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Comunicados, volantes y declaraciones
Jueves 27 de mayo de 2010 LA LUCHA EN LA MITSUBISHI MOTORS De cómo se juntan una transnacional japonesa y el gobierno de Chávez para aplastar con saña la resistencia obrera Por Milton D’León Actualmente los trabajadores de la Mitsubishi continúan en pie de lucha. Pero son indudables los golpes que han venido recibiendo cuya expresión más terrible fue el asesinato de dos obreros por la policía del estado Anzoátegui el 29/01/09, luego de la toma de la planta que encabezó el sindicato. En ese momento, la ministra de Trabajo, María Cristina Iglesias, desmontó la ocupación amenazando con usar la fuerza represiva de la Guardia Nacional Bolivariana sino se levantaba la lucha. Derrotados parcialmente, los trabajadores volvieron al trabajo cumpliendo las penas que les imponía la empresa como aumentar los ritmos de producción y la recuperación de las horas de la huelga entre otras medidas. A finales de agosto, la Mitsubishi dio inicio a un lock-out patronal parando todas sus líneas de producción con el argumento de la "violencia", "indisciplina" y "anarquía" que presentaba “un grupo de trabajadores” al mismo tiempo que amenazaba con “cerrar la empresa”. Como respuesta y en complacencia con la MMC, para septiembre, el Ministerio del Trabajo, emite una medida cautelar contra la directiva del sindicato Singetram, en una decisión que prohíbe a 11 de los dirigentes sindicales ingresar a las instalaciones de la empresa , al mismo tiempo que emite el despido para 157 obreros que introdujo la empresa ante el Ministerio. En febrero de este año resurgió la pelea contra los ritmos de explotación, y luego de dos meses de paralización, nuevamente el gobierno actuó a favor de la empresa, dejando en la calle a otros 15 trabajadores. En total suman 170 los trabajadores despedidos desde el inicio de la lucha. Una lucha emblemática Si hay una lucha emblemática de la cual hay que sacar lecciones, esta es la de los compañeros de la Mitsubishi, que no solo enfrentaron a la multinacional japonesa sino que tuvieron en su contra al propio gobierno nacional, a través del Ministerio del Trabajo, bajo el mando de María Cristina Iglesias, tal cual como había actuado bajo José Ramón Rivero cuando se produjo la lucha de los trabajadores de Sidor contra Techints. Se trataba de una pelea donde los trabajadores paralizaban una fábrica en defensa de los compañeros más precarizados, los 135 tercerizados que eran despedidos, y que levantaban como bandera de lucha no sólo la reincorporación al trabajo de los mismos, sino que también el pase a planta permanente, implicando una nueva subjetividad obrera. Un jugoso contrato es lo que “explica” el punto de partida para definir de qué lado se colocó el gobierno en la lucha de los trabajadores de la transnacional japonesa, donde la Mitsubishi Corporation prometía una “inversión extranjera” de 80.000 millones de dólares en los próximos 7 años para explotar el crudo pesado de la Faja del Orinoco. Pero, para la “inversión”, la imperialista japonesa necesitaba la firme seguridad de que sus intereses fuesen bien custodiados en el país y el gobierno estuvo dispuesto a darle esa garantía: el aplastamiento de la lucha de los obreros de la ensambladora ha sido la demostración. Si los trabajadores de Sanitarios Maracay, que pusieron a producir la empresa bajo su propia gestión obrera directa, fueron derrotados por las arremetidas del gobierno en acuerdo con los patronos, represión de por medio; con relación a los trabajadores de la Mitsubishi estamos ante una clara demostración del verdadero rostro del gobierno de Chávez, que por su alianza con la Mitsubishi Corporation, decidió asestarle duros golpes a este conflicto, buscando mediante esta lección, disciplinar a los trabajadores de vanguardia del país. ¡El gobierno que hace demagogia sobre un supuesto “antiimperialismo”, usó todos los medios de su poder para derrotar la lucha y la organización sindical de los trabajadores, garantizando así las condiciones para la superexplotación de la transnacional imperialista! El nuevo episodio: la paralización de febrero de este año y un nuevo golpe Y la brutal ofensiva de la multinacional Mitsubishi y del gobierno en contra de los trabajadores no cesa. Es que si restaban dudas del papel del gobierno de Chávez en el conflicto de la Mitsubishi, la paralización iniciada en febrero de este año por casi dos meses vino una vez más a confirmarla. A principios de dicho mes, los trabajadores denunciaron que la empresa realizaba modificaciones en la organización de la planta en ciertas líneas de producción, en las cuales los obreros se rotaban para evitar enfermedades ocupacionales, además de que la empresa había eliminado uno de los turnos de trabajo. Para garantizar la medida de reorganización en la metodología de rotación laboral, el 11 de febrero, los gerentes de la empresa retiraron herramientas y apagaron los equipos de las áreas de trabajo, motivando inmediatamente la suspensión de las actividades. En forma amenazante, la transnacional responsabilizaba a los obreros de la paralización, volviendo a traer a colación los viejos argumentos de que “la indisciplina y la anarquía siguen latentes”. Los obreros no estaban exigiendo reivindicaciones salariales, sino simplemente que la ensambladora termine con la violencia laboral, y que se respete el esquema de rotaciones de labores y se restaure el segundo turno. A todas estas, el Ministerio del Trabajo, como si fuera vocero de la empresa, amenazaba con emitir nuevas calificaciones de despido para que terminara el reclamo de derechos laborales. Y del dicho al hecho, el Ministerio del Trabajo, en forma automática emitió un falló a favor de MMC y declaró ilegal la paralización, y decreta que “esta medida fue provocada y promovida por los trabajadores”, culpando a los trabajadores de su paralización y ordenándoles la reanudación de la producción en las condiciones que la empresa exigía. La empresa ni tonta ni perezosa, pasó aún más a la ofensiva, y amparándose en la resolución del Ministerio, emite un comunicado a los trabajadores donde explica que al declararse ilegal el paro, la empresa no está obligada a cancelar salarios caídos, ni el bono nocturno, e igualmente, advierte que tomará las acciones necesarias contra los trabajadores. Seis días después, el Ministerio del Trabajo, emitiría el 17/03, calificaciones de despido a cinco trabajadores. Poco días después vendría otro zarpazo del Ministerio, quien esta vez emitió 10 nuevas calificaciones de despido, con lo que sumaban 15 los trabajadores despedidos. El 15/04, nuevamente derrotados, los trabajadores volvieron al trabajo tras la paralización de dos meses. CMR, Una política desastrosa y traidora Desgraciadamente, la combatividad de los obreros de la Mitsubishi demostrada en todo este tiempo de lucha, viendo caer a sus compañeros a manos de la represión y la ola de despidos, no tiene ningún correlato con la conducción política del conflicto en manos de los integrantes de la CMR (“Corriente Marxista Revolucionaria”, que edita El Militante) que dirigían el sindicato. Si bien es cierto, como afirma Félix Martínez, dirigente del Sindicato, que “la multinacional no pudiera actuar de este modo sin la complicidad del Ministerio del Trabajo que encubre e impulsa todas sus acciones fraudulentas”, es también cierto que el Ministerio del Trabajo pudo actuar de ese modo porque sabía que contaba con la complicidad de la dirección sindical, que eximía al gobierno de Chávez de la responsabilidad directa en la arremetida contra los trabajadores en función del pacto con la MMC, haciendo recaer las tintas únicamente en funcionarios de quinto nivel de la Inspectoría del Trabajo en la ciudad de Barcelona. Por la más amplia solidaridad con los trabajadores de la Mitsubishi
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