|
||||||||||||||
Otros Artículos
/
Comunicados, volantes y declaraciones
Viernes 21 de junio de 2013 ELEMENTOS PARA UN BALANCE NECESARIO La lucha de los trabajadores universitarios logra una recomposición salarial parcial, pero se imponen criterios del gobierno LTS Al momento de cerrarse esta nota (20/06), el conflicto nacional de los trabajadores universitarios (empleados, obreros y docentes) parece cerrar una etapa, con un resultado contradictorio: se combinaría el logro de reivindicaciones parciales, con el hecho que el gobierno/patrón desconoce conquistas de un sector de los trabajadores (como las Normas de Homologación), desconoce organizaciones gremiales y sindicales que no le son afines, y continúa la intimidación judicial para obligar por esta vía el cese del paro de profesores. Se pactó un aumento salarial de 75% en tres partes (así como aumentos de primas y bonos), mientras se continúa la discusión de la “contratación colectiva única”. Aunque las asociaciones de profesores de varias universidades nacionales y autónomas no avalan el acuerdo, y no queda claro si tendrán fuerza para sostener el paro indefinido y las movilizaciones, es oportuno ir sacando conclusiones. Siendo un conflicto con repercusión nacional y hacia lo interno del movimiento obrero, así como de las corrientes políticas que se reivindican de izquierda y revolucionarias, es muy importante hacer un balance de cara a la lucha misma y a las luchas por venir. Un conflicto de alcance y contenido nacional Esta lucha involucra a casi 190 mil empleados, obreros y docentes (incluyendo jubilados) de decenas de universidades –tanto las autónomas como las experimentales, incluyendo las controladas por el gobierno–, y obedece a una realidad más extendida, compartida con la mayoría de la clase obrera nacional: la postergación salarial, la continua pérdida de valor del salario ante el aumento del costo de la vida, así como la negativa de patrones privados y estatales a cumplir con las convenciones colectivas de trabajo o a discutir las que llevan años vencidas. Este es el caso particular de las distintas categorías de trabajadores y trabajadoras de las universidades, que llevaban varios años sin aumentos y sin discutir las contrataciones colectivas vencidas. La lucha obligó al gobierno a ceder… parcialmente El nuevo auge del conflicto venía acrecentándose desde hace meses, aunque las medidas de lucha se vieron retrasadas por la muerte del presidente Chávez (marzo) y las elecciones presidenciales que le siguieron (abril). Las medidas de paros parciales, intercalados, marchas, etc., se reanudaron con fuerza en mayo, mientras el gobierno prometía unas mesas de diálogo para discutir una contratación colectiva única del sector (acordada entre éste y sus sindicatos más afines), negándose a poner en la mesa un aumento salarial de emergencia por los varios años sin aumento, así como desconociendo las Normas de Homologación en el caso de los docentes. En las mesas tampoco había representación sindical directa de los trabajadores y trabajadoras de los institutos y colegios universitarios –que venían excluidos de los contratos colectivos del sector universitario. El día de la instalación de las mesas de negociación (20/05) en el MinTrabajo, el gobierno y sus burócratas sindicales más afines se vieron en apuros ante una movilización de empleados y obreros –donde tenían peso el SINATRA y SUTRA de la UCV, junto a FETRAUNIVERSITARIOS– que exigía estuviesen en la mesa también sus representantes sindicales excluidos. El 23/05 la FAPUV inicia la “hora cero”, el paro indefinido, que es acatado por algunas universidades nacionales –en el caso de la UPEL, ya estaba de hecho en paro indefinido–, otras se fueron sumando en las semanas siguientes, como la UCV que lo hizo a partir del referéndum convocado por la APUCV el 06/06. La entrada en paro indefinido de profesores de varias de las principales universidades del país, las crecientes movilizaciones estudiantiles en varias ciudades a favor del reclamo docente (orientadas por federaciones estudiantiles ligadas a la oposición, o autoconvocadas, aunque con sentidos comunes más afines a la oposición o con especial énfasis en el reclamo de los docentes y no del conjunto de los trabajadores), así como la continuación de paros parciales de empleados y obreros, llevaron al gobierno a aceptar la discusión del aumento de emergencia, paralelo a la discusión de la “contratación colectiva única”. Es que si el gobierno no cedía, estaba planteada la posibilidad de que entraran de lleno en conflicto también los empleados y obreros –que hasta ahora venían aguantados por las direcciones sindicales, sin hacer paros ni marchas en unos casos, o con paros solamente parciales en otros casos–, empujando a las burocracias afines al gobierno a desarrollar estas medidas de lucha. Esta posibilidad, junto a la extensión nacional del conflicto, y la necesidad de evitar tener que lidiar con varios conflictos importantes de trabajadores (estaba en curso la huelga de Ferrominera del Orinoco) al mismo tiempo que enfrentar los problemas económicos (inflación, escasez de alimentos, baja producción, escasez de dólares, etc.) y los políticos (pugna con la oposición), llevaron al gobierno a torcer el brazo. Luces y sombras del acuerdo salarial El gobierno ha logrado pactar con las federaciones sindicales oficialistas un aumento del salario de 75%, en 3 partes: 25% desde enero 2013, 25% a partir del 1/09/13 y el 25% restante a partir del 1/01/14. Los trabajadores universitarios no habían recibido aumentos en 2008, 2009 y 2010, años en que la inflación fue de 31%, 25%, y 27%, respectivamente, sumando 83%. Recibieron un aumento de 40% en 2011, año en que la inflación fue de 27,6%. En 2012 no hubo aumento. Ahora reciben un aumento de 25% para los ocho primeros meses de este año, que llegará a 50% en los últimos cuatro meses. La inflación acumulada entre 2008 y 2012 suma 103%, si sumamos la que va entre enero y mayo de 2013 llega a 122%, fecha para la cual los trabajadores universitarios han recibido 65% de aumento (40% de 2011 más el 25% de ahora hasta septiembre), pero aún faltaría agregar la inflación de los tres meses que faltan hasta septiembre cuando entra en vigencia el otro 25%. Recién al final de año, hasta diciembre, se habrá alcanzado un aumento de 90% en todo el período que va de 2008 a 2013, pero esa inflación acumulada entre 2008 y mayo de 2013 (122%) es muy probable que termine sumando más de 130%. El acuerdo amarra un 25% para 2014, sin saber aún cuanto será la inflación al cierre de este año y la de todo el año próximo. El acuerdo tiene vigencia 2013-2014, no se vuelve a discutir aumentos hasta el de 2015. Con aumentos en los montos de primas y bonos, incluyendo el ticket alimentación que pasa de 24 a 30 días, el salario integral alcanzaría en 2014 un aumento de entre 105% a 145%, dependiendo la categoría. Como es claro, aún con lo “alto” que parecen las cifras, significan una importante recomposición, pero parcial, del salario de los trabajadores universitarios, que apenas si llega al ras de la inflación acumulada, para quedar nuevamente rezagado durante todo 2014. También el acuerdo incluye la homologación de los salarios de los trabajadores de los institutos y colegios universitarios a los del resto de los trabajadores del sector. Por otro lado, este acuerdo rige solo para los empleados, obreros y docentes activos, no incluye a jubilados, así como, en el caso de los profesores, las categorías de tiempo convencional y medio tiempo –que son un minoría importante del total de docentes– reciben solo el aumento del salario básico, pues no cuentan con primas ni bonos. Al mismo tiempo, el gobierno desconoce las Normas de Homologación de los profesores, que establecen que “Las tablas de sueldos serán revisadas por el Consejo Nacional de Universidades cada dos años y se tomará en cuenta como criterio para su modificación el índice promedio del costo de la vida durante los dos años anteriores, según los datos del Banco Central de Venezuela” (artículo 13), un instrumento con carácter contractual, pero que el gobierno dice que no tiene cabida con la nueva LOT: es claro que la obligación a discutir los salarios tomando en cuenta el aumento del costo de la vida es lo que se quiere desconocer; así como también la representación gremial que estas establecen como interlocutor: la FAPUV. El gobierno/patrón decide quién representa y quién no a los trabajadores Así, otro aspecto que se instala con el presente acuerdo, es la potestad del gobierno de decidir a quién reconocer y a quién no como representante de los trabajadores, de acuerdo a líneas de simpatías políticas o subordinación al gobierno, marcando un precedente nefasto. El gobierno optó por desconocer como representantes de los trabajadores docentes a la FAPUV y las asociaciones de profesores de las 18 universidades que esta agrupa, que no se ubican políticamente con el gobierno, sino en la mayoría de los casos simpatizantes o ligadas directamente a la oposición patronal. Esto lo pudo hacer el gobierno por la fuerza de los números: con la creación de decenas de universidades controladas de manera directa por el gobierno en los últimos años, este pudo contar en sus mesas de negociación con las representaciones sindicales profesorales de “la mayoría” de las universidades. Como señalamos desde la LTS y lxs compañerxs de la agrupación juvenil Barricada durante toda la intervención en el conflicto, si bien es cierto que las direcciones profesorales que el gobierno no reconoce avalan el régimen antidemocrático interno en las universidades autónomas, ese no es el motivo por el cual el gobierno las desconoce, pues ¿acaso en las universidades controladas por el gobierno hay más democracia que en las autónomas? “En esta lucha al gobierno no le importa cuán democráticos o no sean las direcciones profesorales, pues sus propias burocracias sindicales afines convalidan el régimen antidemocrático de las universidades del gobierno. (…) si hay que sacarse de encima estas direcciones burocráticas –como también las de empleados y obreros– es una tarea que corresponde enteramente a las propias bases docentes, no al gobierno ni a sus corrientes estudiantiles afines que se proponen boicotear la lucha, asumiendo una vergonzosa actitud de rompehuelgas” . A dios rogando y con el mazo dando: la “justicia” como garrote contra las huelgas (y la complicidad de la burocracia sindical chavista) Al tiempo que se cierra este acuerdo salarial la “justicia” burguesa continúa el acoso contra la FAPUV y otras asociaciones de profesores, como la APUCV, por los llamados a paro: el 03/06 un tribunal citó a la presidenta de la FAPUV, Lourdes Ramírez de Viloria, y le dictaminó ordenar a los profesores de la UPEL cesa la huelga y reintegrarse a sus actividades; el martes 18/06 debió presentarse a tribunal la asociación de profesores de la UCV. Mientras Maduro se reúne con la alta jerarquía nacional de la iglesia católica y con el Papa (así como con lo más concentrado de la burguesía nacional) no cesó nunca de fustigar al paro docente como “saboteo”… y de acudir al garrote de la “justicia” burguesa para combatir la huelga. Contando con el silencio cómplice de las federaciones sindicales chavistas en la mesa de negociación –incluyendo las supuestamente “críticas” y “combativas”, como el SINATRA-UCV y FETRAUNIVERSITARIOS– que avalan totalmente este amedrentamiento patronal y criminalización de la huelga, sin oponerse ni denunciarlo, una actitud que no puede ser calificada sino como traidora a los intereses de la clase obrera, pues bien saben que lo que está en juego es el derecho a huelga. Una política para la unidad desde las bases en lucha Con las modestas fuerzas con que contamos, desde la LTS, junto con los compañeros de Barricada, intervinimos decididamente en la UCV, junto a compañerxs independientes con quienes pusimos en pie un “Comité estudiantil de apoyo a la lucha de los trabajadores”, planteando una perspectiva clara de principios de clase, a favor de la lucha y sus medidas, de independencia política tanto frente al gobierno como ante las autoridades de las universidades, y para un desarrollo de la lucha desde las bases, para la autoorganización y coordinación desde las bases en lucha, como vía que permitiese poner en pie un poderoso movimiento de trabajadores y para que la dirección no quede en manos de las respectivas burocracias sindicales pro gobierno o pro MUD y pro régimen universitario. Asambleas deliberativas –no meramente informativas– y de base –no solo generales– por escuela, facultad y dependencia, donde la base de los trabajadores tomen en sus manos el destino y la conducción de la lucha, con delegados votados por la base y con mandatos de estas, responsables y revocables por sus respectivas asambleas, para poner en pie un comité de conflicto compuesto por estos delegados y delegadas de base, como órgano de dirección de la lucha, ante el que tuvieran que responder las direcciones sindicales. Por supuesto, esta no era la línea de la APUCV, que no tiene ninguna política para la unidad por la base con empleados y obreros, aunque hizo llamados formales sobre la “unidad intergremial”; y en lo que hace a las bases docentes, lo más que llegó a hacer la dirección profesoral –además del par de consultar abiertas– fue convocar de palabra a asambleas, comités de conflicto y órganos informativos por facultad, pero sin ninguna movida real para que las bases docentes tomasen en sus manos los destinos del conflicto. Tampoco fue política de las direcciones del SINATRA y SUTRA, que no movieron un dedo para la autoorganización de las bases de obreros y empleados, cuidando que la conducción quedase solo en sus manos, reforzando más bien la lógica de una base pasiva que se activa solo en la medida en que lo vayan dictaminando las direcciones sindicales. En el caso específico de la APUCV, que al tiempo que lucha por los derechos de los profesores convalida el régimen antidemocrático en la universidad, la mejor manera de bregar para no dejar el conflicto en sus manos era aupar la auto-organización de los docentes desde las bases, una perspectiva que sostuvimos. ¡Basta de encorsetar las luchas obreras en la polarización gobierno-oposición! En este conflicto hemos visto de nuevo cómo a los intereses y luchas de los trabajadores se le intentan imponer la lógica de la pugna política entre el gobierno y la oposición, tanto de un lado como de otro, aunque en este caso concreto con mucho más ahínco el gobierno (y sus corrientes estudiantiles), que se dedicó a deslegitimar y atacar como un mero “saboteo de la derecha” lo que es una lucha legítima de trabajadores, cuyos objetivos concretos son la recomposición salarial y el reconocimiento de sus derechos y organizaciones. La oposición patronal por supuesto intenta aprovechar el hecho y se “solidariza” con la lucha, además de actuar por dentro de la misma en la figura de varios dirigentes del gremio profesoral y las federaciones y centros de estudiantes. Aunque el propio Capriles, una de las pocas veces que abrió la boca para opinar, no pudo dejar de mostrar los límites de su demagogia al insistir a los profesores en que “lucharan” pero no fueran al paro indefinido. Pero hay que decir que si la oposición aparecía como casi el único sector político que apoyaba la lucha, en especial la de los docentes (que eran los que estaban en paro indefinido y movilizaciones de calle en las últimas dos semanas), era precisamente porque la mayoría de los partidos y corrientes que se reivindican de izquierda, subordinados como están al gobierno nacional, estuvieron adaptados al esquema dispuesto por el gobierno y aceptado por las direcciones sindicales afines al mismo, o directamente boicoteando el paro docente, como hicieron por ejemplo en la UCV, entre otros, grupos como Marea Socialista y la juventud del PCV (a través de la “Coordinadora de Colectivos de Izquierda). Hay que dar una lucha constante y decidida, sin descanso, para sacarse de encima esta lógica que los principales bandos que se disputan el control del país intentan imponer a las luchas de la clase trabajadora: contra la demagogia de la oposición proimperialista que quiere hacer del descontento obrero y popular base para su programa de mayores “libertades” para los empresarios y alineamiento con los EE.UU., y contra el intento del gobierno chavista de deslegitimar cualquier lucha seria como “saboteo de la derecha”. La clase obrera debe pelar por sus derechos sin quedar presa de la lógica de ninguna de estos bandos, bregando por aparecer en la escena nacional con una perspectiva propia, anclada en la más amplia democracia en sus propias filas para decidir los destinos de su situación y de sus luchas, sin prejuicios políticos ajenos a sus intereses de clase, apostando a irrumpir no solo como sujeto de lucha reivindicativa sino también como sujeto político, capaz de plantear salidas a los problemas más acuciantes del país y del pueblo trabajador. La UNT y FETRAUNIVERSITARIOS: ni tan “críticos” ni tan “clasistas”El principal sector de entre los sindicatos de empleados y obreros universitarios que se mostraba “firme” ante la intransigencia patronal del ministerio es el encabezado por Eduardo Sánchez, del SINATRA-UCV y FETRAUNIVERSITARIOS –afiliados a la UNT–, quien venía criticando la devaluación, denunciando a las burocracias que responden a la CSBT como “arrastradas ante el patrón” (el ministerio) y aupando las movilizaciones de empleados y obreros, lo que le valió la (des)calificativo de “guarimberos” por parte de algún burócrata gubernamental. Sin embargo, bastó que el gobierno los aceptara en la mesa de negociación, que se viniera en serio el paro indefinido impulsado por las asociaciones de profesores no chavistas (cuyas direcciones son por lo general pro oposición burguesa), y que el gobierno accediera a discutir el aumento salarial, para que esta burocracia bajara el tono y evitara cualquier escalada mayor del conflicto, avalara las medidas del gobierno contra las asociaciones profesorales en paro, el desconocimiento de las Normas de Homologación, y presentara como gran conquista lo que es un resultado parcial y contradictorio. Este sector trabajó conscientemente para bloquear y evitar en todo momento confluir con la lucha de los profesores y mantener dividas las fuerzas, llegando a decir que los profesores o sus direcciones eran sus “enemigos de clase”: ¡un argumento ridículo, y cínico, en boca de quienes apoyan a un gobierno burgués! Este argumento falaz no impidió, sin embargo, que Sánchez avalara y firmara el actual acuerdo junto con otras direcciones profesorales… las chavistas (¿no que eran “enemigos de clase”?). La verdad es que este sector encasilló también el conflicto dentro de la lógica de la polarización gobierno – oposición, optando por cerrar filas con el gobierno cuando entró en escena con más fuerza el paro de profesores y se desarrollaron en varias ciudades las movilizaciones estudiantiles de apoyo –dirigidas por las federaciones estudiantiles pro oposición y grupos de estudiantes autoconvocados, aunque con sentidos comunes pro autoridades universitarias y pro oposición, pues las corrientes estudiantiles chavistas se dedicaron, al contrario, a militar contra el paro. La posibilidad de un paro generalizado de las principales universidades nacionales estaba planteada –que incluyese empleados, obreros y docentes–, lo que hubiese permitido arrancar mejores conquistas y evitar las arbitrariedades del gobierno contra el gremio docente, pero la UNT y FETRAUNIVERSITARIOS volvieron al redil y evitaron poner a “su” gobierno en apuros, ayudados en esta política, con el hecho que el gobierno cedió en cuanto al aumento salarial, lo cual fue la base para su entrada en la mesa y el pacto. Como los dirigentes de la UNT no tienen un proyecto político de clase alternativo a los del gobierno y la MUD, como no tienen la perspectiva del desarrollo de la clase obrera como sujeto político que irrumpa en la escena nacional para luchar por su propio programa político y encabezar un gobierno obrero y popular, se frenan ante la posibilidad de grandes luchas de trabajadores que pongan en apuros al gobierno, porque solo ven la posibilidad de que las dificultades de este o su debilidad sean aprovechadas por la oposición burguesa, y no la posibilidad de que los trabajadores las aprovechen para su posicionamiento social y político como sujeto de lucha contra el sistema capitalista, es decir, tanto contra el gobierno como contra la oposición. UNA DECIDIDA INTERVENCIÓN DE LA AGRUPACIÓN JUVENIL REVOLUCIONARIA BARRICADA
Lxs compañerxs agrupados en Barricada (jóvenes de la LTS e independientes), en la UCV, nos volcamos de lleno a participar de la lucha de los trabajadores y trabajadoras de la universidad. Con nuestras modestas fuerzas, nuestra naciente agrupación hizo un gran esfuerzo militante por intervenir desde el movimiento estudiantil y brindar un apoyo material y moral real a la lucha del conjunto de la clase trabajadora universitaria, con una perspectiva de autoorganización desde la bases, de unidad de las bases en lucha así como de unidad obrero-estudiantil. Desplegamos nuestra actividad militante con plena independencia política frente al gobierno nacional y las autoridades universitarias, y en la perspectiva de bregar porque el desarrollo de la lucha y la participación de las bases en la misma disputara la dirección a las respectivas burocracias sindicales (unas convalidan el régimen antidemocrático de las universidades autónomas y son pro oposición burguesa, y las otras apoyan el proyecto del gobierno nacional). Un puñado de compañerxs, en muchos casos combinando la militancia en el conflicto con las responsabilidades académicas y laborales propias, participamos de diversas asambleas estudiantiles, de empleados y obreros, y de profesores, en diversas escuelas y espacios de la universidad, marchas, concentraciones, distribuimos centenares de volantes en diversos momentos del conflicto, elaboramos pancartas agitando a favor de la lucha y por la organización desde las bases, hicimos pases por curso para posicionar la discusión directamente en las aulas en Sociología, Historia, Ingeniería y Filosofía, entre otras actividades llevadas adelante como agrupación, y en las últimas semanas ya junto al Comité Estudiantil de Apoyo. El Comité Estudiantil de Apoyo Como parte de esta intervención hicimos un llamado público a conformar un comité estudiantil de apoyo a la lucha, el cual logramos poner en pie con algunas compañeras independientes con quienes coincidimos en la perspectiva de unidad entre estudiantes y trabajadores en lucha, la necesidad de la autoorganización, y la pelea no solo contra el gobierno por las reivindicaciones salariales sino también contra las autoridades universitarias y el régimen interno antidemocrático que sostienen. La existencia del comité constituyó un espacio de confluencia para un activismo y militancia estudiantil sin ceder a las dos principales corrientes que se pusieron en acción en el conflicto: la FCU y los centros de estudiantes que se activaron, son dirigidos en su mayoría por militantes orgánicos de la MUD, junto a grupos estudiantiles autoconvocados (aunque también en general con sentidos comunes pro-oposición), conformaron todo un sector que se movilizó en apoyo a la lucha, pero con especial énfasis en el reclamo profesoral, más no con una perspectiva hacia el conjunto de los trabajadores, bastante subordinados a la lógica de la APUCV y las autoridades rectorales, sin cuestionar el régimen interno universitario; del otro lado, el chavismo estudiantil, que aún con las relativas diferencias entre sus distintos grupos –unos más rompehuelga desde el principio, otros con poses discursivas “a favor de la lucha” y participación en una marcha y una asamblea organizadas por la directiva del SINATRA–, la tónica general fue cerrar filas con el gobierno contra las posibilidades de paro, ¡y contra el paro mismo cuando este fue una realidad! Frente a estos dos polos, y el hecho que no desarrolló un verdadero movimiento estudiantil en las escuelas y facultades, que no hubo una masiva participación estudiantil ni un movimiento asambleario vigoroso que fuera marcando la pauta, el Comité Estudiantil de Apoyo puesto en pie tuvo el mérito de dar pelea para que los y las estudiantes que querían participar de la lucha no tuviesen como alternativa solo a estas dos opciones o la inactividad. Como parte del saldo cualitativo de la actividad desarrollada desde el Comité está la relación establecida con los trabajadores y trabajadoras de la Biblioteca Central –en conflicto hace casi un año–, con quienes se sostuvieron las reuniones y discusiones. Así mismo el Comité ha permitido un acercamiento entre compañeros y compañeras que a partir de la experiencia de acción política común nos proponemos profundizar discusiones políticas y la posibilidad de continuar interviniendo en común en otros escenarios o debates. Una moral de lucha De conjunto, los compañeros y compañeras de la agrupación, que luchamos por poner en pie una corriente estudiantil consecuentemente anticapitalista y socialista, quedamos fortalecidos con una firme moral de lucha, de haber intervenido con decisión y una política correcta en este primer hecho de lucha universitaria que nos ha tocado (antes habíamos confluido en actividades de solidaridad con la lucha yukpa, contra el vil asesinato Sabino Romero, y en solidaridad con Palestina), muy distante de las corrientes y grupos de la izquierda estudiantil chavista, cuyos militantes muy difícilmente pueden mostrar esa moral, pues solo pueden mostrar como cualitativo de su política, el haber cerrado filas con el gobierno en una actitud pro-patronal y anti huelga totalmente vergonzosa.
Escribe tu mensaje aquí:
|
Escríbanos a [email protected]
La Liga de Trabajadores por el Socialismo de Venezuela integra
la FT-CI (Fracción Trotskista - Cuarta Internacional),
junto al PTS (
Partido de los Trabajadores Socialistas) de Argentina,
la LOR-CI (Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional) de Bolivia,
la LRS (Liga de la Revolución Socialista) de Costa Rica,
la LTS-CC (Liga de Trabajadores por el Socialismo - Contra Corriente) de México,
Clase contra Clase del Estado Español,
Clase contra Clase de Chile y
la LER-QI (Liga Estrategia Revolucionaria) de Brasil
|