mora, recalcando que: “Estoy resteado con el sector privado, es la única forma convertir un país en grande, un país potencia. Esto será el factor multiplicador para seguir adelante en un solo barco”. Vemos entonces, cómo se va prefigurando toda una idea de concenso gobierno-empresarial, donde como sabemos será la clase trabajadora y los sectores populares quienes terminen pagando la crisis.

Despejándose un poco más las aguas para los trabajadores

La demagogia “democrática” de la derecha se cae por sí sola, no solo por el propio programa actual que levantan, sino también por su pasado represivo puntofijista, o a las asonadas del 2002 y 2003, de donde provienen la mayoría de sus figuras dirigentes. Pero tampoco el gobierno está exento de emplear en sus aparatos mediáticos ingentes cantidades de demagogia dizque revolucionaria, apoyándose además en las burocracias sindicales, en los operativos policiales para contener la energía de lucha de los trabajadores, mientras avanza por otro lado en acuerdos con el sector empresarial.

Lo que despeja las dudas de que preparar una salida a la crisis que ofrezca respuestas favorables a los millones de trabajadores y sectores populares del país solamente puede venir de la propia movilizaciones de los trabajadores con completa independencia del gobierno, de la derecha, y organizaciones políticas y burocracias sindicales que le secundan. La fuerza de los trabajadores debe emerger a un plano político nacional, apoyándonos en la movilización independiente con un claro programa de lucha que concentre las demandas comunes de la clase trabajadora y los sectores populares afectados por la crisis.