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Otros Artículos / Universidad

Viernes 5 de noviembre de 2010

Luchar por más presupuesto, administrado por comités de estudiantes, trabajadores y docentes

¡PARA ACABAR CON LA UNIVERSIDAD ELITISTA Y ANTIDEMOCRÁTICA!

LTS


La lucha por un mayor presupuesto para la educación pública no es ninguna novedad en los países latinoamericanos, dada la naturaleza capitalista y dependiente de las economías, cuya subordinación al capital imperialista hace que los recursos para las necesidades básicas de la población sean siempre insuficientes. Venezuela no fue ni es la excepción. En los 90’s las luchas por un presupuesto justo para las universidades se hicieron cotidianas, sin que hubiesen mayores diferencias en este punto dentro del movimiento estudiantil, los/as trabajadores/as, profesores/as y las corrientes de izquierda.

Pero hoy la polarización nacional entre el gobierno chavista y la oposición burguesa hace que un sector de la izquierda estudiantil y las direcciones sindicales, afines al gobierno nacional, nieguen esta lucha, ante el hecho de que es levantada por las autoridades rectorales, las federaciones estudiantiles y los sindicatos de profesores, alineados con la oposición burguesa. Los primeros ponen el acento del problema sólo en las desigualdades y corrupción internas, y los otros exigen más presupuesto al tiempo que avalan el manejo antidemocrático y corrupto del mismo.

La verdad es que la exigencia de un mejor presupuesto es una pelea justa que no puede quedar en manos de quienes defienden esta universidad excluyente y neoliberal, debemos darla a la par que luchamos también contra el manejo de los recursos universitarios por parte de las autoridades, y contra la universidad elitista. Es una lucha de conjunto, que debe darse desde la perspectiva de los intereses de los sectores postergados de la universidad y de los trabajadores y el pueblo pobre, para lo cual es necesaria la plena independencia frente a ambos bandos, como explicamos en estas páginas.

Un manejo excluyente, antiobrero y corrupto del presupuesto universitario. Una defensa de la universidad neoliberal y elitista.

En las universidades autónomas la mayoría de las autoridades, las federaciones estudiantiles y los sindicatos de profesores, reclaman contra el hecho cierto del déficit presupuestario, pero pretenden ocultar que el manejo de los recursos universitarios existentes es completamente antidemocrático, en manos de una casta privilegiada: los profesores y profesoras con escalafones altos que, aún siendo minoría, componen la mayoría en los espacios de poder y decisión en todos los aspectos de la vida universitaria (académicos, administrativos, económicos, normativos, de seguridad, culturales, deportivos, etc.). Son el gobierno de la universidad. Pero son también estos sectores los que defienden el actual modelo de universidad elitista y neoliberal: la exclusión de la universidad de las mayorías trabajadoras y pobres, el abaratamiento y precarización de la fuerza de trabajo, y la tendencia a la privatización cada vez mayor de los espacios universitarios y de la propia labor académica.

Es por eso que en sus manos el presupuesto, y la universidad misma, es fuente de desigualdades y exclusión, de políticas antiobreras, de clientelismo, de negocios y acuerdos funcionales al capital privado.

En aras de la “rentabilidad” se recurre a la tercerización y precarización laboral en sectores de la vigilancia y servicios, donde los trabajadores no son contratados directamente por la universidad, sino que ésta contrata empresas privadas, las cuales mantienen a los empleados y obreros súper explotados, con salarios inferiores a los del resto de los trabajadores universitarios, sin ningún derecho del contrato colectivo, ni siquiera a sindicalizarse. A menudo, tales empresas tienen relación con algún profesor o ex profesor enchufado en los hilos del poder universitario. Esta política antiobrera le “ahorra” dinero a la universidad y brinda oportunidades de negocio a más de un “vivo”. También bajo esa lógica de la “eficiencia” del gasto es siempre el bienestar estudiantil o la seguridad social de los trabajadores (tanto empleados, como obreros y docentes) la que resulta afectada, pero ¡jamás la de las autoridades y sus afines!, quienes gozan de privilegios costeados con recursos de la universidad (comidas y festines, gastos de representación, vehículos de última generación, viajes, etc.).

Con la lógica de buscar “recursos propios”, las autoridades llevan a la universidad a establecer “acuerdos estratégicos” con empresas privados que le permiten a estas incidir en el desarrollo de las investigaciones, los programas de estudio y formación del “perfil profesional” funcionales a sus intereses de lucro. Así mismo propician que la universidad sirva de plataforma para la publicidad de las “bondades” de la empresa privada y para su captación de “recurso humano”.

También debe mencionarse que en la gestión de los recursos universitarios entra el uso comercial de los espacios deportivos y culturales, un negocio cuyas intimidades permanecen ocultas a la comunidad universitaria, y que además se hace en desmedro de cualquier aprovechamiento amplio de estos espacios por parte de los estudiantes, los trabajadores universitarios, o las mayorías trabajadoras y pobres del país.

Las autoridades rectorales, además, encabezan a todo un sector que se opone a la apertura de la universidad hacia la clase obrera y el pueblo pobre, defendiendo de manera reaccionaria un perfil elitista para el quehacer investigativo y científico. Teniendo una universidad donde, por ejemplo en el año 2004, de la asignación hecha por el propio CNU, sólo un 7,4% provenía de la “clase obrera” y un 0,3% de la “clase marginal”, así como del nuevo ingreso del año 2005 apenas un 0,7% pertenecía a la “clase baja” y un 19,4% a la “media baja”.

Por eso su exigencia de presupuesto es completamente corporativa, sin ningún tipo de preocupación porque la universidad sirva a las mayorías del país, y es para mantener esta universidad neoliberal, sustentada en la precarización laboral y una intervención cada vez directa del capital privado.

El chavismo cuestiona la administración interna, pero convalida la austeridad presupuestaria

Si las autoridades maniobran para esconder la verdad de sus manejos del presupuesto y hacer ver sólo la insuficiencia del mismo, no es menos maniobra decir que el problema reside solo en la corrupción o el manejo del presupuesto, y que por eso éste resulta suficiente o, en su defecto, que dadas las crisis económicas los recortes son inevitables y no hay más nada qué hacer. Específicamente esta última posición es defendida entre los trabajadores por el “Equipo 7”, que dirige actualmente el SINATRA, llegando a plantear que es inoportuno negarse a los recortes presupuestarios cuando hay crisis de la economía capitalista.

Es una posición vergonzante, pues, por defender una política de Estado, las corrientes del chavismo terminan negando las grandes necesidades de las universidades públicas, tanto las autónomas, como las experimentales y las manejadas por el propio gobierno. Por su subordinación al gobierno, convalidan que frente a las crisis de la economía capitalista sean precisamente los recursos públicos los que deban limitarse.

En el caso de la UCV, la necesidad de mayores recursos salta a la vista hasta para dar solución a los problemas de quienes hoy estamos en ella, ¡más aún serían necesarios si nos planteamos la apertura de la universidad mediante el ingreso libre!

La realidad de la UCV es la del bienestar estudiantil (transporte, servicio médico-odontológico, comedor) deteriorado, la de becas o pasantías por montos que ni quiera llegan a una cuarta parte de un salario mínimo, la de las herramientas y espacios de formación pagos y costosos en muchos casos (libros, fotocopias, impresiones, congresos, simposios, etc.), la universidad sin residencias estudiantiles. ¡Todo un cuadro que conspira estructural y cotidianamente contra la permanencia en esta de los pocos estudiantes provenientes de familias obreras y populares! Es también la universidad de los bajos salarios de los obreros y empleados de nómina (algunos hasta ganan por debajo del salario mínimo), la del deterioro del centro educativo para los hijos de los empleados y del liceo para los obreros, la de cientos de trabajadores sin casa propia o vivienda digna, la de centenares de trabajadores y trabajadoras súperexplotadas por la política de tercerización. Es la universidad de los/as profesores/as eternos contratados por falta de recursos para la reposición de cargos. La universidad de escuelas e institutos sin sedes.

¿Acaso no es evidente que para dar solución de fondo a todos estos problemas no basta con quitar un poco de corrupción aquí y otro allá, sino que se necesita un mayor presupuesto? Y si hablamos de uno de los aspectos claves de la transformación democrática de la universidad, como lo es el ingreso libre e irrestricto a las universidades, obviamente eso implicaría una gran extensión de la infraestructura para las actividades docentes y de investigación, del bienestar estudiantil, de los recursos para garantizar la permanencia y culminación de los estudios, y de más docentes, empleados/as y obreros/as. ¡Y todo eso es plata!

Las corrientes del chavismo hablan de “transformación universitaria” y de una universidad “para el pueblo”. ¿Pero cómo se supone que se pueden alcanzar tales objetivos si se niegan a luchar por los recursos económicos que eso requiere? Al negar la lucha por el presupuesto, el chavismo se muestra inconsecuente para esta pelea, porque una transformación democrática radical de la universidad no es solo un asunto de cambiar el régimen político de la misma, sino que implica vencer la exclusión social a la que son sometidos sus trabajadores (incluyendo buena parte de los docentes) y las clases explotadas del país. Es decir, luchar por la transformación de la universidad para ponerla al servicio de los intereses obreros y populares, es inseparable de la lucha por satisfacer las demandas sociales de sus trabajadores y trabajadoras, y de la lucha por las condiciones que garanticen el libre ingreso y permanencia de la clase obrera y el pueblo pobre a las universidades. Eso implica luchar por arrancarle al Estado y a los capitalistas un mayor presupuesto para la universidad pública.

Y es que debe ser una lucha de conjunto que no sólo implica a las universidades autónomas, sino también es un hecho para las experimentales y para aquellas creadas y controladas por el gobierno, donde se ha operado cierta masificación del acceso. La importante ampliación del ingreso en estas significa un avance importante, pero muy parcial, porque no resuelve aún la cuestión del acceso de las mayorías trabajadoras y empobrecidas a la universidad, y porque esta relativa masificación ve amenazada su calidad precisamente por falta de recursos económicos, padeciendo también deficiencias en el bienestar estudiantil, problemas salariales, de seguridad social, y precarización laboral. Sin dejar de hacer notar que allí también el presupuesto es manejado por una burocracia y no por las bases. ¡En la UBV, la UNEFA, la UNERS, etc., también se requiere de la lucha por un mayor presupuesto y su administración con democrática directa!

Son las injusticias del capitalismo las que impiden una universidad pública masiva y de calidad

Los problemas de la educación pública universitaria en cuanto a su carácter restringido, lo precario de sus recursos, y las carencias de sus trabajadores y los estudiantes de las clases populares, debemos buscarlos en el carácter capitalista y semicolonial de nuestra economía.

En la base de la sociedad capitalista está la apropiación privada de las riquezas producidas colectivamente, lo que resulta en la concentración de riquezas en pocas manos y muchas necesidades y carencias en las amplias masas de la población. Eso es una realidad en nuestro país, donde para el 2008, de todo el Producto Interno Bruto (PIB) las ganancias y utilidades patronales abarcaban el 59%, mientras la remuneración de los asalariados apenas eran el 28% del PIB; donde para el 1er semestre de 2009 el 20% más rico del país se quedaba con el 45,6% del Ingreso Nacional, mientras que al 20% más pobre le tocaba un miserable 6%... y eso aún después de diez años de política de “redistribución de las riquezas”. Esta realidad la podemos ver también a través de la relación entre el presupuesto público nacional y el PIB: entre 1999 y 2009 el presupuesto público anual promedió un 29% del PIB. ¿Por qué el presupuesto público alcanza un valor tan disminuido con relación al total de las riquezas producidas? Precisamente porque la mayor parte de las riquezas se las quedan un puñado de capitalistas y propietarios, tanto nacionales como extranjeros. Se opera un gran robo del trabajo social colectivo.

Pero además, somos una nación semicolonial, en el sentido que nuestra economía está sometida al capital imperialista, lo que implica una constante y sistemática transferencia de riquezas hacia los países imperialistas: mediante el rol de vendedores de materia prima barata y compradores a altos precios de cualquier cantidad de bienes y equipos que estos producen; mediante las ganancias que extraen sus empresas diariamente de la explotación de nuestros/as trabajadores/as y nuestros recursos naturales; mediante el pago eterno a la banca imperialista de la deuda externa y sus intereses; y en los últimos años, mediante el pago de mil millonarias “indemnizaciones” a los capitalistas “expropiados” (compra forzosa). Sólo la deuda externa (sin contar la interna) alcanza hoy 149,9 millardos de Bs., cifra equivalente al 21% del PIB de 2009 y al 94% del presupuesto nacional de 2010. La consecuencia de esto es la destinación de grandes sumas de dineros públicos para pagar a la banca imperialista (y nacional), en detrimento de las necesidades obreras y populares. Por ejemplo, en 2009 la suma de los presupuestos públicos para salud y vivienda era de 14,3 millardos Bs., mientras se destinaban 16,8 millardos Bs. para pagar a la banca privada. Para el próximo año serán 25 millardos los que irán a las cuentas de los banqueros.

En este cuadro que trazamos brevemente están las razones de las necesidades obreras y populares –entre ellas la educación pública–, apenas paliadas por las migajas que le son asignadas de una torta que se reparte generosamente entre las clases explotadoras.

El bloque que en las universidades autónomas representa a la oposición burguesa, encabezado por las autoridades rectorales, no tiene ninguna solución sería que ofrecer al respecto, al contrario, su exigencia de presupuesto es completamente contradictoria con su orientación política de derecha, pues una de sus diferencias claves con el proyecto de Chávez es que reclaman más libertades para la explotación capitalista, y quieren una relación de mayor subordinación ante los capitales imperialistas. ¡Imposible por esta vía aumentar los recursos públicos para la universidad!

Por su parte, el gobierno se presenta como “revolucionario”, incluso se hace llamar “socialista”, pero no representa sino un proyecto de desarrollo nacional burgués –nacionalismo burgués–, que pretende lograr un mayor desarrollo de la industria y la economía nacional mediante una alianza entre el Estado, empresarios “nacionalistas” y sectores del capital imperialista “aliados”. Para esto se propone un papel central del Estado en cuanto captador de la renta nacional petrolera, renta que habrá de contribuir a la ampliación del capital nacional mediante el propio Estado en un rol empresarial, y por esos empresarios y banqueros “nacionalistas”. El gobierno propone que el Estado regule e intervenga en la economía capitalista, no para abolirla sino para orientarla en ese sentido.

Por eso, no será subordinándose al proyecto y gobierno de Chávez como se podrán resolver de fondo los problemas de la educación pública universitaria, entre esos, el del presupuesto. Sino, fijémonos que los datos de una economía explotadora, excluyente y funcional al capital imperialista, no corresponden a la realidad de hace 40 ó 20 años, sino a la realidad actual, luego de una década de gobierno de Chávez. Sino, abundemos en ejemplos, y veamos cómo ha sido el gobierno el que, ante los primeros golpes de la crisis internacional de la economía capitalista, recortó el presupuesto nacional de 2009 en 11 millardos, al pasar de 167,4 a 156,4 millardos de Bs., lo mantuvo casi igual en 2010 al presupuestar 159,4 millardos, y aunque para 2011 aumenta a 204,2 millardos, las restricciones siguen en comparación con el acumulado de la inflación que entre 2008, 2009 y lo que va de 2010 alcanza 77%. En el caso específico de la educación pública, el presupuesto bajó de 41,5 millardos Bs. en 2009 (5,9% del PIB), a 34,2 millardos en 2010. ¡Pero las ganancias de empresarios, banqueros y los desembolsos al capital imperialista continúan con firmeza!

Para combatir la universidad neoliberal y elitista: luchemos por más presupuesto y comités paritarios que lo administren

Los recursos para que la actual crisis no la pague la educación pública y para lograr el acceso libre del pueblo trabajador a la educación universitaria, existen, están en manos de los capitalistas nacionales e imperialistas, en connivencia con el Estado. ¡Hay que arrancárselos!

Luchemos por más presupuesto para las universidades públicas y por la administración del mismo con base en la democracia directa, para resolver los problemas de los sectores postergados de la universidad y para hacer realidad la educación universitaria gratuita, masiva y de calidad.

¡Que ningún trabajador o trabajadora gane menos de lo cuesta la canasta básica familiar, incluyendo a los tercerizados! ¡Pase a nómina de los trabajadores de las contratistas, con pleno goce de las conquistas de los demás trabajadores universitarios, igual trabajo, igual convenio! ¡Centros educativos dignos para los trabajadores universitarios y sus hijos/as! ¡Reposición de los cargos docentes para acabar con la condición de eternos “contratados”! ¡Un plan serio de viviendas para los trabajadores sin techo! ¡Por residencias estudiantiles y un servicio de comedor decente! ¡Aumento significativo de las becas y pasantías! ¡Acceso gratuito a los materiales y herramientas de formación! ¡Construcción de edificaciones para las escuelas e institutos sin sede! ¡Ingreso libre e irrestricto del pueblo trabajador a las universidades!

¡Aumento del presupuesto universitario con base al no pago de la deuda externa y fuertes impuestos a las ganancias capitalistas!

Esa gran cantidad de riquezas que va a parar a los bancos imperialistas, a las cuentas de las transnacionales, de los empresarios, banqueros y terratenientes nacionales, debe ser devuelta a sus legítimos dueños, los trabajadores y el pueblo, para garantizar la educación pública, gratuita, masiva y de calidad, los salarios y conquistas de los trabajadores universitarios, y el bienestar estudiantil.

¡Que los recursos de la universidad no sean administrados por las autoridades sino por comités de delegados estudiantiles, trabajadores y docentes!

Ni en manos de las autoridades corruptas y patronales ni en manos del gobierno y sus corruptos y patronales funcionarios. La única garantía de un manejo de los recursos transparente, pero también apegado a los intereses de las mayorías, es arrancando su manejo de mano de las autoridades y que pase a ser gestionado por comités paritarios de delegados de los y las estudiantes, de los/as trabajadores/as y profesores/as, elegidos democráticamente en asambleas en cada escuela, facultad o dependencia, responsables antes estas y revocables por las mismas. Esto incluye los múltiples negocios de la universidad con las empresas privadas y demás “ingresos propios”: revisión total de esos contratos y negocios.

Una “contraloría social”, como propone el chavismo y establece la Ley Orgánica de Educación (LOE), no es ninguna garantía de esto, pues sigue dejando el presupuesto en manos de las autoridades y se limita a “vigilar” que no haya corrupción y, en caso de alguna irregularidad, ¡todo queda en manos de la Contraloría General de la República! Confiar este asunto a una contraloría o auditoría en manos del gobierno, tan lleno de corrupción y complicidad como los de la “Cuarta República”, sólo sería un ejercicio de insensatez, además que en sus manos solo se convertiría en un arma política para usar a conveniencia en su pelea con las autoridades, según sea el caso.

El centro del asunto es que no sean las autoridades ni el gobierno, sino las instancias de democracia directa y sus organismos los que decidan sobre los recursos. Que sea en asambleas generales de cada dependencia donde se decidan las prioridades y criterios para la ejecución del presupuesto. Que los comités paritarios tengan acceso a toda la información contable y financiera de la universidad. Que lo comités, compuestos por delegados/as de la base, se encarguen de ejecutar lo que las asambleas dispongan.

Por el surgimiento de una corriente plenamente independiente de las autoridades y del gobierno nacional

Desde cada escuela, facultad o dependencia se puede concretar la lucha en esta perspectiva que proponemos, y es lo que puede abrir camino a una fuerza genuina que no quede atada a la política de las autoridades ni a la del gobierno. Las opciones estudiantiles y sindicales en cada bando son una vergüenza: la APUFAT (sindicato de profesionales en funciones administrativas), la asociación de profesores (APUCV), la FCU y la mayoría de los Centros de Estudiantes hacen comparsa a las autoridades, defendiendo la actual universidad; los grupos estudiantiles y sindicales del chavismo se ubican tras la política del gobierno, justificando incluso los recortes.

Nada tenemos que buscar con ninguna de estas opciones los trabajadores y trabajadoras que padecemos la precarización laboral, los que luchamos por la Normativa Laboral y nuestras conquistas (que venimos con aumentos salariales muy por debajo de la inflación y el costo de vida), los trabajadores sin techo, los docentes contratados, los estudiantes sin residencia, los provenientes de familias trabajadoras y empobrecidas, y en general, los que luchamos contra esta universidad de los privilegios y elitista.

Debe abrirse paso una alternativa verdaderamente de lucha, de cara a las necesidades estudiantiles, obreras y populares. Hay que plantar bandera por una verdadera defensa de la educación pública, gratuita, masiva y de calidad. ¡Por el surgimiento de una corriente independiente de las autoridades y del gobierno, que luche por una universidad abierta a los trabajadores y el pueblo pobre, por una universidad cuya producción de conocimiento esté al servicio de las luchas e intereses de las mayorías trabajadoras!

¡DINERO PARA LA EDUCACIÓN PÚBLICA, NO PARA LA DEUDA!

¡ABAJO EL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA!

¡FUERTES IMPUESTOS A LAS GANANCIAS CAPITALISTAS PARA GARANTIZAR LA MASIFICACIÓN Y CALIDAD DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR!

¡ABAJO LA ADMINISTRACIÓN CORRUPTA Y ARISTOCRÁTICA DE LAS AUTORIDADES! ¡COMITÉS PARITARIOS PARA ADMINISTRAR TODOS LOS RECURSOS UNIVERSITARIOS!

¡INGRESO LIBRE E IRRESTRICTO A LAS UNIVERSIDADES!
¡POR UNA UNIVERSIDAD AL SERVICIO DE LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO!

Noviembre 2010

LTS

Liga de Trabajadores por el Socialismo

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