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Viernes 27 de marzo de 2015

NACIONAL

Explotando el decreto de Obama para desviar la atención de la crisis económica

Por Milton D’León


Maduro ha sabido aprovechar al máximo el decreto de Obama de declarar a Venezuela “una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos”, pues ha sido el eje de todo el foco político impulsado desde el Gobierno para desplazar la atención de la grave situación económica del centro de gravedad. Es claro que hay que luchar a fondo contra la injerencia imperialista, pero hay que tener claro que toda lucha contra el imperialismo no está desligada de la lucha por las demandas obreras y populares. El Banco Central de Venezuela (BCV) no ha publicado los últimos índices mensuales de inflación desde que el 13 de febrero pasado informara de que 2014 cerró con un repunte de precios y tarifas de un 68,5 por ciento y que el índice de diciembre fue del 5,3 por ciento mensual.

Las encuestas y sus indicadores

Tomando en cuenta todos los recaudos que hay que tomar con respecto a las distintas encuestadoras nacionales por sus sesgos políticos, la mayoría tienden a coincidir en sus señalamientos con respecto a los problemas económicos. De acuerdo con un sondeo realizado por la encuestadora Datanálisis, de los principales problemas que aquejan al país, el 55% está relacionado a lo económico. Entre ellos, destaca en primer lugar el desabastecimiento para el 29,7% de los encuestados, la inseguridad con 20,3%, el alto costo de la vida con 10,8%, las colas para comprar alimentos con 6,4% y la corrupción con 4,75%, además de que el 88% de la población piensa que la situación del país es mala. También un estudio de opinión pública nacional realizado por la consultora Alfredo Keller y Asociados indica que la crisis económica, social y política del país es calificada de “grave” por 82% de los consultados, y que para 28% la escasez es el principal problema, el costo de la vida para el 21% y las colas con 9%.

En el sentido similar también se expresa la encuestadora Hinterlaces, que de acuerdo a sus estadísticas más recientes, señala que a 8 de cada 10 venezolanos les preocupa más la economía que la política; mientras que el desabastecimiento, la inflación y la inseguridad se ubican como los problemas “más graves” y que generan mayor “preocupación” a la población del país. Es que los aumentos siguen golpeando el bolsillo del pueblo trabajador, incluso el Gobierno ha venido autorizando aumentos en renglones regulados, así durante enero-febrero se autorizaron aumentos para harina de maíz (53%), carne de res (144%), pollo (51%), y el transporte urbano en Caracas (40%). Como indicamos, más allá del sesgo de las encuestadoras, no es mera casualidad, en sus términos técnicos y a su manera, reflejan el impacto de la crisis económica en la población.

La violenta caída en las divisas por el derrumbe petrolero hace mella en un país rentístico

El último cierre del precio del barril del crudo venezolano fue en 43,72 dólares por barril, llevando el precio de venta promedio en lo que va de año en 44,76 dólares por barril, por debajo de los 88,42 dólares del año pasado y de los 98,08 dólares de 2013. Es decir, un caída promedio de casi un 50% con respecto al año pasado, y en un semejante porcentaje la caída de los ingresos de las divisas. Si bien, no hay datos oficiales, este miércoles del Credit Suisse sostenía en su evaluación económica que estima que el déficit de divisas del país estaría en 23.700 millones de dólares en 2015 y pronostica 15.200 millones en 2016 “antes de contar potenciales (...) como el prepago de deuda de Petrocaribe, la securitización de algunas de las reservas de oro de Venezuela y hasta 10.000 millones de dólares de financiación de China”.

La sequía de divisas, originada en parte por la baja de los precios de crudo -que genera el 96% de los ingresos del país- está golpeando incluso a los sectores productivos en manos del Estado. Así según los propios informes de las Memorias y Cuentas de los distintos entes oficiales en las primeras semanas de marzo, el retraso o la falta de liquidación de divisas durante el año 2014 obstaculizó la producción, mantenimiento y otras actividades de las empresas estatales, en la que sobre sale la Memoria y Cuenta del Ministerio de Industrias, que conglomera un concentrado de empresas industriales en manos del Estado.

En términos globales y de acuerdo a los informes oficiales dados a conocer en la segunda semana de marzo así lo sostienen, por ejemplo, las liquidaciones de divisas del Centro de Comercio Exterior (Cencoex) culminaron el año 2014 en $20.377 millones, lo que representa una caída de 31,5% con respecto al año 2013, cuando cerró en $29.747 millones. De acuerdo con la Memoria y Cuenta del Ministerio de Economía, Finanzas y Banca Pública, se autorizó al sector importador $14.410 millones, lo que refleja una baja de 31,8%. De acuerdo a dicho documento, las divisas autorizadas para importaciones ordinarias fueron de $10.794 millones, lo que representó 53% del total liquidado y 27,8% menos que lo asignado en 2013, de $14.948 millones. Destaca el caso del sector Alimentos, el cual registró una disminución de 9,75% al aprobarse solo $4.173 millones.

La reducción de las divisas a través de Cencoex ha impactado la oferta de bienes, lo que ha generado escasez, en una economía altamente dependiente de las importaciones. Es que como hemos sostenido en este mismo diario, en el país “explota una crisis producto que la economía continuó siendo sustentada en el modelo rentístico, que el chavismo nunca pudo superar más allá de los discursos, en base a los altos precios del petróleo, y que ahora con el cambio de ciclo de los commodities a nivel global, fundamentalmente la caída abrupta del petróleo golpea a menos de la mitad en un período reducido de tiempo impactando fuertemente al país”. Esto no solo explica la necesidad de empezar a realizar ajustes económicos, sino también el desabastecimiento de distintos productos, ya sea de los que se producen en el país pero fundamentalmente de los que se importaban, cuestión que se podía sustentar antes con un barril de petróleo elevado en el orden de los 100 dólares”.

Buscando “alianzas estratégicas” con transnacionales

El Gobierno de Maduro no deja de sorprender, que en la retórica habla contra transnacionales, pero en los entretelones busca pactos. Así fue que este mismo jueves el gobierno anunció una "alianza estratégica" con Ford Motors, a fin de “impulsar la producción nacional”, luego que el José David Cabello, ministro de Industrias; Andrés Eloy Méndez, superintendente de Precios Justos (Sundde) y Rodolfo Marco Torres, vicepresidente del área económica sostuvieran un encuentro en Caracas con representantes de la ensambladora estadounidense. Es que a las transnacionales se le comienzan a dar cada vez más facilidades, en el desespero del Gobierno de salir de la crisis económica.

En el caso de la propia PDVSA, ya comenzó a vender dólares a una tasa de cambio más favorable en el nuevo sistema cambiario de libre flotación (Simadi) para obtener mayor cantidad de bolívares con los que financiar sus gastos locales. Para recordar, como parte de su nuevo andamiaje cambiario con tres cotizaciones para el dólar, el Gobierno de Maduro lanzó en febrero el Sistema Marginal de Divisas (Simadi), que permite a los particulares por primera vez en más de una década establecer un mercado de divisas regido por la oferta y demanda. Además de que se mantienen una tasa fija de 6,3 y otra fluctuante a través de subastas que al momento se mantiene en 12 bolívares por dólar para bienes prioritarios. La novedad para beneficio de las grandes transnacionales petroleras, es que Venezuela también dará acceso al Simadi a "prácticamente todas las empresas petroleras que operan en Venezuela" para que puedan financiar sus gastos operativos y de inversión al precio del dólar oficial más alto.

Para que se tenga una idea de los gastos operativos que el Gobierno se refiere se puede simplificar que, si antes, por ejemplo, una petrolera (incluyendo a PDVSA) debía pagar un salario mínimo actual que se mantiene en 5.622 bolívares a una tasa de 12 por ejemplo, tenía que desembolsar un valor de 468 dólares, ahora, a una tasa Simadi de 190 bolívares por dólar, podrá hacerlo en ahora con un costo alrededor de 30 dólares. Y así, para otros gastos “operativos” de insumos que adquiere en el mercado local. Como vemos, los incentivos a las transnacionales petroleras no son nada despreciables.

En un artículo que publicábamos la semana pasada, dábamos cuenta de los desembolsos millonarios que está haciendo el país en conceptos de deuda externa, y que el fantasma de algún eventual default a cada tanto lo hacen señalar la mayoría de los evaluadores económicos internacionales, siendo que el riesgo de default si bien es significativo pero no cuantificable. También es venido señalando que a la par de esta sangría acontece el país sufre una serie de demandas en el CIADI. Ofuscado por esta presión, este jueves Venezuela solicitó nuevamente la recusación de los árbitros del tribunal del Banco Mundial, que procesa la millonaria demanda de la petrolera ConocoPhillips por la nacionalización de sus activos en el país, en busca de compensación por la expropiación en 2007 de los proyectos de petróleo extrapesado Petrozuata y Hamaca y el desarrollo costa afuera Corocoro.

Venezuela ha solicitado varias revisiones y anulaciones de los fallos arbitrales recientes en su contra, actuaciones que sus “contrapartes” han calificado como excusas para retrasar los pagos ahora que sus ingresos merman por la caída del precio del petróleo. Como vemos, el panorama venezolano solamente está lleno de fuertes nubarrones que amenazan tormentas. Mientras esto acontece, el pueblo trabajador continúa sufriendo las consecuencias, pagando desde ya una crisis que jamás fueron ellos los que la generaron.


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