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Viernes 6 de marzo de 2015 DECLARACIÓN POLÍTICA DE LA LTS Mientras siguen las denuncias de “golpe”, lo real es la crisis económica que empresarios y gobierno descargan sobre los trabajadores y el pueblo LTS ¡Organizarnos para poner en pie la fuerza de los trabajadores, con total independencia del gobierno y de la oposición proimperialista!¡Por una respuesta obrera y popular ante la crisis económica y política!En medio de la crisis económica que nos golpea, los empresarios siguen presionando para imponer más aún sus intereses, la oposición hace demagogia con “los padecimientos de la población”, al tiempo que busca la injerencia extranjera (bien sea como “mediación internacional” a través de la OEA, UNASUR, o directamente como sanciones imperialistas en nombre de “los derechos humanos”), y el gobierno nacional viene denunciando planes golpistas mientras continúa avanzando en aplicar el ajuste económico por partes, y medidas contra las libertades democráticas (como la Resolución 8.610, que legaliza la represión de las manifestaciones con las FF.AA. y sus armas de fuego). La situación de la clase obrera y la mayoría del pueblo no está para juego, ni para denuncias alegres ni para salidas reaccionarias: bien sean las medidas represivas del gobierno, las “salidas” de la derecha “radicalizada” que quiere imponer por la fuerza su propio gobierno, o las inaceptables declaraciones y medidas injerencistas de los gringos. Si viene un golpe, hablemos de enfrentarlo en serio, no con shows televisivos, mientras, ¡lo verdaderamente serio es la “conspiración” y la “guerra” que el gobierno y la burguesía nacional nos vienen haciendo!: especulación, autorización de aumentos de precios, devaluación del bolívar, despidos, congelamiento de contrataciones colectivas, aumentos de pasajes, persecución y represión a los trabajadores que luchan; y vienen más medidas de este calibre. Entre la crisis que golpea al pueblo y la pugna por un nuevo régimen político La situación del país está cruzada por la combinación de dos grandes crisis: la crisis política por la desaparición de Chávez de la vida política nacional, marcando el inicio de la transición hacia el post-chavismo; y la crisis económica por el agotamiento del modelo económico basado en una mayor captación de renta petrolera, tibios controles al accionar de los empresarios, fuerte endeudamiento estatal y enorme fuga de dólares, al tiempo que se mantuvo casi intacto el flujo de recursos hacia los capitalistas y banqueros nacionales y extranjeros, bien sea en forma de ganancias o pagos de deuda externa –es decir, la crisis de un capitalismo dependiente con fuerte intervención estatal, y rasgos nacionalistas, más no la crisis de un “modelo socialista” como acusa la derecha. Explota una crisis producto que la economía continuó siendo sustentada en el modelo rentístico, que el chavismo nunca pudo superar más allá de los discursos, en base a los altos precios del petróleo, y que ahora con el cambio de ciclo de los commodities a nivel global, fundamentalmente la caída abrupta del petróleo golpea a menos de la mitad en un período reducido de tiempo golpea fuertemente al país. Esto no solo explica la necesidad de empezar a realizar ajustes económicos, sino también el desabastecimiento de distintos productos, ya sea de los que se producen en el país pero fundamentalmente de los que se importaban (y ya sabemos la alta dependencia de las importaciones de lo que se consume en el país), cuestión que se podía sustentar antes con un barril de petróleo elevado en el orden de los 100 dólares Ambas crisis marcan el de la etapa de la mal llamada “revolución”, y han abierto un período convulsivo, porque si no fue pacífica y gradual la debacle el puntofijismo (Caracazo, golpes militares, etc.) ni lo fue la estabilización - aunque relativa- del chavismo (golpe de Abril, paro patronal y sabotaje petrolero, etc.), no lo será tampoco la pugna por sustituir al chavismo por un nuevo régimen. El chavismo vino a expresar las expectativas de una mejor vida por parte de un gran movimiento de masas que se había puesto en pie con acciones de contundencia histórica como las jornadas del 27 y 28 de febrero del ’89, aunque también significó el encasillamiento de estas expectativas en reformas dentro del propio capitalismo y la recomposición de la autoridad estatal (incluyendo sus FF.AA.). Sin embargo, expresó una correlación de fuerzas específica entre las masas trabajadoras y pobres por un lado, y la burguesía nacional y el imperialismo por el otro, así como una relación entre la nación y el imperialismo en la que el país ganó márgenes de soberanía y acción propios que el imperialismo yanqui tuvo que aceptar una vez que fracasaron sus intentos de sacar a Chávez por la fuerza. Ahora que el chavismo está en decadencia política después de 15 años en el poder, que la correlación de fuerzas tiende a cambiar, el imperialismo y la reacción nacional vienen por la revancha. Haciendo acuerdos con los empresarios, descargando un ajuste sobre el pueblo trabajador El gobierno habla de “guerra económica”, pero no toma ninguna medida seria contra el poder económico burgués, sino que sigue una línea de un ajuste económico que incluye acuerdos con la misma burguesía contra la que vocifera, así como medidas propias para ajustar la cuentas del Estado a costa de las condiciones de vida de la clase obrera y el pueblo pobre. Los empresarios especulan con los precios, acaparan y chantajean con no producir si nos les dejan ganar todo cuanto les da la gana: y ahí va el gobierno autorizándoles los aumentos de precios (el “control de precios” es cada vez más una ficción). Los capitalistas y banqueros han fugado del país en más de una década una enorme cantidad de dólares (entre 2003 y 2013 aumentó en 340% el monto de los depósitos en dólares del sector privado en el exterior, pasando de 49 mil millones a unos 200 mil millones), sin embargo siguen chantajeando con que no pueden producir sino les facilitan más dólares: y ahí está el gobierno flexibilizándoles el acceso a los dólares. Para “producir más”, los empresarios exigen acomodar sus niveles de rentabilidad a base de aumentar la explotación, poniendo freno a las demandas obreras y despidiendo: y ahí tenemos al gobierno permitiendo que violen los derechos laborales y autorizando suspensiones o despidos (o haciéndose la vista gorda mediante una inacción que es totalmente cómplice con los capitalistas). ¿Así se combate la “guerra económica”? ¿Así se va a enfrentar un posible escenario de golpe por parte de un sector de la burguesía? Para “equilibrar” el presupuesto adelanta también otras medidas: devalúa constantemente el bolívar, devaluando así los ingresos obreros y populares, autoriza aumentos del transporte público, prepara el aumento de la gasolina, alimenta la mayor parte de la recaudación fiscal con ese impuesto al bolsillo del pueblo trabajador como lo es el IVA (este impuesto al consumo aporta más del doble de lo que aporta el impuesto a las rentas y ganancias –ISLR–), todo eso mientras continúa sacando miles de millones de dólares del presupuesto nacional para entregarlos a la voracidad del “capital financiero internacional” por concepto de deuda externa (solo entre 2013 y este año, sumarán casi 20 mil millones US$). Envía el SEBIN, el CICPC o la Guardia Nacional para amedrentar o reprimir a trabajadores de las empresas estatales y privadas que luchan por salarios y contratos colectivos; criminaliza las luchas metiéndole juicios penales (cuando no directamente encarcelando) a obreros que hagan huelga, ocupen una empresa o repartan un volante –actualmente hay decenas de trabajadores presos y unos 150 bajo juicio. El gobierno aún mantiene elementos de regulación, elementos que la burguesía y la oposición quieren echar abajo: eliminar definitivamente el control de precios, “liberar” más el dólar suprimiendo el control de cambio –o una megadevaluación yendo a una unificación cambiaria–, derogar la ley para el “control” de la ganancia (que la “limita” a un 30%, después de deducidos los gastos operativos), suprimir el decreto de “inamovilidad laboral”, pasar a manos del capital privado las empresas estatales que “reportan pérdidas”, devolver a “sus dueños” las empresas nacionales que fueron estatizadas bajo el chavismo, etc. Pero como muestra la realidad, la existencia de tales elementos de intervención y regulación estatal no impide en modo alguno que lo que se esté imponiendo en el país sea hacer pagar la crisis a las mayorías trabajadoras y pobres, una crisis que no generamos, sino que es completa responsabilidad de los capitalistas y las políticas del gobierno. Prontuarios golpistas, injerencia imperialista, y la división de estrategias en la derecha Por supuesto que en la oposición burguesa tienen claros prontuarios de golpismo, tanto el ala “dura” como los hoy “moderados”: partícipes del golpe de abril de 2002 que nos puso un empresario/dictador, del paro/sabotaje de 2002/2003 (del “¡Chávez vete ya!”), de los generales y oficiales activos en la Plaza Altamira desconociendo al gobierno y exigiendo su renuncia, etc. El ala de López, Ledezma y María Corina viene sosteniendo una línea de buscar lograr un escenario convulsivo que fuerce la salida anticipada de Maduro del gobierno por vías no electorales (la renuncia, por ejemplo). En esta línea fueron las movilizaciones de febrero y marzo del año pasado, y el reciente llamado a un “Acuerdo Nacional para la Transición”, una “transición” en la que está implícita la idea de una política claramente “destituyente”: plantea que “el gobierno de Maduro ya entró en fase terminal”, habla del “ya ineludible derrumbe del régimen”, y de un nuevo gobierno para preparar nuevas elecciones presidenciales, pero no hay mención a ningún mecanismo legal o democrático por el cual será desplazado el actual gobierno. Por su parte, el sector de PJ, UNT, AD y la mayoría de los partidos de la MUD, mantienen la línea “institucional” de lograr mayoría en la Asamblea en las elecciones de este año, tomando esto como gran punto de apoyo para acelerar la crisis del chavismo y avanzar en su camino por retomar el poder político (a estos el gobierno les dice que “los verdaderos demócratas deben deslindarse del golpismo”). A su vez, el imperialismo norteamericano desata sus políticas de presión y sanciones para buscar un mayor desgaste y debilitamiento del gobierno nacional, buscando incidir en la situación del país para que sea más favorable a sus intereses de contar con un gobierno servil. Injerencia que cuenta con el visto bueno del conjunto de la derecha. ¿Las denuncias del gobierno son un pote de humo para tapar la crisis y sus medidas antipopulares? Ahora bien, el gobierno habla directamente de “golpe”, de bombardeos militares abortados, etc., pero hasta ahora no ha presentado más que correos electrónicos o audios sueltos que muestran planes de unas cuantas personas sin ninguna influencia real en las FF.AA. ni representatividad en la fuerzas políticas del país. De esta manera, es el mismo gobierno el que banaliza este asunto, pues ya son casi cotidianas las denuncias de “golpes” y “magnicidios” abortados. Por eso entre el pueblo común es baja la credibilidad de las denuncias, y surge la legítima sospecha sobre si no son más que un aprovechamiento de las movidas “radicales” de un sector de la derecha para armar un relato de “golpe de Estado” que pase a primera escena y así tapar el costo político de las medias de ajuste antipopulares, polarizar políticamente para encolumnar tras de sí a las bases del chavismo (en un momento en que la aprobación de Maduro es baja), y legitimar sus medidas represivas. ¡Ningún recorte de las libertades democráticas! Rechazamos cualquier restricción a las libertades de organización y movilización, cualquier aumento de las capacidades represivas del Estado, porque a pesar de que se autoproclame “revolucionario” y “socialista”, el poder político actual no es el de un gobierno propio de los trabajadores y el pueblo pobre que se enfrenta a la contrarrevolución burguesa, sino un gobierno que en 15 años no hizo sino administrar la misma sociedad de explotación e, incluso, preservar a la clase capitalista cada vez que fracasaron sus intentos de hacer del poder político por la fuerza. Es un gobierno que ha mostrado claramente su carácter antiobrero cada vez que le ha tocado enfrentar una lucha seria de algún sector de nuestra clase. Así, cualquier aumento en su poder represivo es pérdida para los que necesitamos organizarnos y pelear constantemente contra las injusticias y opresiones del capitalismo, más aún en momentos en que crece del malestar obrero y popular, y crecerán las luchas y la resistencia a la crisis que nos están descargando. Si hubiese que enfrentar intentos golpistas, ¡no es criminalizando y amedrentando al pueblo trabajador como se va a lograr!, ¡no es condenado y mutilando la iniciativa de lucha de los de abajo! Criminalizar las movilizaciones, huelgas, tomas de fábricas, de tierras, legalizar la represión con las FF.AA. y sus armas de fuego, atenta contra la capacidad de organización y lucha del pueblo trabajador… ¡que debe luchar no solo contra hipotéticos golpes a futuro, sino también contra la política que ahora mismo aplican los empresarios y el gobierno! ¡Independencia política! ¡Movilización y lucha por nuestras demandas! Por todo esto debemos decir bien en alto: ¡Ninguna subordinación al gobierno! ¡Bien lejos con la demagogia de la derecha y el imperialismo! Desde la clase obrera, la juventud que cuestiona esta sociedad capitalista, el pueblo pobre, debemos orientarnos con la más completa independencia política ante el gobierno que usa las denuncias de golpe para recortar las libertades democráticas y como política de distracción frente la crisis económica –al tiempo que continúa con medidas de ajuste contra el pueblo–, y ante la derecha que hace demagogia pero representa un programa económico que no hará sino profundizar las actuales políticas de ajuste, que para imponerlo recurrirá también a métodos iguales o peores de represivos que los del actual gobierno, siendo además una fuerza política que es punta de lanza de la injerencia imperialista en nombre de los “derechos humanos”. Hay que decir con claridad: En estos momento hoy no hay escenario concretos de golpe en el país –más allá de elementos aislados que puedan existir-, pero en caso de haberlo, nada mejor para prepararse para enfrentarlo que el despliegue de todas las capacidades de lucha de la clase obrera, los sectores oprimidos y pobres. ¡No movilizaciones demostrativas y controladas de apoyo al gobierno, sino mediante la más amplia movilización independiente de las masas organizándose desde nuestros propios organismos (sindicatos, centros de estudiantes, asambleas de base, comités de lucha, etc.) y con los métodos propios de los explotados y oprimidos (marchas, huelgas, trancas de calle, ocupaciones de fábricas, de tierras, etc.)! El pueblo ya tiene experiencia con el gobierno chavista enfrentando golpes de Estado, la historia está para sacar lecciones: en abril de 2002 el gobierno fue totalmente incapaz de preparar al pueblo para enfrentar el golpe. Inculcando hasta el último momento confianza en las Fuerzas Armadas, negándose a cualquier posibilidad de armar a los trabajadores y el pueblo pobre. El gobierno (ni con Chávez antes, ni con Maduro ahora) nunca estuvo dispuesto a movilizar a los trabajadores y el pueblo en las calles contra la reacción, sino más bien, como lo vimos en el 2002, los mandó a sus casas y le dio más poder a los militares, abriendo un “diálogo nacional” con los golpistas y dejando intacto el poder económico de la burguesía nacional y transnacional golpista, a la vez que usando su autoridad para apaciguar al pueblo Coordinar desde las bases en lucha, vencer la política de las burocracias sindicales… A todo este cuadro debemos agregar la acción “criminal” de las burocracias sindicales, de aquellos que están al frente de las organizaciones del movimiento obrero: ¡¿cómo es posible que ante la situación actual no tengan política para poner en pie la fuerza de la clase obrera para impedir que nos sigan descargando la crisis?! La burocracia de la CBST, con su rol servil ante el gobierno, es cómplice total de la devaluación, del atraso o paralización de los contratos colectivos, los acuerdos con los empresarios para aumentar precios, autorizar suspensiones y despidos, y de las medidas de persecución y represión en las fábricas e instituciones del Estado, sin desarrollar la más mínima acción nacional de lucha seria. La CTV y demás corrientes sindicales subordinadas a la MUD, sino son cascarones vacíos, son agrupamientos que quieren poner el malestar obrero en función de los planes de alguna de las alas de la derecha, y por eso no desarrollan tampoco ninguna política para que la clase trabajadora emerja con fuerza como un actor propio en la situación nacional. La fuerza de decenas de miles de trabajadores afiliados a las federaciones y centrales que dirigen estas burocracias, no se pone en pie de lucha con contundencia por la orientación de estas direcciones. Es necesario desarrollar la más audaz coordinación desde las bases en lucha, la solidaridad y unidad de acción entre las luchas de las diferentes fábricas y lugares de trabajo, poner en pie instancias permanentes de coordinación y acción en común por zonas industriales, por rama de producción o sector económico, impulsar encuentros regionales que voten planes de movilización comunes, con la mira puesta en un gran encuentro nacional de trabajadores y trabajadoras en lucha. Una política orientada a superar los métodos burocráticos donde solo un grupo de directivos discute y decide todo, que busque ampliar la participación de las bases mediante los mecanismos de la democracia obrera, con asambleas deliberativas constantes, la discusión en la base de las medidas de lucha, la elección de delegados que conformen comités de lucha o cuerpos de delegados, instancias de participación y lucha más amplias y democráticas que la sola directiva sindical. En ese sentido, necesitamos encuentros no limitados a los dirigentes sindicales, sino encuentros preparados previamente en cada fábrica y lugar de trabajo mediante discusiones y asambleas en la base, que los trabajadores sepan de qué se trata el encuentro, que conozcan sus documentos, que discutan con qué objetivos participar, cuáles demandas van a llevar y escojan delegados y delegados para esos encuentros, delegados que serán responsables ante de la base y revocables por esta. De lo que se trata es de poner en pie la enorme fuerza potencial de nuestra clase, de poder comenzar a mostrar la posibilidad de que los trabajadores enfrentemos la crisis de manera unida y organizada, superando la enorme dispersión de fuerzas actual y el aislamiento de muchas de luchas, que nos hacen débiles e impotentes en muchos casos. Pero eso solo podemos hacerlo con estos métodos, que quiebren la actual política de las burocracias sindicales, que los obliguen a ponerse al frente de verdaderos planes de lucha o que directamente nos lleven a desplazarlos de la dirección de nuestras organizaciones, conquistando nuevas direcciones combativas, democráticas y verdaderamente clasistas. …para luchar por un programa para que la crisis no la siga pagando los trabajadores y el pueblo ¡NO AL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA! Basta de pagar ese tributo a los capitales y gobiernos de las potencias capitalistas. ¡Dinero para los hospitales, las escuelas, viviendas para el pueblo y salarios, no para la deuda eterna! ¡DISCUSIÓN Y CUMPLIMIENTO DE LAS CONTRATACIONES COLECTIVAS! Que ningún trabajador gane menos de lo que cuesta una canasta básica familiar. Indexación salarial cada tres meses de acuerdo al aumento de la inflación, que los salarios sigan el ritmo del aumento de los precios, es una garantía elemental de defensa del nivel de vida de la clase obrera y el pueblo. ¡COMITÉS OBREROS Y POPULARES PARA CONTROLAR LOS PRECIOS! El supuesto “control” que ejerce el gobierno es totalmente impotente, además, se fundamenta en los márgenes “razonables” de ganancia, por eso autoriza aumentos de precios, poniendo por delante el interés de ganancia capitalista. Nadie más interesado en defender realmente nuestro bolsillo que nosotros mismos. Delegados de los trabajadores electos democráticamente por las bases en las fábricas y empresas, y delegados electos por las comunidades, organizados en comités, deben ser los verdaderos controladores. ¡ANTE LAS SUSPENSIONES Y DESPIDOS: PUBLICACIÓN DE LA CONTABILIDAD Y FINANZAS DE LAS EMPRESAS! Que “las cuentas no dan”, es un argumento común contra las demandas obreras y para justificar los despidos. ¡Que muestren toda la verdad de sus ganancias! ¡Los trabajadores no tienen menos derecho que los empresarios a conocer toda esta información! A su vez, ningún control de precios es real si las cuentas de los capitalistas siguen siendo un secreto para los trabajadores y para la sociedad. ¡EXPROPIACIÓN SIN PAGO, Y BAJO GESTIÓN OBRERA, DE TODA EMPRESA QUE CIERRE! Toda empresa que insista en “quebrar” o cerrar, dejando familias en la calle, debe pasar a propiedad pública y gestionada por sus propios trabajadores. Si los capitalistas dicen que no pueden garantizar siquiera un salario que cubra el costo de la vida y el “derecho al trabajo”, entonces las empresas no pueden seguir bajo su control, deben pasar a nuevas manos: ¡las manos de los propios productores de las riquezas! ¡ELIMINACIÓN DEL IVA! ¡FUERTES IMPUESTOS A LA RIQUEZA Y LA GANANCIA CAPITALISTA! ¡Que paguen los que más tienen! ¡Que financien el Estado los que viven de la explotación y la usura a las mayorías! ¡QUE LAS PRINCIPALES EMPRESAS DE ALIMENTOS SEAN PÚBLICAS Y FUNCIONEN BAJO CONTROL DE LOS TRABAJADORES! La alimentación de millones no puede depender de la sed de ganancias de un puñado de empresarios o de sus cálculos políticos. Para que la comida no sea un arma de chantaje de estos monopolios contra el pueblo, estas empresas deben pasar a propiedad pública, no en manos de burócratas del gobierno sino gestionadas directamente por sus trabajadores, con participación de las comunidades. ¡MONOPOLIO ESTATAL DEL COMERCIO EXTERIOR, CON CONTROL DE LAS ORGANIZACIONES OBRERAS Y POPULARES! Para cortar las maniobras de las grandes empresas y grupos económicos que lucran con los movimientos cambiarios, la fuga de capitales, y el robo de las importaciones. Todo lo que tiene que ver con el comercio exterior debe pasar a manos del Estado, bajo control de las organizaciones de los trabajadores y el pueblo pobre. ¡UNIFICACIÓN Y ESTATIZACIÓN DE LA BANCA, BAJO CONTROL DE SUS TRABAJADORES Y USUARIOS DE ESCASOS RECURSOS! Los bancos tiene el control real de la economía, además de ser el sector más rapaz y parasitario de de la burguesía. En nuestro caso, la banca está controlada no sólo por los banqueros nacionales, sino también bancos imperialistas, que juntos han venido amasando grandes fortunas desde siempre, y aumentado más estos años. La unificación en un único banco nacional, y su control por parte de los trabajadores y usuarios de escasos recursos, es condición indispensable para poder pensar en una planificación seria de la economía. ¡FUERA EL SEBIN Y LA GNB DE LAS EMPRESAS Y DE LAS MOVILIZACIONES OBRERAS! ¡ABAJO LA RESOLUCIÓN 8.610! ¡ANULACIÓN DE TODOS LOS JUICIOS A LOS TRABAJADORES Y CAMPESINOS PROCESADOS POR LUCHAR! ¡LIBERTAD PARA LOS OBREROS CONDENADOS A CÁRCEL POR LUCHAR! ¡BASTA DE INJERENCIA Y PRESIONES IMPERIALISTAS! El imperialismo estadounidense aprovecha cada ocasión para mostrar sus garras buscando imponer condiciones para contar con un gobierno servil a sus intereses, que de más facilidades aún a sus empresas y se subordine a la geopolítica de dominación y agresión a los pueblos. Por eso, parte de nuestras banderas debe ser el total rechazo a cualquier medida impuesta al país por gobiernos imperialistas. Principal
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